Memoria de san Pedro Damiani, cardenal obispo de Ostia y doctor de la Iglesia. Habiendo entrado en el eremo de Fonte Avellana, promovió denodadamente la vida religiosa, y en los tiempos difíciles de la reforma de la Iglesia, trabajó para que los monjes se dedicasen a la santidad de la contemplación, los clérigos a la integridad de vida, y para que el pueblo cristiano mantuviese la comunión con la Sede Apostólica. Falleció el día veintidós de febrero en la ciudad de Favencia, de la Romagna.
Conmemoración de san Eustacio, obispo de Antioquía, el cual, célebre por su doctrina, en tiempo del emperador arriano Constancio fue desterrado a Trajanópolis, en Tracia, a causa de su fe católica, y allí descansó en el Señor.
En el monasterio de Granfeld, en la región de los helvecios, san Germán, abad, que al tratar de defender pacíficamente a unos vecinos del monasterio ante la agresión de unos salteadores, fue despojado por estos de sus vestiduras y alanceado hasta morir, juntamente con el monje Randoaldo.
En Londres, en Inglaterra, beato Tomás Pormort, presbítero y mártir, que en tiempo de la reina Isabel I fue encarcelado por ser sacerdote y después colgado cerca de la catedral de San Pablo, consumando así su martirio.
También en Londres, san Roberto Southwell, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que durante varios años ejerció su ministerio en la ciudad y sus alrededores, y compuso varios himnos espirituales. Detenido por ser sacerdote, fue cruelmente torturado por orden de la misma reina Isabel I y terminó su martirio al ser colgado en Tyburn.
En el monte Unzen, en Nagasaki, Baltasar Uchibori, Antonio Uchibori, e Ignacio Uchibori, hermanos, mártires.
En Angers, población de Francia, beato Natal Pinot, presbítero y mártir, el cual, en tiempo de la Revolución Francesa, mientras se preparaba para celebrar Misa como párroco que era, fue detenido y, revestido con los ornamentos litúrgicos a modo de burla, le llevaron al patíbulo como al altar del sacrificio.
En Turín, ciudad de la región italiana de Piamonte, beata María Enriqueta (Ana Catalina) Dominici, de la Congregación de Hermanas de Santa Ana y de la Providencia, que gobernó sabiamente y engrandeció su Instituto durante treinta años, hasta el día de su muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario