En Nacianzo, de la región de Capadocia, san Cesáreo, médico, hermano de san Gregorio Nacianceno.
En Maubeuge, en la Galia Bélgica, santa Aldetrudis, virgen y abadesa.
En el monasterio de Heidenheim, en Franconia, santa Waldburgis, abadesa, a quien san Bonifacio, y los hermanos de ella, santos Willibaldo y Winebaldo, convencieron para que fuese de Inglaterra a Germania, donde rigió aquel monasterio de doble comunidad de monjas y monjes.
En Agrigento, en Sicilia, san Gerlando, obispo, que organizó su Iglesia una vez recuperada de manos de los sarracenos.
En el priorato de Orsan, en la región de Bourges, en Aquitania, tránsito del beato Roberto de Arbrissel, presbítero, que predicando públicamente la conversión de las costumbres, reunió mujeres y hombres en el monasterio doble de Fontevrault, bajo el gobierno de una abadesa.
En Luca, de la Toscana, beato Avertano, peregrino, religioso de la Orden de los Carmelitas.
En Puebla de los Ángeles, en México, beato Sebastián Aparicio, que, siendo pastor de ovejas, se trasladó de España a México, donde reunió con su trabajo una notable fortuna con la que ayudó a los pobres, y tras haber enviudado dos veces, fue recibido como hermano laico en la Orden de los Hermanos Menores, en la cual falleció casi centenario.
En Perge, en Panfilia, pasión de san Néstor, obispo de Magido y mártir, que en la persecución bajo el emperador Decio fue condenado por el prefecto de la provincia a morir en una cruz, para que sufriese la misma pena del Crucificado a quien confesaba.
En Lauria, en la Lucania, beato Domingo Lentini, presbítero, que en su lugar de origen, y hasta su muerte, ejerció un fructuoso y variado ministerio, cimentado en una vida de humildad, oración y penitencia.
En Osaka, Japón, beato Diego Yuki Ruosetsu, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que fue condenado a la fosa luego de animar y confortar por muchos años con los sacramentos a los cristianos perseguidos.
En el pueblo de Mdina, en la isla de Malta, beata María Adeodata (María Teresa) Pisani, virgen de la Orden de San Benito, que, abadesa del monasterio de San Pedro, con sabia administración de su tiempo, a la vez que cumplía su propia misión, mostró gran interés por los pobres y abandonados, y contribuyó así al bien de la comunidad.
En la ciudad de Xilianxian, en la provincia china de Guangxi, san Lorenzo Bai Xiaoman, mártir, de oficio artesano y neófito, que prefirió ser azotado y decapitado antes que negar a Cristo.
En Toledo, España, beato Ciriaco María Sancha Hervás, obispo, Cardenal Primado de España y fundador de las Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha.
En la aldea de Tequila, en el territorio de Guadalajara, en México, santo Toribio Romo González, presbítero y mártir, que a causa de su condición sacerdotal fue asesinado durante la persecución religiosa.
Junto al río Beijang, cerca de Shaoguan, en la provincia china de Guandong, santos mártires Luis Versiglia, obispo, y Calixto Caravario, presbítero de la Sociedad de San Francisco de Sales, que sufrieron el martirio por haber dado asistencia pastoral a las personas que les estaban confiadas.
En City Bell, Argentina, beata María Ludovica (Antonina) De Angelis, virgen de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia.
Cerca de Udainagar, Bagli, en la India, beata Rani Maria Vattalil, franciscana clarisa, muerta por odio a la fe, mientras pronunciaba el nombre de Jesús.
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