Diálogo con Jesús
Amado Padre, eterno
Amor de los amores, gracias porque te has descubierto a mi corazón como el
Padre amoroso y tierno que jamás falla y que siempre se hace presente en mis
momentos de miedo y debilidad. Tú eres siempre cercano, me abrazas, me
consuelas y me haces sentir que soy un hijo valioso y amado que, en cualquier
situación, puedo volver los ojos hacia tu amor buscando protección y seguridad
teniendo la certeza de que la encontraré. Dame del agua viva de tu amor, deja
caer sobre mí una lluvia de esperanza para que nada me robe la alegría. Oh amor
eterno, para que mi corazón se restaure y se mantenga fuerte ante toda caída y
desilusión, ven y acompáñame con tu poder y no me dejes caer nunca en la
tentación. Amén
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