sábado, 19 de diciembre de 2020

Domingo 4º de Adviento B (20.12.2020): Lucas 1,26-38. ¡Tuvo que ser en el sexto mes! y Domingo 4º: 20.12.2020. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos-DANIEL OCHO,

 Patris corde

'Patris', en latín, genitivo de 'pater', en español 'de padre'. 

'Corde', en latín, ablativo de 'cor', en castellano 'con corazón'. 

Patris corde: Con corazón de padre. 

Este es el comienzo y el nombre de bautismo del Documento de Francisco papa en el que se nos recuerda quién fue y sigue siendo 'el padre de Jesús de Nazaret'. Este documento se publicó el pasado día 8 de diciembre de 2020. En este mismo día y firmado por el titular de la Penitenciaría vaticana, Mauro Piacenza, se publicó el Decreto que anuncia y regula la concesión de las correspondientes Indulgencias durante el año (8 de diciembre de 2020 a 8 de diciembre de 2021) dedicado a la memoria del santo patrono de la Iglesia.

Recuerdo estos datos en la presentación de los comentarios de mis adentros para el domingo día 20 de diciembre. Curiosamente, muy curiosamente, en el día en el que se nos proclama que el padre de Jesús de Nazaret no es otro que el Espíritu Santo. Así es como lo contó Lucas, el Evangelista bien informado (Lc 1,1-4), cuando nos dejó escrito el relato llamado 'La anunciación a María'. Un relato que ha inspirado a los mejores pinceles de la historia del arte de nuestro mundo. ¿Recordaremos: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti... te cubrirá con su sombra" (1,35)? 

Y recordaremos que poco después este mismo Evangelista nos va a constatar: "Todos... comentaban: ¿no es éste el hijo de José?" (4,22). 

¿Cómo es posible que afirmaciones tan contrapuestas vengan a ser verdad tanto la una como la otra? Seguramente será muy urgente la publicación de una tesis que ponga luz en tanta oposición. 

Creo que a estas alturas del siglo XXI y a punto de comenzar su único y muy peculiar año 21 somos muy conscientes de la complejidad que implica responder a la pregunta '¿quién fue y es Jesús de Nazaret?'

Me atrevo a confesar que tan complicado o más es poder responder con serena paz y convicción ¿quién fue y lo será siempre el padre de ese mismo Jesús de Nazaret?

Ninguno de los documentos papales, como recuerda la Carta 'Patris corde', nos sacará de las dudas que alberga el sentido común de tantísimos creyentes y seguidores...

¿Cuesta tanto ser capaz de afirmar que María y José fueron los padres de Jesús de Nazaret? ¿Puede saberse qué entretelas de la fe se resquebrajan con volver a afirmar que José y María fueron y lo serán siempre el padre y la madre de Jesús de Nazaret?

Y ya puestos en faena de liberación quiero imaginar que no se volverá a mencionar en ningún documento vaticano, a partir de este pasado 8 de diciembre de 2020, el asunto de las Indulgencias, ni de días ni de años ni plenarias. ¿En cuál de los cuatro Evangelios y de sus correspondientes Evangelistas se lee jamás una referencia a tales prácticas que unos 'pastores interesados' se atrevieron a implantar? 

Si 'alguien' quiso que tales Indulgencias pertenecieran a la Tradición también puede haber 'otro alguien' que decida silenciarlas en o de la misma Tradición.

Y creo que ya puedo ir poniendo el punto y seguido a esta presentación. 

A continuación se encuentran los comentarios de los dos textos bíblicos del próximo domingo 20 en los que el Ángel Gabriel se nos presenta como protagonista de los relatos. 

    y 

  

Domingo 4º de Adviento B (20.12.2020): Lucas 1,26-38.

¡Tuvo que ser en el sexto mes! Me lo pregunto y lo escribo CONTIGO,

 

Vengo constatando que siempre que se lee este relato de ‘La Anunciación a María’ en las asambleas de la liturgia dominical católica se omite, se silencia, la expresión que el Evangelista Lucas escribió como anáfora en el frontispicio de su tejido. ¿Molesta algo a la autoridad de la liturgia vaticana proclamar (leer en público) ‘Al sexto mes’? (ver Lucas 1,26). Menos mal que este narrador tuvo la delicadeza de volver a repetir esta expresión poco después, en 1,36.

 

Sólo por este, en apariencia nimio pormenor, podemos -y debería hacerse siempre- relacionar este relato, que nos ha elaborado Lucas para sus lectores, con el capítulo octavo del Libro de Daniel y especialmente deben leerse con calma los versículos 20 a 27. ¿Fue aquí donde Lucas se inspiró para su narración? Las setenta semanas de las que habla Daniel han comenzado a cumplirse con los anuncios realizados por El Noticia de Yavé-Dios llamado El Fuerte (Gabriel).

 

Los seis primeros meses de estas setenta semanas corresponden a los meses del embarazo de Isabel. Y desde este sexto mes comienza a desarrollarse el embarazo de María. A los nueve meses nacerá el hijo de Isabel y, en lógica biológica, tres meses después nacerá el hijo de María. Creo que esta puede ser una de las razones por las que en el camino del Adviento se nos propone contemplar la presencia de la madre del hijo que nace.

 

La persona de María, la joven de Nazaret, centra las meditaciones contemplativas de la cuarta y última semana del Adviento de este año 2020 tan explícitamente contagiado y contagiador de ‘El virus de la corona’. El sueño del soñador Daniel, que espero se haya leído muy detenidamente, ¿no denuncia la ostentación de las coronas imperiales de Media, de Persia y, sobre todo, del Supermagnífico Alejandro Primero el Grande, rey de Macedonia y de la casi totalidad del mundo conocido? Entre ceja y ceja, aquel macedonio llevaba su inmensa pandemia del ‘virus de la corona’ (ver Daniel ocho, en el otro comentario, Cinco Minutos).

 

En el hijo que le nace a esta mujer de Galilea se va a cumplir, según la cronología teológica de Lucas, el anuncio de Gabriel a Daniel: dentro de setenta semanas le nacerá a este pueblo de Israel un mesías, el mesías, el liberador, la salvación. Más tarde, sabremos con Lucas que este mesianismo liberador del hijo de María será, no como se esperaba, sino radicalmente distinto, una alternativa extrañamente sorprendente.

 

Este mesianismo liberador estará muy lejos de toda autoridad política y religiosa. Sin Templo ni Palacio Real. Será el mesianismo liberador que reconoce en cada hombre y mujer a un ser humano. Sólo a este mesías de la convivencia que nos presentará este Evangelista se le ocurrirá contar como programa de sus proyectos la parábola de ‘aquel samaritano’ ignorante de las leyes judías, pero amante del caído y desangrado en el camino de la vida (Lc 10,25-37).

 

¿Fueron los hechos de la infancia de Jesús como los leemos en este Evangelio? Seguramente no, en sus cien detalles. Sin embargo fueron así en su sentido más humano. Se sabía bien qué era Jerusalén y casi todos ignoraban qué era Nazaret. Y eso mismo sucede con María y con su hijo Jesús a quien sólo se le conoce a partir de sus treinta años (Lc 3,23). Carmelo Bueno Heras.

CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos.

Domingo 4º: 20.12.2020. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...

DANIEL OCHO

Estos cinco minutos de lectura le dan a uno las claves para organizar las actividades de una unidad didáctica bíblica para trabajar en clase de religión o en catequesis (...) las capacidades, destrezas, valores, conceptos y principios que pueden globalizarse partiendo de un hecho: UN CARNERO Y UN MACHO CABRIO. ¿Sugerente?

Primera actividad, el animador propone la lectura del texto de Daniel 8,1-14 y los asistentes lo leen. Se sugiere, como metodología, que una persona lo lea en voz alta. Se escucha mejor y se entiende mejor la narración. Es importante terminar la narración diciendo la expresión "palabra de Dios", como en una liturgia.

Segunda actividad, el animador invita a organizar un comic, es decir, convertir la narración en secuencias y luego ir dibujando secuencia a secuencia. Puede ser una actividad a realizar en el área de plástica-estética. Se trata de dibujar a Daniel en la ciudad de Susa contemplando la aventura del carnero y del macho cabrío que lo vence y lo que le sucede a este macho cabrío después. Esta actividad se hace a imitación de los miniaturistas-dibujantes medievales que se dedicaban a la ilustración de la Biblia.

Tercera actividad, el diálogo en mesa redonda. Se comienza preguntando si lo leído-escuchado-dibujado se entiende o no. Algunas preguntas para orientar la conversación pueden ser: ¿Se trata de animales o son meros símbolos? ¿Qué quieren significar los cuernos del carnero y del macho cabrío? ¿Por qué hacia el final (vv 11-12) aparece el santuario, el altar y los sacrificios? ¿De qué hablan esos dos santos que aparecen en los vv 13-14? Se toma nota de todo lo dialogado y se redactan (como en el área de lenguaje) las conclusiones finales.

Cuarta actividad. Se debe invitar al titular del área de historia y en su compañía se lee el resto del capítulo ocho, es decir Daniel 8,15-27. Por si acaso, se le informa al profesor de historia de lo hecho hasta ahora. Se le pide al titular de historia, según indica el texto, que exponga la situación histórica -sintetizada- de los medos, los persas, los macedonios y los sucesores del macedonio Alejandro y la relación con los judíos de entonces. Por si se olvida algo, se le puede preguntar por el Seléucida Antíoco IV. Al final, como conclusión puede verse que estos escritores del libro de Daniel cuentan la historia como si se tratara de una batalla de animales salvajes. Es una forma poética-ecológica de hacerlo.

Como actividad complementaria puede echarse una mirada a nuestra realidad humana universal y detectar los medos-persas-macedonios-seléucidas de nuestro siglo XX y volver a dibujar el comic anterior con otros animales que identifiquen a los modernos imperios equiparables a los del pasado. Si dibujar es muy complejo, se puede redactar otro cuento de animales como Daniel ocho, pero con los ancianos y el ángel Gabriel y el vidente Daniel identificados con personas de hoy. Dado que cada uno alumbrará una narración distinta, terminar la actividad con la puesta en común.

Todo este trabajo de seis actividades es para realizarlo en el gran tiempo de la Cuaresma cristiana, o en el tiempo de Pentecostés, para intentar "transformar la realidad existencial en la que vivimos" o tener al menos la esperanza de que el cambio pueda darse, al menos en la visión del hombre contemplativo. Si por este método no se comprende qué nos quiere decir el texto bíblico de Daniel 8, buscar en la biblioteca un comentario y exponerlo tal cual, será más práctico, pero un poco más monótono y menos cautivador.

Carmelo Bueno Heras, Educar hoy 33 (mayo-junio 1992)

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