domingo, 4 de octubre de 2015

La vocación ecuménica de la Orden Franciscana

La vocación ecuménica de la Orden Franciscana
Servicio para el Diálogo OFM

En el diálogo, los Hermanos Menores descubren su propia fisonomía y encuentran a muchos hermanos


Por: www.ofm.org | Fuente: www.ofm.org 



1. Datos histórico-cronológicos

Las raíces de la opción ecuménica de la OFM brotan de san Francisco. El redescubrimiento de san Francisco y de su espiritualidad han traído consigo el redescubrimiento de la vocación ecuménica de la Orden. El proyecto ecuménico no es fruto de laboratorio, sino que nació de las exigencias de la evangelización y de realidades existentes en la Orden.

Año 1982: Nace en Verona, a petición de la Conferencia Episcopal Italiana, el Instituto de Estudios Ecuménicos “San Bernardino”. Quien penetra en el mundo ecuménico advierte que el ecumenismo presta generalmente, sobre todo en ambientes no católicos, atención a san Francisco. Esta comprobación induce a una primera reflexión: el camino del ecumenismo es el de la espiritualidad, y de una espiritualidad con rasgos característicos, que el franciscano siente vivir.

Año 1989: Caída del muro de Berlín, símbolo de cambios profundos y conocidos por todos. Se abren las primeras puertas a la libertad religiosa (en Rusia, en 1990). El ecumenismo, en vez de reforzarse, atraviesa una crisis, sobre todo en las naciones de Europa Oriental.

Se estudia y se promueve la “nueva evangelización”, acompañada de un nuevo impulso misionero. Las Iglesias aparecen poco preparadas para la nueva situación y dotadas de escasa sensibilidad ecuménica. Surgen las primeras dificultades en las Iglesias: conflictos internos y relaciones difíciles con el exterior; estallan los problemas del uniatismo y del proselitismo, en parte reales y en parte instrumentalizados. Emergen, sobre todo en las naciones de Europa Oriental, algunas categorías socio-teológico-jurídicas: identidad cultural, religiosa, étnica; territorio canónico... La búsqueda de la propia identidad está en la base de tres grandes asambleas europeas, precedidas afortunadamente de una gran asamblea ecuménica europea:

La Asamblea conjunta del Consejo de las Conferencias episcopales europeas (CCEE) y de la Conferencia de las Iglesias europeas (CIE), en Santiago de Compostela (13-17 de noviembre de 1991). De ella surge, como programa común, el compromiso de: “a) acabar con todo antitestimonio colectivo; b) dialogar sobre todo cuanto sea un problema y tenderse mutuamente la mano; c) colocar la acción bajo el signo de la justicia, de la paz y de la reconciliación; d) continuar la formación ecuménica de los pastores y de los fieles.”;

La Asamblea especial para Europa del Sínodo de los obispos (católicos) (Roma, 28 de noviembre-13 de diciembre de 1991). Subraya que de la evangelización común de todos los cristianos depende la credibilidad de las Iglesias en la nueva Europa;
El Encuentro de los Primados de las Iglesias ortodoxas , (Estambul, 13-16 de marzo de 1992). Su mensaje final, al tiempo que afirma el compromiso por el movimiento ecuménico, destaca las dificultades de las Iglesias ortodoxas para relacionarse con las otras confesiones;
El Encuentro de los representantes de las Iglesias nacidas de la Reforma ,(Budapest, 24-30 de marzo de 1992). Su mensaje final invita a las Iglesias protestantes de Europa a la fidelidad y al testimonio del anuncio característico y tradicional de la Reforma, a la vez que al compromiso ecuménico.

Se asiste a solemnes declaraciones de intenciones y de compromiso ecuménico, a una gran disponibilidad a contribuir a la reconstrucción de Europa y a darle una nueva fisonomía. La historia de los meses y años siguientes nos muestra que aquellos programas solemnes quedaron en papel mojado, al menos respecto a las relaciones ecuménicas. ¿Por qué? Quizás nadie captó el alcance de los compromisos que había asumido (estamos demasiado acostumbrados a contentarnos con la exactitud de nuestras afirmaciones). Faltaron personas que encarnaran en la vida concreta las verdades de los enunciados, y faltó también disponibilidad para comprender, apreciar y acoger los valores y las riquezas de los otros. No hubo un clima de confianza y simpatía mutuas, presupuesto imprescindible para el diálogo. En este ambiente, la nueva presencia católica en los países del Este fue apresurada y no se la aceptó; muchas de las primeras presencias se caracterizaron por el celo misionero.


2. Intuición del Ministro general OFM

La nueva situación y el nuevo campo abierto interpelaron a todas las Iglesias y, en la Iglesia católica, a todos los Institutos religiosos. Las primeras inserciones espontáneas de nuestra Orden siguieron también el dictado del celo apostólico y misionero. Pero a una mirada atenta no podían pasar desapercibidos los primeros problemas y las graves dificultades posteriores. Fr. Hermann Schalück, Ministro general, tuvo la feliz intuición de subrayar que una presencia evangelizadora, o es pacífica o no es evangelizadora; si existen acuerdos ecuménicos, es posible una presencia evangelizadora concordada y pacífica; nuestra Orden debe ser fiel a su espiritualidad; en la Orden existe un Instituto Ecuménico que puede ayudar en la búsqueda de diálogo. Y así nació la aventura o propuesta ecuménica de la Orden, dirigida, a la luz de las urgencias existentes, casi exclusivamente al mundo ortodoxo.


a. Moscú

La actuación de Rusia estaba pidiendo la primera intervención.

Visita del Ministro

El 11 de enero de 1993: el Ministro general, acompañado del Presidente del Instituto Ecuménico de Venecia, visitó a Alejo II, Patriarca de Moscú. Fr. Hermann subrayó que el encuentro se enmarcaba fuera de las relaciones oficiales de la Iglesia católica y de la Iglesia ortodoxa, pues la Orden no se presentaba con ningún mandato oficial (aun cuando se había informado oportunamente de la iniciativa a la Secretaría de Estado). El sucesor de San Francisco había ido a llevar el saludo de “paz y bien”. Y recordó cómo san Francisco, en el cap. 16 de su Regla no bulada (sobre los hermanos que van a evangelizar), quiere que los hermanos empiecen su evangelización desde el testimonio de sumisión a las autoridades locales y la confesión de la fe cristiana. La experiencia franciscana, basada sobre la fraternidad, nos hace tomar en serio la definición de “Iglesia hermana” respecto a la Iglesia rusa. Por eso, la Orden quiere ser fiel a los principios enunciados en el documento de la Iglesia católica sobre Rusia y a los documentos comunes de Freising y de Balamand.

A la luz de estos principios, se reconoce a la Iglesia ortodoxa rusa una función y una misión primaria en la evangelización de la nación. Pero si la Iglesia rusa lo considera oportuno y lo solicita, la Orden de los Frailes Menores está dispuesta,a colaborar con esta Iglesia y a apoyarla en “su” tarea evangelizadora. En cuanto a la pastoral directa, los Hermanos centran su interés en el servicio a los fieles católicos latinos.

Esto no obstante, los Hermanos tienen un interés especial por Rusia y por la Iglesia ortodoxa en general, a saber: desean conocer mejor su espiritualidad y aprender de ella, pues la espiritualidad ortodoxa y la espiritualidad franciscana poseen muchas afinidades. Las palabras con que el Patriarca concluyó el encuentro fueron muy alentadoras: “Sobre esta base es posible la colaboración”.

Etapas posteriores

Los actos oficiales de los vértices corren el riesgo de quedarse en símbolos abstractos o en monumentos sin vida, documentados por los informes y las fotos de archivo. Para evitar este riesgo, se dio a conocer el sentido de aquel encuentro, se prosiguió a otros niveles y se tomaron diversas iniciativas.

Del 20 al 30 de noviembre de 1994, una delegación franciscana -compuesta por tres hermanos menores, una clarisa y una misionera de María- visitó varios monasterios femeninos y masculinos rusos. La guió un sacerdote del Patriarcado de Moscú.

Del 25 de enero al 7 de febrero de 1997, una delegación oficial del Patriarcado de Moscú -compuesta por una igumena y tres igumenos-, guiada por un sacerdote de la oficina del Patriarcado de Moscú para las relaciones con la Iglesia católica y acompañada de un clérigo intérprete, devolvió la visita y fue huésped de varios conventos franciscanos y de varios monasterios de clarisas, en Venecia, el Alverna, Asís, el valle de Rieti y Roma.

Una realidad permanente nacida en este período, de la que hablaremos más ampliamente en otro punto de este escrito, es la institución de una Cátedra o centro de actividades, encaramada de atender las relaciones directas de carácter teológico y espiritual con el mundo ortodoxo y con las otras confesiones cristianas.

Vale la pena recordar también la iniciativa de publicar una colección, titulada ´en pneuma = un solo espíritu, cuyo primer volumen expondrá el perfil de algunos santos ortodoxos y franciscanos significativos. Este libro, titulado Molteplici esperienze dell´unico Vangelo, aparecerá, en edición bilingüe (italiano y ruso), en la Pascua de 1998.

Con estas y otras iniciativas, en las que pueden participar hermanos que trabajan en sectores muy distintos, se ha transmitido a la Orden la iniciativa del Ministro general Fr. Hermann Schalück. El paso siguiente, y en el que se está trabajando (cf. n. 4. Un servicio para el diálogo), es el de comprometer a la Orden con la participación de sus estructuras y realidades locales.


b. Constantinopla

Encuentro con Bartolomé I
3-6 de marzo de 1995: El Fanar (Estambul), sede del Patriarcado ecuménico. Encuentro del Ministro general OFM, acompañado del Presidente del Instituto Ecuménico S. Bernardino, con el Patriarca ecuménico Bartolomé I. El motivo del encuentro era el deseo de continuar y ahondar la comunión de experiencias espirituales iniciada con la Iglesia de Rusia. Los frutos producidos por el encuentro con el Patriarca Alejo de Moscú impulsaron el deseo de tener un encuentro con el Patriarca ecuménico de Constantinopla, empeñando así a la Orden de Hermanos Menores en una comunión más estrecha con la Iglesia ortodoxa. Esta visita era un reconocimiento de la importancia y de la función del Patriarca ecuménico y quería sentar las bases de una relación más estrecha, con encuentros más frecuentes y la asunción de iniciativas comunes.

Etapas posteriores
Este encuentro tampoco fue un episodio aislado Del 10 al 14 de octubre de 1995 se celebró en Santiago de Compostela la asamblea de la Unión de Frailes Menores de Europa (UFME), en la que participaron los 64 Ministros provinciales. Junto al representante del CCEE y al de la CIE participó, como huésped-observador, el representante del Patriarca Bartolomé, portador de un mensaje del Patriarca. Los huéspedes se manifestaron muy satisfechos por la invitación y muy interesados en conocer nuestros problemas y en ver cómo los afrontamos. El Ministro general hizo una llamada a potenciar nuestra presencia en Estambul, como punto de apoyo para las relaciones con el Patriarcado ecuménico.

Los días 10 y 11 de mayo de 1996 se reunió en Estambul el Comité operativo de la UFME, con el fin de estudiar “in situ” la conveniencia y el modo de concretar allí una presencia franciscana más significativa, sobre todo desde el punto de vista ecuménico. El Patriarca recibió al Comité y alentó su proyecto.

Mientras tanto se reestructuró nuestra casa, en la que del 8 al 10 de mayo de 1996 se celebró un diálogo franciscano-ortodoxo sobre el tema: “Espiritualidad y diálogo ecuménico”. Se ha programado la celebración de otro sobre: “El santo y la santidad en las tradiciones ortodoxa y franciscana”. Del 18 al 29 de agosto de 1997, en colaboración con el Patriarcado ecuménico, se organizó en Turquía un seminario de formación ecuménica titulado: “Releyendo los Concilios en diálogo”; era un curso de introducción y de formación al diálogo, con visitas a los lugares donde se celebraron los primeros Concilios, con contactos y experiencias con monasterios ortodoxos y con conocimiento del ambiente islámico.


c. Belgrado 

Se trata de un Patriarcado olvidado, marginado y demonizado. En su ámbito viven pocos franciscanos y no se ha previsto ningún proyecto pastoral. A pesar de ello, el Ministro general, acompañado del Vicario general y del Presidente de la nueva Comisión ecuménica de la Orden, lo visitó del 21 al 23 de marzo de 1997, deseoso de saludar a esta Iglesia necesitada de amigos. El gesto fue acogido con alegría y gratitud. Así lo dio a entender el Patriarca Pavle durante la celebración de la Divina Liturgia, cuando saludó oficialmente a los huéspedes franciscanos y les agradeció su visita, que calificó como una voluntad y un paso en el camino de la unidad. Este mensaje de unidad, el Patriarca transmitió a toda su Iglesia.

Después de esta visita siguen manteniéndose contactos para concretar modos prácticos de colaboración, intercambios de visitas entre los franciscanos y los monjes ortodoxos y ofrecimiento de hospitalidad en nuestras casas.


3. Una cátedra 

Para concretar las relaciones de colaboración y de diálogo ecuménico con varias instituciones cristianas, el Ministro general creó en el Instituto de Estudios Ecuménicos “San Bernardino”, de Venecia, la Cátedra de teología y espiritualidad ecuménica “Uno il Signore”. Sus objetivos son::

Intensificar el intercambio de reflexiones teológicas y espirituales.
Promover las ocasiones y las condiciones de colaboración y de diálogo ecuménico.
Buscar juntos respuestas a los problemas actuales comunes.
Ofrecer formación e información ecuménica.
Ofrecer a los ministros y pastores instrumentos idóneos para su formación y para su actividad pastoral.
La cátedra lleva a cabo sus actividades tanto en la sede del Instituto de Venecia como en las de los entes con los que colabora y se mantiene en conexión. Ha organizado cursos, convenios y seminarios en Roma (Curia general), Venecia, Varsovia, San Petersburgo, Estambul. Es un instrumento muy ágil y eficaz de diálogo y de colaboración.


4. Un “Servicio para el diálogo” (SD)

El proyecto ecuménico empezó con signos e iniciativas concretas, sin tocar las estructuras de la Orden. La experiencia ha hecho sentir la necesidad de sostener el proyecto apoyándolo con algunas estructuras que aseguren su continuidad y la colaboración de toda la Orden.

Primero se constituyó un “Grupo de estudio” que analizó la compleja situación de la ex Unión Soviética y, a indicación del Ministro general y a la luz de las experiencias previas, formuló los “Principios guía para la presencia de los Frailes Menores en Rusia y Kazajstán” y las “Líneas directivas para la presencia OFM en Ucrania”.

Este “Grupo de estudio” advirtió e indicó la necesidad de que la Orden instituyera un organismo permanente para el diálogo. En respuesta a esta indicación, el 13 de mayo de 1996 se instituyó el “Servicio para el diálogo” (SD), constituido por tres comisiones interrelacionadas: una para el diálogo ecuménico, otra para el diálogo interreligioso y otra para el diálogo con las culturas.

Este organismo tenía básicamente las siguientes características:

motivaciones:: “Las constantes referencias del Papa y de representantes calificados de Iglesias y de religiones a san Francisco como promotor de la reconciliación, la paz y el diálogo, junto con la urgente y repetida invitación a los Hermanos a continuar la misión de su Fundador, indican que el empeño por el diálogo es una de las prerrogativas del carisma franciscano” (Estat n. 5). El nuevo organismo “se propone ser signo de voluntad activa, ocasión de refuerzo y de participación -a todos los niveles- de las fuerzas actualmente empeñadas en el campo de la formación y de la evangelización, de manera que las directrices del Ministro general no se queden en papel mojado” (n. 11).

finalidades: “Incumbe al SD, en su conjunto y a través de sus comisiones, animar y sostener el empeño de los Hermanos por la evangelización y el diálogo, tanto en el ámbito formativo como en el del anuncio” (n. 17).

estructura:“Cada uno de los tres sectores de diálogo actúa mediante una comisión coordinada por un coordinador y regulada por un reglamento” ( n. 13).

Este organismo es regulado, además, por otras normas.
El Capítulo general de mayo de 1997 aprobó y alentó tanto el compromiso prioritario por el diálogo como la constitución del SD, y recomendó a las Conferencias que instituyeran un organismo análogo. En la carta enviada en 1997, con ocasión de la fiesta de san Francisco, el Ministro y el Definitorio general enumeran, inspirándose en el Capítulo general, el diálogo entre las características esenciales que trazan el retrato del hermano menor del tercer milenio.


Conclusión

En campo ecuménico se han dicho ya muchas cosas. Para salir de la crisis en la que se encuentra el ecumenismo lo que hace falta es compartir experiencias espirituales. Las rdenes religiosas tienen, al respecto, una vocación y una responsabilidad especiales. Sería un error limitarse a copiar expedientes o a calcar caminos trazados por otros. Todo Instituto está invitado a descubrir y a vivir con autenticidad y profundidad su vocación y su espiritualidad: ése es el vehículo más acreditado y seguro para establecer la vida de unidad a la que Cristo llama a todas las Iglesias.

Encauzada por este camino, la Orden de los Hermanos Menores se está dando cuenta de que cuando el diálogo se convierte en un estilo de vida, ayuda a descubrir la propia fisonomía y a encontrar a muchos hermanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario