En cien palabras la
presentación de los textos y comentarios para ti, Leyente crítico.
“Llegamos
al domingo de la Ascensión y tendremos que vivirlo en casa. Confinados por la
realidad. Después de saber que nuestro cosmos es circular, ¿cómo seguir
hablando de arriba y de abajo? Hablemos mejor de estar. Curiosamente es lo que
nos dejó escrito Mateo, el inventor de su Jesús como nuevo Moisés alternativo.
Hoy,
una palabra para el relato de los ‘Hechos’ en la Asamblea de Jerusalén. Según
Lucas hubo dos posturas. La cristalina, la de Pedro, la del Evangelio de Jesús,
la perdedora. Y la interesadamente negociada, la de Santiago, la triunfadora,
el origen de la futura Religión Católica".
A
continuación, los comentarios de los textos del Evangelio de Mateo y de Los
Hechos.
Domingo de la Ascensión. Ciclo A (24.05.2020): Mateo 28,16-20.
¿Ascensión? ¡Encarnación!, mejor. Lo medito y lo escribo CONTIGO,
Bienvenido a este nuevo domingo de mayo en el que
se inicia, dentro de las tareas de la liturgia eclesiástica, un alargado punto
final de los tiempos de la Pascua. Se trata de los cuatro últimos domingos
antes de comenzar el tiempo ordinario (TO): Ascensión, Pentecostés, Santísima
Trinidad y el Corpus. Celebraremos cuatro tradiciones de la Religión Católica,
profundamente arraigadas en los entresijos de la ‘religiosidad popular’.
¡Cuánta teología!
Quienes escriben sobre estas tradiciones
católicas saben que deben elegir las palabras acertadas para dejar
suficientemente satisfechas a cuantas personas vayan a pasearse por sus
escritos. También habrá escritores que con sus afirmaciones, dudas o
interrogantes levanten sarpullidos en la ‘dermis religiosa’ que todos llevamos
más o menos a flor de piel.
El relato del Evangelio de Mateo 28,16-20
es un ejemplo adecuado como anillo al dedo de esto que estoy apuntando. En este
texto del Evangelista no se habla de ‘ninguna ascensión’ del sepultado Jesús de
Nazaret a ningún otro lugar que no sea esta misma realidad de la naturaleza.
¿Estoy diciendo que aquel Jesús no ascendió a los cielos? Sí, y eso es lo que
creo que nos escribió a todos cuantos deseamos leerlo con sentido crítico e
iluminador. Mateo dixit.
Transcribo literalmente la última expresión del
relato que se nos leerá en la liturgia y que, a su vez, es la expresión con la
que finaliza el narrador Mateo su Evangelio: “Sabed que yo estoy con
vosotros todos los días hasta el final de los tiempos” (Mt 28,20). Estas
palabras las ha puesto el Evangelista en boca de su Jesús. En el Jesús de
Nazaret en quien él y su iglesia creen.
Curiosamente, este relato que se nos lee está
ubicado muy intencionadamente por su autor en el monte de Galilea en el que el
propio Jesús les había citado. ¿De qué monte se trata? En mi modesto
interpretar se trata del monte del capítulo quinto de este Evangelio. El monte
de las llamadas ‘Bienaventuranzas’. El monte donde este Evangelista pone en
boca de este Jesús en quien creía el primero de sus cinco discursos.
Eran los discurso de este nuevo Moisés que trae,
para quienes le escuchan y acogen, otras tablas, leyes, caminos, palabras, credos,
tradiciones... ¿Cómo me voy a olvidar de aquella melodía de la música de este
laico de Galilea: “Se os dijo... En cambio yo os digo...”? Y ya bien
situados vuelvo a transcribir la síntesis de este sabio narrador de la vida que
fue Jesús y que lo fue también su Evangelista Mateo: “Todo cuanto queráis
que os hagan los demás, hacédselo a ellos. En esto está toda la Ley y los
Profetas” (Mt 7,12). ¡Pues a compartir lo que nos enseñó!
Desde este monte de la Galilea y desde esta
experiencia de la vida, pasión y muerte de Jesús se comprende perfectamente que
aquel hombre resucitó y se quedó para siempre vivo y presente en los adentros
de cuantos le conocieron y de cuantas personas, sinverlo-sinoírlo-sintocarlo,
sienten-saben-creen que vive en ellas. ¡Pues a compartir lo que nos enseñó!
Así, tal vez, además de hablar de ‘ascensión’
convendría hablar también de ‘encarnación’ o propiamente ‘inmersión en ti, en
mí, en el otro’, en cada uno de los adentros de las personas.
Carmelo Bueno Heras
Domingo 26º de ‘Los Hechos de los Apóstoles’
(24.05.2020): Hch 15,1-21.
“Ellos sí escucharán” (Hechos
28,28-29)
Parecía que el narrador Lucas ya había concluido
su relato de los primeros pasos de los seguidores de Jesús después de constatar
la presencia constante de la ausencia del galileo. Pero ‘la vida sigue’ y no
precisamente en paz, constatamos ahora los lectores de la peculiar crónica de
aquellos acontecimientos. Sugiero ya que nos leamos Hechos 15,1-35. Una
vez y todo seguido. Creo que es la unidad literaria que nos propone su autor.
Por tratarse de un texto extenso y de muchos
asuntos de capital importancia dedicaré esta página del comentario a la primera
parte de la narración en Hch 15,1-21. Dejaré el resto para la próxima
página de mi comentario. En esta primera parte intuyo cinco breves apartados.
El primer apartado es Hch 15,1-3: “Unos
que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se
circuncidaban conforme a la tradición de Moisés no podían salvarse”. El
enfrentamiento está servido: judeocristianos frente a paganocristianos. ¡Son
los años 48-50!
¿Quiénes son los que tienen la razón de la
verdad? ¿Los DOCE de Jerusalén o los CINCO de Antioquía de Siria? Cuando Lucas
nos cuenta este enfrentamiento, ¿no nos está diciendo que recordemos el
enfrentamiento de la despedida en la cena final de Jesús en Lc 22? A mí me
sirve ponerlos en relación. ¿Para ser del grupo (de la iglesia) de Jesús hay
que hacerse antes ‘buen judío’ de Sexo, de Raza, de Cuerpo y de Ley? Se
impone encontrarse, dialogar y discernir.
El segundo apartado es Hch 15,4-5: “Al
llegar a Jerusalén”. No resultará complicado para el lector imaginar el
encuentro: Los representantes de un grupo, los partidarios del otro grupo, el
lugar de la reunión, las veinticuatro horas de un día y del siguiente y de
cuantos estuvieron hasta llegar a los acuerdos escritos y firmados... ¿Vivieron
en la misma casa? ¿Compartieron mesa y comida? ¿Hubo oraciones de la mañana o
de la tarde? ¿Celebraron misa cotidiana, eucaristía dominical? ¿Se admitió la
presencia de algunas mujeres?... La Ley de Moisés, ¡la Ley!
El tercer apartado es Hch 15,6-11: “Después
de una fuerte discusión se levantó Pedro y habló”. No conozco traducción
que diga ‘resucitó Pedro’ en vez de ‘se levantó Pedro’. Me gustó la expresión
’resucitó’, porque después de sus acontecimientos en casa de Cornelio y de su
vuelta a Jerusalén, Pedro abandonó el grupo de los DOCE. Y en cuanto concluya
esta asamblea de Jerusalén ya no volverá a aparecer en la narración de Lucas. Y
este ‘resucitado Pedro’ dice explícitamente que sólo es necesario ‘creer en el
laico y galileo Jesús, no en la Ley. ¡Cristalino!
El cuarto apartado es Hch 15,12: “Toda
la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo”. Lo vuelvo a
escribir: BernabéyPablo. Primero Bernabé y junto a él, Pablo. Y hablaron. En
plural. Los dos, como en Lc 10,1. Como los de Emaús en Lc 24,13. ¿Curiosas
coincidencias?
El quinto apartado es Hch 15,13-21: “Santiago
resumió la discusión”. Cuando Pedro abandonó el grupo de los DOCE apareció
Santiago como ‘cabeza visible’. Ahora, en vez de mirar desde Jesús y con
transparencia hacia el futuro, afirma su anclaje en el pasado de Israel: “Durante
muchas generaciones leyeron a Moisés todos los sábados”. En la próxima
página, ¡la decisión!
Carmelo Bueno Heras
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