sábado, 2 de febrero de 2019

Presentación del Señor. Solemnidad (2 de febrero)

Presentación del Señor. Solemnidad

fiesta de la presentacion del senor

Esta fiesta celebra la Presentación del Señor a todas las naciones y el ritual de purificación de la Virgen María

 
La Presentación del Señor es la Fiesta que cierra las solemnidades de la Encarnación, conmemora la Presentación del Señor a todas las naciones, el encuentro con los profetas Simeón y Ana, (encuentro del Señor con su pueblo) y el rito de purificación de la Virgen María.

Fiesta: 02 de Febrero

Cuarenta días después del Nacimiento del Señor, fue presentado en el Templo en obediencia a la Ley. Según ella, no había fecha para la presentación del niño, pero como la madre quedaba impura durante cuarenta días, y ni podía tocar nada santo ni acudir al santuario (Lv 12,2), durante ese tiempo no podía presentar al Niño en el Templo, como ordena el Exodo, 13,12: "consagrarás a Dios todos los primogénitos".

Presentación del Señor

Con la reforma litúrgica auspiciada por el Concilio Vaticano II se le cambió el antiguo nombre que era "La purificación de la Madre de Dios".
En la antigua liturgia se insistía en el texto de Lucas que dice: "Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés." Ahora la llamamos la Presentación del Señor y se pone de relieve el texto que del Evangelio que dice:
"Llevaron al niño a Jerusalén para ofrecerlo al Señor como está escrito en la Ley del Señor".
La Presentación del Señor, nos recuerda a Cristo que es luz del mundo. Hoy se bendicen las velas que llevamos a las casas y las tenemos para los momentos difíciles que no necesariamente son terremotos o vaguadas.
La luz de Cristo debe iluminarnos en todos los momentos de la vida, especialmente en los momentos oscuros que como humanos siempre podemos tener, en todas las tempestades de la vida. Esa vela, esa candela, es símbolo de Cristo y de su luz.
También al consumirse es símbolo de sacrificio. Se quema la cera pero se convierte en luz. Cristo con su sacrificio también ilumina. Nosotros también podemos transformar esos pequeños sacrificios que hacemos en luz que nos conforta y nos ilumina.

El Hijo de Dios se presenta a todas las naciones

En esta fiesta, celebramos un misterio de la vida de Cristo, vinculado al precepto de la ley de Moisés que prescribía a los padres, cuarenta días después del nacimiento del primogénito, que subieran al Templo de Jerusalén para ofrecer a su hijo al Señor y para la purificación ritual de la madre (cf. Ex 13, 1-2.11-16; Lv 12, 1-8).
También María y José cumplen este rito, ofreciendo, según la ley, dos tórtolas o dos pichones.
Ahondando un poco en este texto, llegamos a comprender que es el mismo Dios quien presenta a su Hijo a todas las naciones, bajo la acción del Espíritu Santo que se le revela al anciano Simeón y a la profetisa Ana.
Por supuesto, Simeón proclama que Jesús es la "salvación" de la humanidad, la "luz" de todas las naciones y "signo de contradicción", porque desvelará las intenciones de los corazones (cf. Lc 2,29-35)
En este hecho de la Presentación del Señor, Cristo quiere hacerse presente hoy en nuestras vidas, quiere que le acojamos. El Espíritu Santo mora en nosotros, como en Simeón y Ana, para que podamos "ver al Salvador, a la luz que alumbra a todas las naciones".
Qué maravilla si a lo largo de cada día, nuestra fe descubriera al Señor en cada hermano que se acerca, en cada situación y acontecer; algo extraordinario que se da en lo ordinario. Entonces, el abrazo definitivo con Él, podremos esperarlo en paz

No hay comentarios:

Publicar un comentario