El amor no solo se expresa con palabras sino principalmente con hechos hacia los demás
Por: Francisco Mario Morales | Fuente: Catholic.net
Por: Francisco Mario Morales | Fuente: Catholic.net
Para iniciar debemos considerar algo elemental.
Todo ser humano desde el momento de nacer comenzamos a aprender y asimilar experiencias.
Todo ser humano desde el momento de nacer comenzamos a aprender y asimilar experiencias.
Cuando nos convertimos en papás, una de nuestras principales responsabilidades es enseñar a nuestros hijos a expresarse con palabras, a dar sus primeros pasos, a controlar sus movimientos y ser precavidos, a alimentarse y comenzar a ser autónomos, y algo muy importante a conocer, a sentir, a vivir el amor, y aprender a dar amor.
En la mayoría de las veces creemos que el amor es algo que cada uno de nuestros hijos irá descubriendo poco a poco a medida que vaya creciendo. San Francisco de Sales, nos enseña algo muy importante para la enseñanza del amor: “No sólo amar a los demás, sino que los demás sientan y se den cuenta que sí los amamos”.
Los hijos tienen que aprender a ver el amor. El verdadero amor no es pasión desbordada y fugaz. El amor lo aprenderá por la veces que los padres se lo digamos, el amor tenemos que enseñarlo. Tenemos que enseñarles a amarse así mismos y también amar a los demás, y que además sepan como demostrarlo. La salud afectiva se enseña y todos nuestros hijos deben aprenderla, y esto desde los primeros meses de vida.
¿Cuántos de nosotros exigimos amor, pero no sabemos cómo amar a los demás? El amor se demuestra respetando, obedeciendo, siendo agradecidos y tolerantes, también corrigiendo. El amor se demuestra perdonando, con un abrazo sincero y un beso sano.
El amor no solo se expresa con palabras sino principalmente con hechos hacia los demás. Los hijos poco creen en el amor porque los padres lo hemos distorsionado con el ejemplo.
Visitar a los enfermos, compartir el alimento, ayudar a las personas en sus necesidades extremas, solidarizarse con los vecinos cuantas veces sea necesario, estar dispuestos a apoyar a quien lo necesite, interés de bienestar de los demás, de esta manera se expresa y se hace sentir el amor no solo con palabras sino con hechos, y además es una forma de enseñar el amor y la forma de amar a los demás. Todo esto debe comenzar y vivir desde la familia
El verdadero amor, que tanta falta hace en los hogares, requiere de dar ejemplo de sacrificio para beneficiar a muchas personas que necesitan de nuestro amor.
Tenemos que ayudar a alejar la ignorancia, orientar a quien lo desee y necesite, dentro de lo posible ayudar a corregir errores, perdonar, consolar, tolerar con medida y acercar a Dios a quien lo necesite.
Porque el amor no sólo es recibir, el amor se satisface al dar y ver el bien que podemos hacer a los demás (no solo buscar ser amados). No solo debemos sentirnos amados, sino hacer que los demás sientan y se den cuenta de nuestro amor por ellos.
Es necesario salir del egoísmo en el que estamos inmersos y que nos impide vivir el amor verdadero y enseñarlo con el ejemplo a nuestros hijos. ¡Hay que enseñar a vivir el amor!
El verdadero amor es el que da sentido a la vida. Vivir con soberbia, egoísmo y envidia es no saber vivir. Nuestros hijos deben aprender lo que es el amor, viéndolo a través de nosotros, diciéndoselos y enseñándoselos con nuestro propio ejemplo.
El odio y el rencor son veneno letal para quienes viven con ellos en lugar del amor.
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