Eucaristía En Santa Marta, 28 Febrero 2019 © Vatican Media
“No esperes a convertirte”, invita el Papa en la Misa de Santa Marta
“Si no eres capaz de dominar tus deseos, ellos te dominarán”
(ZENIT – 28 febrero 2019).- “No esperes a convertirte, a cambiar tu vida, a perfeccionar tu vida”, alentó al Papa Francisco en la Misa de la mañana del 28 de febrero de 2019, en la capilla de su casa de Santa Marta.
“La sabiduría es algo de todos los días”, dijo el Papa al comentar sobre la Primera Lectura del Libro del Eclesiástico, donde se leen las indicaciones “de padre a hijo, de abuelo a nieto”: “No te dejes llevar por tu instinto y tu fuerza para seguir los deseos de tu corazón”.
“Todos tenemos deseos”, dijo el Papa en su homilía informada por Vatican News. “Pero ten cuidado, domina tus deseos. Tómalos en la mano, los deseos no son malos, son la ‘sangre’ que lleva todas las cosas buenas, pero si no puede dominar sus deseos, son ellos quienes lo dominarán. Para, para”.
El Pontífice también señaló que la vida es efímera y el hombre mortal comentó las palabras de este pasaje: “No digas: ‘He pecado y nada me ha pasado’ porque el Señor sabe cómo esperar mucho tiempo. No se te asegura el perdón hasta el punto de amontonar el pecado sobre el pecado. No digas: ‘Su misericordia es grande, él perdonará todos mis pecados’, porque en él hay pena, pero también ira”.
Invitó a no ser “tan imprudente en creer que saldrás de eso… y así seguiré haciendo lo que quiero”. Y citó el consejo del sabio: “No se demore en regresar al Señor, no pospongas tu decisión día a día; porque de pronto estallará la ira de Dios.
“No esperes a convertirte”, insistió el Papa, “para cambiar tu vida, para perfeccionar tu vida, para quitarte esa hierba, todos la tenemos”.
“Hagamos este pequeño examen de conciencia todos los días, para convertirnos al Señor”, para concluir: “Mañana trataré de no hacerlo más”.
“Puede que lo hagas un poco menos, pero habrás logrado gobernar y no ser gobernado por sus deseos… Ninguno de nosotros está seguro de la forma en que terminará nuestra vida y cuándo terminará. Estos cinco minutos al final del día nos ayudarán, nos ayudarán mucho a pensar y no repeler el cambio de corazón y la conversión”.
Traducción de Ana Paula Morales
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