En Nicomedia, de Bitinia, santos mártires Macedonio, presbítero, Patricia, su esposa, y Modesta, su hija.
En Hermópolis, en Egipto, san Sabino, mártir, que después de varios suplicios terminó siendo arrojado al río.
En Persia, santa Cristina, mártir, que, azotada con varas, consumó el martirio en tiempo de Cosroes I, rey de los persas.
En Poitiers, en Aquitania, san Pientio, obispo, que tanto ayudó a la beata Radegunda en la fundación de cenobios.
En Sevilla, en Hispania, san Leandro, obispo, hermano de los santos Isidoro, Fulgencio y Florentina, que con su predicación y diligencia convirtió, contando con la ayuda de su rey Recaredo, a los visigodos de la herejía arriana a la fe católica. En España se celebra su memoria el 13 de noviembre.
En el monasterio de Novalesa, a los pies del Montecenisio, en el valle de Susa, san Eldrado, abad, que, apasionado del culto divino, revisó el salterio y promovió la construcción de nuevas iglesias.
En Córdoba, en Andalucía, pasión de los santos Rodrigo, presbítero, y Salomón, mártires. El primero, al negarse a aceptar a Mahoma como el verdadero profeta enviado por el Omnipotente, fue encarcelado. En el cautiverio coincidió con Salomón, que algún tiempo antes había pertenecido a la religión mahometana, y al ser decapitados ambos a la vez, finalizaron gloriosamente el curso de su combate.
En Camerino, del Piceno, san Ansovino, obispo.
En el monasterio de Cava dei Tirreni, en la Campania, beato Pedro II, abad.
En Oxford, en Inglaterra, beato Agnelo de Pisa, presbítero, que enviado por san Francisco a Francia y después a Inglaterra, estableció allí la Orden de los Hermanos Menores y promovió las ciencias sagradas.
En Ernée, en la región de Mayenne, en Francia, beata Francisca Tréhet, virgen de la Congregación de la Caridad y mártir, que, entregada con toda diligencia a la instrucción de los niños y al cuidado de los enfermos, durante la Revolución Francesa fue guillotinada, y completó así su glorioso martirio por Cristo.
En San Salvador, Bahía, Brasil, santa Dulce (Maria Rita) Lopes Pontes de Souza Brito, virgen, de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción, que fundó varias obras sociales para la atención de los más necesitados.
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