Beata Margarita Ball, mártir
fecha: 20 de junio
n.: c. 1515 - †: 1584 - país: Irlanda
otras formas del nombre: Maighréad Ball nic Fheorais
canonización: B: Juan Pablo II 27 sep 1992
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
n.: c. 1515 - †: 1584 - país: Irlanda
otras formas del nombre: Maighréad Ball nic Fheorais
canonización: B: Juan Pablo II 27 sep 1992
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
Elogio: En la misma ciudad de Dublín, conmemoración de la beata Margarita
Ball, mártir, que, habiendo quedado viuda, fue denunciada por su propio hijo
por acoger en su casa a sacerdotes perseguidos y, después de diversas torturas,
ya septuagenaria falleció en un día no precisado.
refieren a este santo: Beato Francisco
Taylor
Ver más información en: 17 mártires de
la persecución religiosa en Irlanda
No se sabe el día exacto del año 1584 en
el que Margarita Ball pasó desde este mundo al Padre. Pero como el día de hoy
fue el martirio del Beato Dermicio O'Hurley, y este santo obispo encabeza el
grupo de mártires irlandeses beatificados el 27 de septiembre de 1992, en el
que está incluida Margarita, el Martirologio romano inscribe su memoria en esta
fecha.
Margarita Bermingham nació hacia el año
1515, poco más o menos, hija de Nicolás Bermingham de Corballis, en la baronía
de Skreen, condado de Meath, en Irlanda, y de su esposa Catalina, hija de
Richard de La Hide, de Drogheda. En 1530, con unos quince años, se casó con
Bartolomé Ball, natural de Balrothery, en el condado de Dublin, que fue
«bailiff» (alguacil) de Dublin entre octubre de 1541 y octubre de 1542 y
«mayor» de la ciudad entre 1553 y 1554. Bartolomé Ball murió al cabo de 38 años
de matrimonio, en los cuales tuvo con Margarita nada menos que veinte hijos,
pero de los cuales solamente sobrevivieron cinco, tres varones y dos mujeres.
Cuando en 1568 quedó viuda, Margarita
pensó emplear su tiempo en alguna buena obra, y así ella, una respetable señora
de Dublin, decidió abrir en su casa una escuela donde ofrecer educación y
formación a los niños y jóvenes procedentes de familias católicas, las cuales,
muy pronto, le mandaron alumnos de todos los rincones del país. La instrucción,
la buena educación y la piedad que ella les transmitía acreditaron a los ojos
de los padres y de los propios jóvenes la institución de Margarita. A su vez no
tenía inconvenientes, corriendo riesgos, en acoger sacerdotes católicos en su
casa, pero a finales de los años 1570 fue denunciada y, registrada la vivienda,
hallaron a un sacerdote diciendo misa, por lo que Margarita fue a parar a la
cárcel, de la que salió pronto con la ayuda de dinero y de algunas personas
influyentes. Pero no salió escarmentada, pues continuó su labor educativa y
apostólica.
El problema lo tuvo en su propia familia:
cuatro de sus hijos siguieron siendo católicos, pero el mayor, Walter, era un
protestante decidido y llevaba a mal las amonestaciones de su madre para que se
hiciera católico. La cosa se agrió al extremo en que Walter arrestó a su propia
madre, la llevó por las calles de la ciudad en un zarzo y la metió en prisión.
Seguramente se la acusó de recusar el «Acta de uniformidad». El hecho es que
permaneció en la cárcel, donde padeció tanto que su salud se resquebrajó y vino
a morir en ella.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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