Beata María de Jesús Deluil Martiny, virgen y fundadora
fecha: 27 de febrero
n.: 1841 - †: 1884 - país: Francia
canonización: B: Juan Pablo II 22 oct 1989
hagiografía: Congregación
n.: 1841 - †: 1884 - país: Francia
canonización: B: Juan Pablo II 22 oct 1989
hagiografía: Congregación
Elogio: En Marsella, en Francia, beata María
de Jesús Deluil Martiny, virgen, fundadora de la Congregación de Misioneras
Hijas del Corazón de Jesús, que herida de muerte por un sedicioso, concluyó su
vida derramando su sangre en íntima unión con la Pasión de Cristo.
María Deluil-Martiny nace en Marsella el
28 de mayo de 1841. Su padre es un brillante abogado y un cristiano
comprometido. Su madre, digna sobrina biznieta de la venerable Ana Magdalena
Remuzat, la visitandina que, durante la peste de 1720, había conseguido que
Marsella se consagrara al Corazón de Jesús. Así, la devoción al Sagrado Corazón
era considerada algo así como "patrimonio familiar". María recibe la
primera educación en el pensionado que en aquella época existía en la
Visitación, y a los 16 años prosigue su formación en Lyon con las religiosas
del Sagrado Corazón fundadas por la Madre Barat. Al final de sus estudios hace
un retiro en el que decide entregarse sin reservas al Corazón de Jesús. En el
camino de regreso a su casa, pasa por Ars, para pedir consejo al santo Cura que
le deja entrever que pasará mucho tiempo antes de que pueda realizar su
vocación.
Seguirá un largo período de espera, en el
que la joven conocerá toda una serie de pruebas: familiares, con la muerte de
sus cuatro hermanos (ella es la mayor), crisis espiritual, situación difícil de
la Iglesia, guerra en Francia. A comienzos de 1864, María tiene 22 años.
Providencialmente cae en sus manos un sencillo folleto procedente de la
Visitación de Bourg-en-Bresse, titulado: Guardia de honor del Sagrado Corazón:
fin de la obra. La joven lee y relee esas líneas que parecen dirigidas a su
alma de fuego. El 7 de febrero escribe al Monasterio de Bourg solicitando ser
inscrita en el Cuadrante y ofreciéndose llena de entusiasmo para trabajar por
la obra.
Comienza entonces una activa
correspondencia entre la Hna. María del Sagrado Corazón y la «pequeña María»,
como la llama cariñosamente la fundadora. María consigue su primer éxito
haciendo llegar la Guardia de Honor hasta la misma santa Sofía Barat, que se
inscribe con todas sus religiosas. Pero aún es mayor el que obtiene en junio de
ese mismo año 1864. El día 5, el Cardenal de Villecourt consagra solemnemente
la nueva iglesia de nuestra Sra. de la Guardia, en Marsella. Es una ceremonia
impresionante a la que asiste también el Cardenal Pitra y gran número de
obispos franceses. María sueña: ¡si pudiera hablarles de su Obra querida! Y. su
sueño se hace realidad: los dos cardenales y 20 obispos se inscriben en la
Guardia de Honor y le dan su apoyo. Este resultado no hace más que redoblar el
ardor de la joven marsellesa que se encarga de imprimir los "billetes
celadores" destinados a los seglares y compuestos por Hna. María del
Sagrado Corazón, y de hacer las medallas de la asociación, contando siempre y
en todo con la aprobación de la Visitación, donde consulta hasta los menores detalles.
Una carta suya nos revela el estado de la
asociación a comienzos de 1866:
«La Providencia ha extendido esta obra en
tres años de una forma que testimonia cuánto le agrada esta piadosa asociación:
78 obispos inscritos, ricas indulgencias, erección canónica en 25 diócesis, el
número de asociados de este segundo año se eleva a 98.000, frutos consoladores
en numerosas parroquias y en una multitud de comunidades religiosas, todo eso
es una prueba de que Dios bendice la Guardia de honor y de que el mismo Corazón
de Jesús la dirige».
En 1866 María cree que ha llegado el
momento de realizar sus deseos de consagrarse a Dios y piensa que su lugar es
la Visitación. Sin embargo, el Señor tiene otros designios sobre ella. Aún
habrá que esperar. Un año más tarde se hace aún más estrecha la colaboración
entre la Hna. María del Sagrado Corazón y María Deluil-Martiny: la composición
del Manual de la Guardia de Honor acapara sus energías. Mutuamente se animan a
sufrir con amor, por el Corazón de Jesús, las mil dificultades y
contradicciones que encuentran. ¡La cruz es la señal de todas las obras de
Dios!
Poco a poco, se va delineando mejor el
plan para el que el Señor ha escogido a María, aunque ella no imagina que está
llamada a ser la piedra fundamental de una nueva orden religiosa. La Hna. María
del Sagrado Corazón, a la que la joven llama «la madre de mi alma», la anima.
Sabe que va a perder a su primera celadora, pero no se entristece, pues las
Hijas del Corazón de Jesús (así se llamarán las futuras religiosas) dedicadas a
la reparación de los sacrilegios, mediante la adoración y la oblación en y con
Jesús-Hostia, vivirán en plenitud los fines de la Guardia de Honor.
Cuando su director espiritual, el P.
Calage, S.I. le descubre que la fundadora de la nueva obra será ella misma,
María está a punto de retroceder, pero en seguida, aunque sintiendo su
incapacidad, se somete a la voluntad divina y se abandona a ella. Las
circunstancias la llevan a fundar el primer monasterio en Bélgica, bajo la
tutela del Cardenal Dechamps, el 20 de junio, fiesta del Corazón de Jesús. La
que en adelante se llamará M. María de Jesús recoge los deseos del Sagrado
Corazón expresados a santa Margarita María de Alacoque y los introduce en la
Regla de su Instituto, que es la de san Ignacio, adaptada a la vida
contemplativa de clausura.
Desde este momento, sin olvidar a la
Guardia de Honor -de la que sus monasterios serán siempre ardientes
propagadores- y manteniendo sus relaciones con la Visitación y con la Hna.
María del Sagrado Corazón, a la que pide consejo en numerosas ocasiones, la M.
María de Jesús se entrega incansablemente a la formación de sus nuevas hijas.
Cuando se trata de la gloria del Corazón de Jesús nada la detiene.
La Obra atrae a numerosas jóvenes: en 1877
se abre una nueva casa en Aix-en-Provenza, y en 1879 otra en la Servianne,
propiedad de la familia Deluil-Martiny a las afueras de Marsella. Aquí será
donde la M. María de Jesús verá cumplidos sus deseos de unir incluso
materialmente su sangre al Sacrificio de Cristo. En efecto, el 27 de febrero de
1884, miércoles de ceniza, la fundadora, que no ha cumplido aún los 43 años,
cae abatida por las balas de un joven anarquista al que había acogido con
bondad, ofreciéndole trabajo. Asesinada en el jardín de su propio convento, sus
últimas palabras son: «¡Yo le perdono! ¡por la Obra!». Fue beatificada por SS
Juan Pablo II el 22 de octubre de 1989.
Tomado, con ligeros cambios, del relato de
la Orden de la Visitación de Santa María.
fuente: Congregación
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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