viernes, 1 de febrero de 2019

EXPERIENCIA DE ESCLAVITUD, DEL DESIERTO Y DE LA PASCUA (P. Antonio Oliver Montserrat) Vin Cens

EXPERIENCIA DE ESCLAVITUD, DEL DESIERTO Y DE LA PASCUA
- Experiencia de esclavitud
La experiencia de Israel en el desierto fue una experiencia fundamental. Eran esclavos en Egipto, pero comían; trabajaban aplastados por el Faraón, pero sobrevivían junto al Nilo, generoso en peces y en verduras, y, en ese contexto, Moisés sintió que Dios le llamaba para sacar a su pueblo de la esclavitud. Y Moisés, aun con la oposición del Faraón y su corte, cruzó el mar Rojo con sus gentes. Anduvieron por el desierto durante 40 años, en busca de la Tierra Prometida y, en la dureza del desierto, los israelitas sintieron el abandono de Dios. Había sido Dios a través de Moisés quien les había metido en la arena sin camino, y cuando estaban perdidos -tenían la cerviz muy dura, como los buenos toros- alzaron su cabeza contra Moisés y contra Dios diciendo: -En Egipto al menos teníamos ajos y cebollas, pero nos has traído a un lugar de serpientes y escorpiones, donde nos morimos de hambre y no hay una gota de agua-. Así formuló el pueblo su experiencia del desierto. Era mejor -decían- ser esclavos y poder comer, que ser libres y morirse de hambre. ¡Espléndida expresión! Esta es la voz del hombre que se cansa de caminar y, cansado, se decide a construir una tienda para cobijarse.
Esta ha sido la eterna tentación de la humanidad, pero una tentación que resulta ser siempre falsa. La grandeza del hombre está justamente en no detenerse, y por eso Dios se queja de la dureza de cerviz del pueblo que ha escogido. Él los sacó de Egipto, donde eran esclavos, aunque tuvieran la comida asegurada, y los llevó al desierto, donde no había caminos, ni comida, para que se fiaran de Dios que proveía, e inventaran el camino cada día. Fue una experiencia tan fuerte que les marcó para toda la vida, y fue gracias a esa experiencia como el pueblo de Israel llegó incluso a plantearse el tema de Dios único y creador de todo.
- Experiencia del desierto
He aquí el paradigma de la verdadera religión, un paradigma que refleja las constantes de la experiencia religiosa. Porque, ¿qué es Egipto? El lugar de la esclavitud, donde se experimenta que es mejor la la libertad muriéndose de hambre, que estar sentado en la opulencia. ¿Se puede decir mejor en qué consiste el ''odós'', el Camino, el ''Tao'' del que estamos hablando? Aquí radica justamente el pecado de las religiones. Un pecado de instalación. Como es duro, y la inestabilidad produce angustia y miedo, la religión te propone la seguridad de lo que debes creer y te da lecciones de teología, eucaristías muy bien organizadas, y sacramentos bien estructurados. Te puedes sentar y establecer, que tendrás lo que necesitas, pero no pienses, ni te subleves, porque vas a tener comida, aunque sea en la esclavitud.
A este punto han llegado hoy las religiones, a sustituir la libertad y el compromiso como seres humanos por un plato de lentejas. En cambio, si te metes hacia dentro de tu religión, en busca del Dios verdadero, y sin maldecirla, entonces esa misma religión te invitará a embarcarte en la aventura. ¿Y si en un momento dado dices que no ves el camino? La religión te dirá que el camino hay que inventarlo, los caminos los haces tú. ¿Y si no hay comida? La comida hay que crearla, y si no, ya te caerá del cielo. ¿Te fías o no te fías? Porque sólo llegarás si te fías.
No suelen funcionar así las religiones, que ellas mismas se proponen como el camino seguro, el que no engaña; sin embargo, ya sabemos que, en temas de religión, hay que andar con mucho cuidado. ¿Para qué arriesgar con la posibilidad de equivocarnos si tenemos la religión verdadera? Pero sucede que la religión sólo es verdadera si te lleva a Dios, y la respuesta a si te lleva verdaderamente hacia Dios sólo la puedes dar tú, no los demás. ¿No será mejor buscar a Dios, al Dios verdadero, aunque sea con tropiezos y equivocaciones, que hacerlo a través de comodidades religiosas? ¿Quién puede garantizar una seguridad respecto al Dios verdadero? ¡Lo importante es buscar a Dios, no el camino que te digan! La religión no es establecerse, sino caminar.
- La experiencia de la Pascua
Esto se dice mejor desde la experiencia de la Pascua de los hebreos, el ''paso, de Dios por la historia; Dios no está aquí o allí... como decían los creyentes del tiempo de Jesús. ''Si alguno os dice: Mirad, el Cristo aquí, miradlo allí, no lo creáis. Pues surgirán falsos cristos y falsos profetas y realizarán señales y prodigios con el propósito de engañar, si fuera posible, a los elegidos. Vosotros, pues, estad sobre aviso; mirad que os lo he predicho todo'' (Mc. 13, 21-23).

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