domingo, 14 de marzo de 2021

Domingo 4º de Cuaresma Ciclo B (14.03.2021): Juan 3,14-21. La humanidad de Jesús sorprende siempre y CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos. Domingo 16º: 14.03.2021 MEMORIA Y PROFECÍA DE UNA MUJER .

 

El polvo

Para esta nueva presentación de los comentarios del domingo, día 14 de marzo, me permito copiar un texto de Jesús Carrasco y de su nueva novela titulada 'Llévame a casa', editada el pasado mes de febrero y que se la lee uno como quien se toma un rico, fresco y natural zumo de fruta. El asunto que se trae entre manos este narrador en su novela es, como él mismo nos dice textualmente, "la responsabilidad de ser hijos... y de las consecuencias de asumirla". El texto que transcribo y que tú y yo leemos aquí y ahora se encuentra en la página 21 de su novela:

 

"Los relojes no deberían estar llenos de arena sino de polvo. Es el polvo lo que verdaderamente nos ayuda a entender el paso del tiempo. El polvo es un fenómeno tan consistente como la gravedad pero sin su prestigio científico, ni su Newton, ni su unidad en un museo de París. Si se sostiene un cuerpo a un metro del suelo y se suelta, cae. Si se deja pasar el tiempo y nada se toca ni se remueve, el polvo también cae. No se sabe dónde está, pero está. Se deposita en las superficies planas y también en las inclinadas. Se mezcla con grasa en las campanas de cocina formando un lodazal que termina encostrándose. Metafóricamente, el polvo también se asienta en los silencios. Entre su padre y él (un tal Juan Álvarez) había kilos de polvo. También en el espacio que le separa de su madre y, en menor medida, entre él y su hermana".

 

Ya se ve que se trata sólo de un sorbito de ese zumo natural de fruta. El sorbito del polvo. Y como éste unos cuantos más que se hallan entretejidos en la narración de los sucesos que acontecieron, al parecer, en un lugar de la Mancha desde un tres de agosto (pág. 12) hasta mediados de un abril lluvioso (pág. 301). Todo es tan natural como la vida misma, y con las mil y una historias de otras tantas familias o más. Seguramente más. Y..., ¿de qué casa se trata?

 

Si esta breve reflexión sobre 'el polvo' me sorprendió gratamente fue, entre otras muchas razones, porque me evocó la realidad de nuestras relaciones con cada uno de los cuatro Evangelios, en particular, y con los demás libros de nuestras Biblias. 

 

Seguramente que Jesús de Nazaret y su visitante nocturno llamado Nicodemo no hablaron en su cita sobre el asunto de 'el polvo'. Pero el galileo del norte propuso al magistrado de la capital 'desempolvar' toda su vida y 'volver a nacer de nuevo'... ¿Volver a nacer?

 

Casi nada. O, casi todo.

 

A continuación se encuentran los dos comentarios evangélicos de cada semana.

 

 

Domingo 4º de Cuaresma Ciclo B (14.03.2021): Juan 3,14-21.

La humanidad de Jesús sorprende siempre. Me lo escribo CONTIGO,

 

En este cuarto domingo de la Cuaresma se nos lee a las gentes de la celebración el texto de Juan 3,14-21. Al comenzar la lectura podremos escuchar esta expresión de labios del lector, habitualmente el sacerdote y celebrante: “En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo”.  Pero en verdad, si se consulta el texto en cualquiera de las Biblias, nadie encontrará esta expresión en Juan 3,14. Ojalá la gente curiosa lea Juan 3,9. Y anteriormente Juan 3,4 y antes Juan 3,1.

 

Constatará entonces el lector de la Biblia que el autor del cuarto Evangelio nos está contando un acontecimiento que ninguno de los tres Evangelios Sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) nos dio a conocer sobre las relaciones de su Jesús de Nazaret con un importante personaje (magis) del Sanedrín judío. Este tal Nicodemo que, según este Evangelista, fue en plena noche de luna nueva (no llena) a hablar con Jesús se atrevió a formularle tres cuestiones. Una vez respondidas las tres preguntas creo, creo, creo que se marchó y le dejó a Jesús (y también a sus lectores de siempre) con la palabra en la boca.

 

Por ser preciso apuntaré que este Nicodemo vuelve a aparecer en Juan 7,50-53. Y aquí se le presenta como decidido defensor de Jesús en pleno Sanedrín. Y no hay dos sin tres. En Juan  19,38-42 nos comenta el Evangelista que Nicodemo está presente en la sepultura de Jesús. Vuelvo a repetir que nada de todo esto se nos cuenta en los otros Evangelistas. ¿Por qué?

 

¿Por qué? Probablemente porque nunca sucedieron así estas cosas. Sólo la mente del autor de este Evangelio conoció las intencionalidades de este magistrado sanedrita. Pero lo que sí parece muy intencionadamente explícito para este Evangelista es dejar claro en todo momento que su Jesús de Nazaret, el judío y laico de Galilea, había sorprendido a las autoridades de la Religión de Israel, de Moisés y de los Profetas por sus decisiones contrarias a la Ley que se creía que tenía como autor al mismísimo Yavé Dios de Abraham, de David y hasta del mundo entero.

 

Cuando escribe este cuarto Evangelista a finales del siglo primero, aquel Jesús condenado y ejecutado por blasfemo llevaba más de sesenta años sepultado y sin haber venido la segunda y definitiva vez a tomar posesión de su identidad de Mesías salvador como lo habían esperado los hombres y mujeres que se decían y creían sus seguidores. La humanidad de este hombre sorprendió a quienes lo conocieron y sigue sorprendiendo a quienes tratan de comprenderlo.

 

Las personas que sólo escuchen las palabras que se nos leerán en el Evangelio del domingo  corren el peligro inmenso de acogerlas sin conocer el contexto en el que están escritas y transmitidas. ¿El Dios del mundo es único? Y éste, ¿sólo ha tenido un hijo único? Jesús de Nazaret, ¿es el hijo único de este Dios único del mundo? Y me sigo preguntando sin tener respuestas,  ¿no ha tenido cada pueblo de este mundo su Dios, sus Dioses y hasta sus Familias?

 

En este texto de Juan, aquel Jesús de Nazaret es la vida y es la verdad y es la luz. Pero aquel Jesús de Nazaret fue un condenado por hereje y blasfemo. Y esta herejía y blasfemia nos la resumió este Evangelio en Jn 13,35: ‘amarse unos a otros’. Éste fue su único mandamiento, su única Ley, su único Credo y toda su Religión (sin otro templo, rito o sacerdocio).  Carmelo Bueno Heras 


     

            CINCO MINUTOS con la Biblia entre las manos.

               Domingo 16º: 14.03.2021. Después de comentar los cuatro Evangelios y Hechos ¡completos!...

MEMORIA Y PROFECÍA DE UNA MUJER

                "Yo os aseguro: Donde quiera que se proclame la Buena Noticia, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya" (Mc 14,9). Para estos "cinco minutos" bíblicos ha llegado el momento de presentar el gesto ¿profético? de esta mujer. Juan dice que se llamaba María y su gesto lo sitúa en casa de Lázaro. Mc y Mt señalan que el acontecimiento sucedió en casa de Simón el leproso. Siempre en Betania y en los días previos a la pasión y muerte de Jesús. Lucas no habla del tema, aunque su narración de la mujer pecadora (7,36-50) tiene muchos elementos coincidentes.

                ¿A qué gesto nos referimos? Al llamado unción en Betania y que a mí me gusta titularlo: el perfume de la fe o memoria y profecía de una mujer. Leamos ya los textos siguientes: Mt 26,6-13; Mc 14,3-9 y Jn 12,1-8. Se caerá en la cuenta de que el gesto es muy sencillo. Jesús está en una casa, la del leproso Simón o la de Lázaro, a la mesa. Se comparte, tal vez, la comida. En esto, se acerca una mujer y derrama perfume abundante y carísimo (el equivalente al sueldo de un año de trabajo) y lo derrama sobre Jesús. Sobre sus pies o sobre su cabeza. La imaginación de la escena nos "hace ver" que Jesús quedó bien perfumado y, sobre todo, bien embadurnado (recordemos que antes utilizaban el aceite para fijar los perfumes). Esta mujer realiza su gesto sin decir tus ni mus.

                Después del gesto vienen las interpretaciones. Primero, la de los discípulos (o la de Judas) sensibilizados con los pobres. Muy razonable. Luego la de Jesús, que enmienda la plana a los discípulos y alaba a la mujer por su gesto perfumante de ahora y de después, cuando llegue su sepultura. Pero lo que sorprende es el final de la escena, las palabras que se ponen en boca de Jesús, citadas al comienzo: allí donde se anuncie el Evangelio se hablará de esta mujer... ¿Tan significativo fue el gesto de derramar abundantemente aceite perfumado y carísimo?

                Probablemente, para responder a esta pregunta habrá que leer algún texto del AT que esté sirviendo de referencia y fundamento al gesto de la mujer y al relato que los evangelistas nos han transmitido. Proponen los estudiosos de la Biblia que conviene prestar atención a lo que se ordena y manda de parte de Dios en el libro del Éxodo 30,23-33 y que es lo siguiente: "Habló Yahvé a Moisés y le dijo: Toma aromas escogidos... prepararás con ello el aceite para la unción sagrada, perfume aromático... Con él ungirás la Tienda del Encuentro y el Arca de la Alianza... Ungirás también a Aarón y a sus hijos y los consagrarás para que ejerzan mi sacerdocio... No debe derramarse sobre el cuerpo de ningún hombre, no haréis otro de composición parecida a la suya... Cualquiera que prepare otro semejante o derrame de él sobre un laico, será exterminado de su pueblo..."

                La memoria de esta unción se actualizaba en Israel cada vez que se consagraba a un nuevo sacerdote o rey. Ciertamente, Jesús era un laico, alguien del pueblo que no había accedido al estamento sacerdotal. ¿Guardaba esta mujer en la memoria de su corazón todo esto? Si lo sabía, ¿por qué arriesga su vida realizando un gesto prohibido por la ley? ¿No puede llamarse a esto actitud profética? ¿Acaso había renunciado a su fe y espiritualidad judía orientada por la ley de Moisés y el Dios en quien creía Israel? ¿Se había convertido, quizá, en seguidora de Jesús?, ¿Confesaba, a su manera, el nuevo sacerdocio de Jesús? ¿Se había dejado conquistar por la "espiritualidad" de Jesús y había abrazado la fe en el Dios del laico judío Jesús de Nazaret?... La memoria se actualiza en el gesto y la profecía se realiza en el sorprendente cambio de protagonistas: la que unge y el ungido. Carmelo Bueno Heras. Educar hoy 57 (marzo-abril.1997)

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