En Alejandría de Egipto, conmemoración de los santos Julián y Euno, mártires. En tiempo del emperador Decio, el primero de ellos, Julián, impedido por su enfermedad de gota, que no le permitía caminar ni estar de pie, se hizo llevar en silla de manos por dos de sus criados para presentarse al juez, y allí, uno de esos criados renegó de su fe, mientras que el otro, Euno, se mantuvo firme en su confesión de Cristo junto con su amo. Conducidos ambos por toda la ciudad montados en camellos, a la vista del pueblo fueron azotados hasta la muerte.
También en la misma ciudad de Alejandría, san Besa, mártir, que, siendo soldado, intentó contener a los que insultaban a los mártires antes citados, por lo cual fue denunciado ante el juez y, por perseverar en la fe, murió decapitado.
En Rouen, en la Galia, santa Honorina, virgen y mártir.
En Lyon, también en la Galia, san Baldomero, subdiácono, hombre dedicado a Dios.
En Constantinopla, santos Basilio y Procopio Decapolita, monjes, que en tiempo del emperador León III Isáurico lucharon decididamente en favor del culto a las santas imágenes.
En el monasterio de Narek, en Armenia, san Gregorio, monje, doctor de los armenios, ilustre por su doctrina, sus escritos y su sabiduría mística.
En Mesina, en Sicilia, san Lucas, abad del monasterio del Santísimo Salvador, que seguía la normas de los monjes orientales.
En Londres, en Inglaterra, santa Ana Line, viuda y mártir, la cual, habiendo fallecido su marido en el destierro por ser católico, ofreció su casa para acoger a sacerdotes, y por esta razón, durante el reinado de Isabel I, fue ahorcada en Tyburn.
También en Londres, junto a santa Ana Line padecieron el martirio los presbíteros Marcos Barkworth, de la Orden de San Benito, y Roger Filcock, de la Orden de la Compañía de Jesús, que fueron descuartizados antes de morir.
También en Londres, beato Guillermo Richardson, presbítero y mártir, que habiéndose ordenado en la ciudad de Sevilla, en España, fue ahorcado en Tyburn, siendo el último mártir bajo Isabel I.
En el pueblo de Sencelles, en la isla española de Mallorca, beata Francisca Ana de los Dolores de María Cirer Carbonell, virgen, que sin saber leer ni escribir, pero movida por el celo divino, se entregó a obras de apostolado y de caridad, y fundó para ello la Comunidad de Hermanas de la Caridad.
En Isola, en la región de los Abruzos, en Italia, san Gabriel de la Virgen de los Dolores (Francisco) Possenti, acólito, que, renunciando a la vanidad del mundo, todavía adolescente ingresó en la Congregación de la Pasión de Jesucristo, donde en breve tiempo consumó su vida.
En Barcelona, beato José Tous Soler, sacerdote capuchino, fundador del Instituto de Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor, para la formación cristiana de la infancia y la juventud, y dar a conocer a María, Madre del Divino Pastor.
En Marsella, en Francia, beata María de Jesús Deluil Martiny, virgen, fundadora de la Congregación de Misioneras Hijas del Corazón de Jesús, que herida de muerte por un sedicioso, concluyó su vida derramando su sangre en íntima unión con la Pasión de Cristo.
En la población de Pasto, en Colombia, beata María de la Caridad del Espíritu Santo (Carolina) Brader, virgen, que supo conjugar admirablemente la vida contemplativa con la actividad misionera, y para promover la formación cristiana fundó la Congregación de Hermanas Franciscanas de la Inmaculada.
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