San Raimundo de Peñafort, presbítero de la Orden de Predicadores, eximio maestro en derecho canónico, que escribió de modo muy acertado sobre el sacramento de la Penitencia. Elegido maestro general de la Orden, preparó la redacción de las nuevas Constituciones, y tras llegar a edad muy avanzada, se durmió en el Señor en la ciudad de Barcelona, en España.
En Melitene, ciudad de la antigua Armenia, san Polieucto, mártir, que, siendo soldado, a raíz del decreto del emperador Decio que obligaba a sacrificar a los dioses, rompió los ídolos, por lo cual fue cruelmente martirizado y, finalmente, decapitado, recibiendo así el bautismo con su propia sangre.
En la ciudad de Nicomedia, en Bitinia, pasión de san Luciano, presbítero de la Iglesia de Antioquía y mártir, el cual, ilustre por su doctrina y elocuencia, al ser llevado ante el tribunal, en medio de continuos interrogatorios acompañados de tormentos, se mantuvo intrépido en confesarse cristiano.
En Passau, en la antigua provincia romana del Nórico, hoy Alemania, san Valentin, obispo de la Retia.
En Pavía, ciudad de la Liguria, san Crispino, obispo.
En Chur, en el territorio de Helvecia, san Valentiniano, obispo, que con gran generosidad repartió limosnas entre los pobres, redimió a los cautivos y vistió a los desnudos.
En el monasterio de Solignac, en la región de Limoges, en Aquitania, san Tilón, discípulo de san Eloy, que fue orfebre y monje.
En Constantinopla, san Ciro, obispo, el cual, siendo monje en Paflagonia, fue elegido para ocupar la sede constantinopolitana, pero, depuesto luego de la misma, murió finalmente en el destierro.
En Cenomanum, hoy Le Mans, en el reino de los francos, san Alderico, obispo, que se esforzó en promover el culto a Dios y a los santos.
En los bosques cercanos a Ringsted, en Dinamarca, san Canuto, llamado Lavard, mártir, quien, hecho duque de Schleswig, ejerció el poder con equidad y justicia, favoreciendo la piedad de su pueblo. Murió asesinado por enemigos que rechazaban su autoridad.
En Palermo, ciudad de Sicilia, tránsito del beato Mateo Guimerá, obispo de Agrigento, de la Orden de los Hermanos Menores, propagador devoto del Santísimo Nombre de Jesús.
En Suzute, en Japón, beato Ambrosio Fernández, mártir, que se dirigió a tierras de Oriente con fines de lucro, pero, convertido, fue admitido como religioso en la Compañía de Jesús y, después de haber sufrido muchas privaciones, murió por Cristo en la cárcel.
En la aldea An Bai, en Tonquín, san José Tuân, mártir, el cual, padre de familia y agricultor, por arrodillarse y orar ante una cruz, negándose a pisotearla, fue degollado en tiempo del emperador Tu Duc.
En la ciudad de Lieja, en Bélgica, beata María Teresa (Juana) Haze, virgen, fundadora de la Congregación de la Hijas de la Cruz, para atender a personas débiles y pobres.
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