Las tres Cus, QQQ
Que cuándo...
Que dónde...
Que cuántos...
Por estas tierras donde
respiro, vivo y escribo llevamos días con estas tres 'Cus' y sus
correspondientes cuestiones. Me temo que no llegaremos a ningún consenso y
seguiremos discrepando. Ojalá no se nos enturbien las relaciones y se nos agite
la convivencia. Estas tres 'Cus' nos van a alterar la calma de las neuronas en
los no muy lejanos días 24-25 de diciembre, 31 de diciembre y 1 de enero y 5 y
6 de enero del 2021.
Deseamos todos muy vivamente
esquivar conscientemente la presencia de 'el virus de la corona'. Deseamos
conseguir el contagio cero. Pero deseamos, al mismo tiempo, celebrar y
danzar. Y esto, ya se nos había dicho desde hace tiempo, será muy complicado
que las gentes de mis tierras de la piel de toro lo aprendamos y lo vivamos.
Más de uno recordará que hablé en una de estas presentaciones de 'el
martillo y la danza'.
No creo que podamos decir que
hayamos aprobado el asunto del aprendizaje de la danza. Y sin este
aprobado será muy complicado tener unas Navidades-NAVIDADES, con letras
mayúsculas. Así que el camino de este nuevo Adviento en el que estamos será
acertar a responder bien y con sentido responsable y común esas tres preguntas
tan sencillas como precisas:
. Que cuándo nos vamos a
poder reunir o encontrar... Mejor, el día...
. Que dónde nos vamos a
poder reunir o encontrar... Tal vez, en la terraza de...
. Que cuántos nos vamos a
poder reunir o encontrar... Solamente,...
¿Será sentido común y
responsable la respuesta de cierta línea del pensamiento popular de antes que
decía más o menos aquello de ¡cada uno en su casa y dios en la de todos!?
Seguramente que en otras épocas esto nos sonaría a blasfemia deshumanizadora,
pero el contexto varió tanto de contenido que mis neuronas se niegan a
descartar nada... No dejará de ir y venir hasta la orilla de mi propia playa la
ola marina del 'aprender a celebrar y danzar'. Siento mucho que para este
aprendizaje no exista ni grado, ni máster ni doctorado apropiado, sea
presencial, on line, intensivo, gratuito o financiado...
Sinceramente, este adviento
me está resultando humanamente muy curioso... Mis tres 'Cus' no son sólo para una
cena o una fiesta, lo son también para cualquier liturgia, para cualquier
evento,... y para todo aquello en lo que sea necesario 'respirar'...
Para este domingo se ha
seleccionado un relato del Evangelio de Juan sin haberle pedido permiso al
Evangelista Marcos. Pero esto ya lo cuento a continuación. Y en la opción de
los 'Cinco Minutos Bíblicos' recuerdo una vieja cuestión de gramática para
poner a punto ciertos mensajes de texto. Una curiosidad nada más, que no es
poca cosa.
Estos comentarios los encuentras
a continuación.
Domingo 3º de Adviento B (13.12.2020): Juan 1,6-8 y 1,19-28.
Tres días después... ¡RESUCITO! Me lo digo y lo escribo CONTIGO,
Estamos en el tercer domingo del año del Ciclo B. Se nos dijo
que éste sería el año de la lectura del Evangelista Mc-Mg, sin embargo y sin
apenas haber comenzado el camino ya tenemos la primera oportunidad para no
seguir la lectura de Marcos. Se nos propone la lectura de un relato del cuarto
Evangelio, un texto que tendrá dos apartados: 1) Juan 1,6-8 y 2) Juan 1,19-28.
En ambos apartados se nos habla de Juan el perdona pecados con sus aguas del
bautismo en el Jordán. Cuando esto sucede de manera tan pública y palmaria, la
autoridad del Templo de Jerusalén y de su Sacerdocio se altera. Entonces, esta
autoridad religiosa judía decide actuar.
Juan 1,6-8 es la primera parte de la lectura del
Evangelio del domingo día 13 de diciembre. Estos tres versículos y también el
número 15 forman parte del poema con el que se inicia el cuarto Evangelio (Juan
1,1-18). Este poema parece tener como objetivo el presentar a Jesús de Nazaret
como la Palabra (Logos, en lengua griega; y sabiduría de la creación) y como la
Luz que calienta e ilumina. Este Juan no fue ni la Luz ni la Palabra, pero sin
él, ¿qué sería de Jesús?
Juan 1,19-28 es la continuación del llamado prólogo de
este Evangelio. Lo que se lee en este relato breve sucede ‘tres días antes’,
dice este narrador. Y estos tres días son los que preceden a la realización del
primer signo por Jesús de Nazaret en presencia de ‘su madre’ y de sus
seguidores y en Caná de Galilea. Tres días antes de lo sucedido en Caná de
Galilea, se nos cuenta la experiencia que vivió Juan el Bautista mientras
perdonaba pecados junto al Jordán: “Esto ocurrió en Betania, al otro lado
del Jordán, donde estaba Juan bautizando” (Jn 1,28).
Nunca se lee en la liturgia dominical este primer capítulo
del Evangelio de Juan. Nunca completo ni en su orden narrativo. Ésta es una de
las razones por las que nunca se llegará a comprender por las gentes
practicantes de la religión católica quién es el Jesús de Nazaret del que nos
da testimonio el cuarto Evangelio. Con solo leer un par de veces este capítulo
todo leyente quedará sorprendido de que nada se nos cuente de la infancia tanto
de Juan el Bautista como de Jesús de Nazaret. Nada de su infancia. Nada de sus
padres y de su familia.
En Juan 1,19-28 encontramos a un Juan el Bautista como judío
adulto que ha despertado las sospechas de su blasfemo proceder entre las
autoridades de la religión del Templo de Jerusalén: “Los judíos enviaron
desde Jerusalén sacerdotes y levitas para preguntar a Juan quién era... y qué
hacía” (Juan 1,19). Estos judíos, dice luego el texto,
eran fariseos, es decir aquellos judíos con autoridad dentro de la religión del
templo que velaban por el cumplimiento de cuanto prescribe la Ley (escrita) de
Moisés y de todas sus tradiciones orales.
Como ya comprendimos el domingo pasado, por medio del relato
de Marcos-Mg, quién era y a qué se dedicaba este Juan el bautizador-perdonador
de pecados, nos reafirmamos ahora, en la lectura del cuarto Evangelio, en
aceptar que ésta era la identidad y la misión de aquel hombre. Juan fue sólo
una voz, una Voz, una VOZ, UNA VOZ -alta y clara- de Jesús de Nazaret.
Igual que este Juan Bautista levantó sospechas de blasfemia
en la Autoridad de la Religión judía, también Jesús de Nazaret fue acusado y
condenado por blasfemo. Carmelo Bueno Heras.
CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos.
Domingo 3º: 13.12.2020. Después de comentar los cuatro
Evangelios y Hechos ¡completos!...
Comparto CONTIGO, Leyente, una
curiosa cuestión de las lenguas de la Biblia y de su sintaxis:
LA CUESTION DE LOS DOS PUNTOS
Noviembre-diciembre, tiempo de adviento y navidad, según las
tradiciones eclesiales. Es tiempo de preparaciones, esperanzas, utopías..., al
menos, esto es lo que se dice en la literatura espiritual. Isaías, Juan
Bautista, María, Jesús..., vienen a ser las personas que acaparan la atención
con sus mensajes y testimonios de vida. Marcos, el evangelista, nos invita a
leer su texto ¿del adviento?... "Como estaba escrito en el profeta Isaías,...,
una voz grita desde el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus
senderos."
Mira, lector, ya sé que es un mensaje bien sabido. Te invito
a que consultes, con detenimiento, el texto de Isaías al que se refiere Marcos.
Se deberá buscar Isaías 40,3: Al leer el texto del profeta se aprecia que
Marcos ha copiado, por lo que sea, el texto con un error: Ha colocado dos
puntos (:) en lugar bien distinto y ha cambiado significativamente el mensaje.
Veamos.
Isaías dice: "...una voz grita: En el desierto
preparad un camino...". Marcos dice: "...una voz grita en el
desierto: Preparad un camino...". Tanto un mensaje como otro suenan
"muy raros". ¿Para qué abrir un camino en el desierto? ¿No es el
desierto un lugar solitario, sin personas, ni ciudades, ni pueblos, ni
posibilidad de vida? Estas preguntas son para que las responda Isaías. Lo de
Marcos es igualmente sorprendente: ¿Cómo es que una voz da gritos en el
desierto? ¿Quién la puede escuchar? ¿No es el desierto un lugar sin vida, sin
oyentes, sin habitantes?
El texto de Isaías lo oyeron y leyeron aquellos que
regresaban del destierro de Babilonia allá por los años 540 a. C. Al llegar a
la tierra de Judea más que encontrarse con un país rico y organizado, se
encontraron con una tierra devastada, desolada, saqueada, ocupada por los
conquistadores. Se encontraron un desierto. Y el profeta les anuncia: A
trabajar, a edificar, a luchar, a esforzarse..., porque dentro de nada este
"desierto" volverá a ser una tierra nueva, con futuro, con vida.
El texto de Marcos lo oyeron y leyeron los seguidores de
Jesús de la década de los 60 del siglo I. Y en verdad, reconocen que las
palabras del profeta Jesús han sido dichas poco menos que en un desierto.
Frente a tantos que las oyeron son tan pocos los que se han decidido a
seguirlas... Pero esas palabras y la propia persona de Jesús son la nueva vida,
tal vez, la única vida con sentido para aquellas gentes "amarradas" a
la vieja Ley de Moisés y del Templo de Jerusalén. Ley y Templo que se habían
quedado "secos" como "seco" está el desierto.
Y en el adviento de nuestros días, ¿no gana terreno el
desierto de la increencia, de la indiferencia, de la insolidaridad, de la
enemistad? ¿No gana terreno la muerte a la vida, la injusticia a la
misericordia, los nacionalismos radicales a la fraternidad universal, el
acaparar al compartir, el triunfar al servir...? Quien tenga oídos, que oiga en
el adviento de 1991 la voz de Dios en la voz del profeta o del
evangelista, que tanto importa el uno como el otro.
Carmelo
Bueno Heras .Educar hoy 30 (noviembre-diciembre 1991).
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