sábado, 31 de octubre de 2015

Beato Cristóbal de Romagna - Beato Tomás de Florencia Bellaci 31102015

Beato Cristóbal de Romagna

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Beato Cristóbal de Romagna, religioso presbítero
En Cahors, lugar de Aquitania, beato Cristóbal de Romagna, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, enviado por san Francisco, después de muchos trabajos en favor de las almas murió ya centenario.
El beato Cristóbal DE Romagnola (o de Romagna) nació probablemente en Cesenatico (Forlí, Italia) hacia el año 1172. Se ordenó de sacerdote y estuvo regentando una parroquia de su ciudad natal hasta que, en 1216, san Francisco de Asís la visitó, y el buen párroco quedó cautivado por la palabra y el ejemplo arrolladores del santo. Decidió entonces ingresar en su Orden. Ya fraile, desarrolló su apostolado entre los leprosos y destacó por su austeridad.

San Francisco lo envió con otros religiosos al sur de Francia para difundir la Orden y para hacer frente a la herejía albigense. En Aquitania se acreditó por su santa vida y por su predicación, su sencillez y amor a la naturaleza, la devoción eucarística y la mariana. Atrajo a muchos albigenses a la fe católica y adquirió fama de taumaturgo. Asistió al capítulo de Arlés, en el que predicó san Antonio de Padua y se apareció san Francisco. Fundó varios conventos y en uno de ellos, el de Cahors, murió el 31 de octubre de 1272. Su culto fue aprobado en 1905. Los bolandistas relegan a este beato entre los praetermissi (olvidados), porque no encontraron suficientes pruebas de la continuidad de su culto.

El decreto de confirmación del culto, que incluye un resumen biográfico, puede verse en Acta Sanctae Sedis 38 (1905-06), pág 101ss. En Analecta Franciscana, vol. III, pp. 161-173, hay una biografía escrita por Bernardo de Besse. Artículo tomado del Año Santo Franciscano, con algunos elementos del Butler-Guinea, t. IV, pág. 205.


Beato Tomás de Florencia Bellaci

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Beato Tomás de Florencia Bellaci, religioso
En Rieti, en la Sabina, beato Tomás de Florencia Bellaci, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que, enviado a Tierra Santa y Etiopía, a causa de Cristo sufrió cautividad y pruebas de toda clase por parte de los infieles, y, habiendo vuelto a su patria, casi centenario descansó en paz.
Tomás Bellacci, originario de Florencia, era un hermano lego franciscano. En su juventud llevó una vida muy desordenada, pero los buenos consejos de un amigo le ayudaron a caer en la cuenta de la futilidad de su vida, por lo que pidió ser admitido en el convento de los frailes de la observancia de Fiésole. Estos le aceptaron, no sin cierto temor, porque todo el mundo estaba al tanto de los excesos del joven. Tomás se entregó a la penitencia con el mismo entusiasmo que había puesto en el vicio. Con el tiempo, fue nombrado maestro de novicios -a pesar de no ser más que hermano lego- y supo formar a sus discípulos en la más estricta observancia. En 1414, fray Juan de Stroncone estableció la reforma de los observantes en el reino de Nápoles y escogió a Tomás por compañero. El beato trabajó allí unos seis años, y Dios bendijo su ministerio con numerosos milagros, Después, con la autorización del Papa Martín V, fue a combatir en Toscana a los herejes conocidos con el nombre de «Fraticelli», en compañía del beato Antonio de Stroncone. Al mismo tiempo que combatía a los herejes, fundó varios conventos, sobre los que san Bernardino le dio autoridad, y fijó su residencia en Scarlino. En esta última ciudad introdujo la costumbre de que los frailes fuesen en procesión a un bosque vecino, después del canto del oficio nocturno. Cada uno de los frailes tenía en el bosque un refugio de ramas entretejidas, donde pasaba parte de la noche en oración.

El papa Eugenio IV envió, en 1439, a fray Alberto de Sarzana como legado pontificio ante los jacobitas de Siria y otros disidentes orientales. A pesar de que el beato Tomás tenía ya setenta años, fray Alberto decidió llevarle por compañero. En Persia fray Alberto envió a Tomás, con otros tres frailes, a Etiopía. Durante el viaje, fueron asaltados tres veces por los turcos, quienes los trataron con gran crueldad, no obstante lo cual, el beato Tomás insistió en continuar sus prédicas a los mahometanos. Finalmente, el papa Eugenio IV tuvo que rescatar a los frailes, pues los musulmanes los aprisionaron y los condenaron a muerte. El beato Tomás, que no podía consolarse de que Dios no hubiese aceptado el sacrificio de su vida, partió en 1447 a Roma para pedir permiso de ir nuevamente al Oriente a predicar, sin tomar en cuenta su avanzada edad. Durante el viaje cayó enfermo y murió en Rieti, el 31 de octubre de aquel año. Muchas personas pidieron que fuese canonizado junto con san Bernardino de Siena, cuya causa estaba ya introducida. Para evitar retrasos en la canonización de éste, san Juan Capistrano fue, según se dice, al sepulcro de Tomás en Rieti y le mandó que, por santa obediencia, dejase de hacer milagros hasta que san Bernardino estuviera canonizado. El beato no hizo un solo milagro en los tres años siguientes, pero nunca llegó a ser canonizado. Su culto fue aprobado por Clemente XIV en 1771.

Véase Wadding, Annales Minorara; Mazzara, Leggendario francescano; y el resumen de Léon, Auréole Séraphique (trad. ingl.), vol. IV.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI


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