
En 1949 salió «Catequesis en Migajas» de don Albino Luciani: se traducirá en español y conocerá once reimpresiones. Jean Guitton escribió que ahí encontró «el sabor de aquel escritor nato como lo fue Albino Luciani». El término «sabor» –añadió el filósofo en el prefacio a las obras completas de Luciani y Juan Pablo I publicadas por las Ediciones Messaggero de Padua– «resume la impresión de sabiduría, de ciencia y de sapidez que me dejaron los escritos y las palabras de este pastor incomparable». Después de más de medio siglo, las palabras del académico de Francia encuentran similitud con una reletura de los cinco breves discursos antes del rezo del ángelus que el Papa pronunció en los 33 días de su Pontificado. Se le definió un meteorito, pero su estela lumiosa contiúa aún hoy dejando huellas en el universo inconmensurable de la memoria y el corazón.
De Vicente Bertolone
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