En Esmirna, en Asia, san Pionio, presbítero y mártir, el cual, según la tradición, fue encarcelado por haber hecho una apología de la fe cristiana ante el pueblo. Allí, en prisión, con sus exhortaciones animó a muchos hermanos a soportar el martirio y, después de sufrir varios tormentos, por medio del fuego alcanzó la muerte por Cristo.
En Laodicea, en Siria, santos Trófimo y Talo, mártires, que en la persecución desencadenada bajo el emperador Diocleciano, después de muchos y crueles tormentos, consiguieron la corona de la gloria.
En Escocia, san Constantino, rey, discípulo de san Columba y mártir.
En Jerusalén, san Sofronio, obispo, que tuvo como maestro y amigo a Juan Mosco, con quien visitó diversos lugares monásticos. Fue elegido, a la muerte de Modesto, para la sede de la Ciudad Santa, y en ella, cuando cayó en manos de los sarracenos, defendió valientemente la fe y la seguridad del pueblo.
En la región de Hainaut, en Neustria, san Vindiciano, obispo de Cambrai y Arras, que invitó al rey Teodorico III a expiar con la penitencia el crimen que cometió con la muerte de san Leodegario.
En Milán, sepultura de san Benito, obispo.
En el monasterio de Tallaght, en Hibernia, san Oengo, de sobrenombre «Cúldeo», monje, que compuso el catálogo de los santos de aquel país.
En Córdoba, en la región de Andalucía, en Hispania, san Eulogio, presbítero y mártir, decapitado por su preclara confesión de Cristo. Su memoria litúrgica se celebra en España el 9 de enero.
En el lugar de Cupramontana, del Piceno, beato Juan Bautista Righi de Fabriano, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores.
En York, en Inglaterra, beato Tomás Atkinson, presbítero y mártir, que en tiempo del rey Jacobo I fue martirizado por ser sacerdote.
En Clonmel, en Irlanda, beato Juan Kearney, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores y mártir, el cual, condenado a la pena capital en Inglaterra por ejercer el sacerdocio, con la huida evitó la sentencia, pero después, al regresar a la patria, bajo el régimen de Oliverio Cromwell fue acusado nuevamente de ser sacerdote y ajusticiado en la horca.
En la ciudad de Hung Yên, en Tonkin, santo Domingo Câm, presbítero y mártir, que durante muchos años, a escondidas y con peligro de la vida, ejerció el ministerio, pero finalmente, abrazando la cruz del Señor que con firmeza había rechazado pisotear, fue condenado a muerte por el emperador Tu Duc.
En el lugar de Sai-Nam-Hte, en Corea, santos mártires Marcos Chong Ui-bae, catequista, y Alejo U Se-yong, que, a causa de su fe cristiana, fueron sometidos por sus mismos familiares a insultos y azotes.
En Shkodrë, Albania, beato Frano Gjini, obispo y abad nullius de Shën Llezhri-Oroshit, y mártir.
En Shkodrë, Albania, beatos Pal Prennushi (Mati) y Dedë Nikaj (Ciprian), presbíteros profesos de los Franciscanos Minoritas y mártires.
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