Beata Regina Protmann, virgen y fundadora
fecha: 18 de enero
n.: 1552 - †: 1613 - país: Polonia
canonización: B: Juan Pablo II 13 jun 1999
hagiografía: Vaticano
n.: 1552 - †: 1613 - país: Polonia
canonización: B: Juan Pablo II 13 jun 1999
hagiografía: Vaticano
Elogio: En Braunsberg, en Prusia, beata
Regina Protmann, virgen, que, llena de amor por los pobres, se entregó
generosamente a su servicio, y para ello fundó la Congregación de Hermanas de
Santa Catalina.
La beata regina Protmann
nació en Braunsberg – Ermeland (actualmente Braniewo, en Polonia) en 1552, y
murió el 18 de enero de 1613, luego de un período de larga y dolorosa
enfermedad. En la actualidad su obra cuenta con unas 120 casas, repartidas por
todo el mundo. He aquí un fragmento de la homilía de SS Juan Pablo II en Varsovia, el 13 de
junio 1999, en la misa de beatificación de madre regina Protmann, y otros
nuevos beatos:
«Dios todopoderoso y eterno, tú has querido darnos una prueba suprema de tu
amor en la glorificación de tus santos; concédenos ahora que su intercesión nos
ayude y su ejemplo nos mueva a imitar fielmente a tu Hijo Jesucristo»: así reza
la Iglesia, recordando en la eucaristía a los santos y santas (Común de santos y
santas, Oración colecta). Esa invocación la hacemos también hoy, mientras
admiramos el testimonio que nos dan los beatos que acabamos de elevar a la
gloria de los altares. Su fe viva, su esperanza inquebrantable y su amor
generoso les fueron reputados como justicia, porque estaban profundamente
arraigados en el misterio pascual de Cristo. Así pues, con razón pedimos a Dios
que nos conceda seguir fielmente a Cristo, como ellos.
La beata Regina Protmann, fundadora de la congregación de las Hermanas de
Santa Catalina de Alejandría, procedente de Braniewo, se dedicó con toda su
alma a la obra de renovación de la Iglesia a fines del siglo XVI y principios
del XVII. Su actividad, que brotaba de su amor a Cristo sobre todas las cosas,
se desarrolló después del concilio de Trento. Se insertó activamente en la
reforma posconciliar de la Iglesia, realizando con gran generosidad una labor
humilde de misericordia. Fundó una congregación que unía la contemplación de
los misterios de Dios con la atención a los enfermos en sus casas y con la
instrucción de los niños y de las muchachas. Dedicó especial atención a la
pastoral de la mujer. La beata Regina, olvidándose de sí misma, abarcaba, con
una mirada clarividente, las necesidades del pueblo y de la Iglesia. Las
palabras «como Dios quiera» se convirtieron en lema de su vida. Su ardiente
amor la impulsaba a cumplir la voluntad del Padre celestial, a ejemplo del Hijo
de Dios. No temía aceptar la cruz del servicio diario, dando testimonio de
Cristo resucitado.
fuente: Vaticano
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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