jueves, 21 de febrero de 2019

San Pedro Damián. Monje Benedictino y Doctor de la Iglesia (21 de febrero)

San Pedro Damián. Monje Benedictino y Doctor de la Iglesia

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San Pedro Damián promovió la vida religiosa, trabajó para que los monjes se dedicasen a la santidad de la contemplación.

 
San Pedro Damián fue un reformador, Monje Benedictino y Cardenal muy cercano al círculo del Papa León IX. Fue un líder de la Iglesia Católica muy original y una figura contundente en el movimiento de la Reforma Gregoriana, cuyo ejemplo personal y muchos escritos, ejercieron gran influencia en la vida religiosa en los siglos XI y XII. Fue declarado Doctor de la Iglesia en el año 1828.

Fiesta: 21 de febrero

Martirologio Romano: Memoria de san Pedro Damian, cardenal obispo de Ostia y doctor de la Iglesia. Habiendo entrado en el eremo de Fonte Avellana, promovió denodadamente la vida religiosa y en los tiempos 162 difíciles de la reforma de la Iglesia trabajó para que los monjes se dedicasen a la santidad de la contemplación, los clérigos a la integridad de vida y para que el pueblo mantuviese la comunión con la Sede Apostólica. Falleció el día veintidós de febrero en Favencia, de la Romagna (1072)

Biografía de San Pedro Damián

San Pedro Damián era el último de varios hermanos y perdió a sus padres cuando todavía era niño. A su cargo quedó un hermano que lo trataba muy mal y lo hacía vivir como si fuera el último de los criados.
Otro Sacerdote llamado Damián, se enteró de la situación en la que vivía este niño y lo recogió y educó lo mejor que pudo.
San Pedro Damián aprendió de este hermano consagrado a Dios, a vivir su fe de manera intensa todos los días y tanta era la gratitud que le tenía, que tomó como segundo nombre, el de aquel que le había amado y enseñado tanto.
Ya en los estudios, San Pedro Damián destacó como alumno y más adelante como un gran maestro. A la vida intelectual unía una vida espiritual cotidiana e intensa.

Descubriendo su vocación

Desde joven se había acostumbrado a la oración, la vigilia y el ayuno.
El reconocimiento y las satisfacciones de sus labores profesionales, no llegaban sin embargo a colmar su hambre cada vez mayor de encuentro con Dios; por ello decide dejarlo todo y hacerse monje benedictino de la reforma de San Romualdo.
Al comienzo, San Damián se sometía a grandes penitencias, pero Dios le permitió descubrir que no valía la pena enfermar al cuerpo si después no se podía servir bien al Señor en otras tareas.

Gran formador de hombres santos

Elegido abad hacia el año 1043, gobernó con sabiduría a sus hijos y fundó cinco nuevos monasterios, además de dirigir espiritualmente a hombres que luego prestarían grandes servicios a la Iglesia, como San Domingo Loricato y San Juan de Lodi.
Su fama de santidad y su sabiduría fueron motivo para que varios Papas le encargaran misiones especiales.
El Papa Esteban IX lo nombró obispo y cardenal en 1057, pero el buen monje anhelaba la vida sencilla del monasterio y finalmente el Papa Alejandro II, accediendo a sus ruegos, lo liberó de sus responsabilidades y le permitió volver a ser un sencillo monje como cualquiera.
Pedro luchó mucho para erradicar la simonía de la Iglesia, delito por el que algunos hombres indignos y ambiciosos compraban cargos religiosos.
Escribió gran cantidad de obras con un estilo vehemente y muy estricto. Decía:
"Es imposible restaurar la disciplina una vez que ésta decae; si nosotros, por negligencia, dejamos caer en desuso las reglas, las generaciones futuras no podrán volver a la primitiva observancia. Guardémonos de incurrir en semejante culpa y transmitamos fielmente a nuestros sucesores el legado de nuestros predecesores".
San Pedro Damián fue muy conocido por su severidad en sus escritos y en sus prédicas, sin embargo trataba a los pecadores con mucha misericordia.
A veces su retiro era interrumpido por encargos de suma importancia de los Papas quienes lo enviaban a resolver situaciones difíciles con reyes y obispos.

Su muerte

Volviendo de una de estas misiones, San Pedro Damián sufrió una fiebre en un monasterio de las afueras de Faenza, donde murió el 22 de febrero de 1072, rodeado de sus hermanos de religión que recitaban la oración de maitines.
Por la sabiduría y santidad de sus escritos, fue declarado Doctor de la Iglesia en 1828

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