viernes, 23 de octubre de 2015

«ES GRANDE MI NOMBRE ENTRE LAS NACIONES» (san Cirilo de Alejandría)


REFLEXIÓN ESPIRITUAL 

«ES GRANDE MI NOMBRE ENTRE LAS NACIONES»
Del comentario de san Cirilo de Alejandría, obispo, sobre el libro del profeta Ageo
(Cap. 14: PG 71, 1047-1050)
La venida de nuestro Salvador en el tiempo fue como la edificación de un templo sobremanera glorioso; este templo, si se compara con el antiguo, es tanto más excelente y preclaro cuanto el culto evangélico de Cristo aventaja al culto de la ley o cuanto la realidad sobrepasa a sus figuras. 
Con referencia a ello, creo que puede también afirmarse lo siguiente: El templo antiguo era uno solo, estaba edificado en un solo lugar, y sólo un pueblo podía ofrecer en él sus sacrificios. 
En cambio, cuando el Unigénito se hizo semejante a nosotros, como el Señor es Dios: él nos ilumina, según dice la Escritura, la tierra se llenó de templos santos y de adoradores innumerables, que veneran sin cesar al Señor del universo con sus sacrificios espirituales y sus oraciones.
Esto es, según mi opinión, lo que anunció Malaquías en nombre de Dios, cuando dijo: Yo soy el Gran Rey -dice el Señor-, y mi nombre es respetado en las naciones; en todo lugar ofrecerán incienso a mi nombre, una ofrenda pura. […]
Así lo declara el mismo Señor, cuando dice: En este sitio daré la paz a cuantos trabajen en la edificación de mi templo. De manera parecida, dice también Cristo en otro lugar: Mi paz os doy. 
Y Pablo, por su parte, explica en qué consiste esta paz que se da a los que aman, cuando dice: La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 
También oraba en este mismo sentido el sabio profeta Isaías, cuando decía: Señor, Tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas Tú.

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