San Adolfo de Osnabrück, obispo.
Padre de los pobres y los leprosos.
San Adolfo (Adulph, Odulph) de Osnabrück, obispo. 30 de junio y 14 de febrero (en Osnabrück).
La tradición le hace descendiente de la importante familia de los condes de Tecklenburg, los cuales mediante sus influencias lograron que siendo adolescente fuera nombrado canónigo de la catedral de Colonia, con vistas a ser presbítero y obispo. Pero el joven Adolfo, ansiando una vida religiosa auténtica y no por privilegios, marchó al monasterio de Altenkamp, de la Orden del Císter. Entre 1215 y 1217 el obispo San Gerardo de Osnabrück (3 de abril) es trasladado a la diócesis de Bremen y el joven Adolfo fue elegido para ocupar su sitio en la sede de Osnabrück. Habían triunfado las influencias familiares igualmente, pero hay que decir que para bien, pues el joven obispo se ganó prontamente a sus fieles, por s intensa actividad apostólica, su celo por el culto, su devoción y caridad. Austero para sí mismo y esplendoroso para el culto. Con mano estrecha para sí mismo y ancha para socorrer a los necesitados.
Especialmente fue solícito con los leprosos a los que nadie socorría, ni los mismos cristianos. El santo obispo dio ejemplo atendiéndoles personalmente dándoles auxilio material y espiritual. Incluso su iconografía recoge este hecho, representándole rodeado de leprosos. Y de entre todos aquellos desamparados hizo hasta un amigo personal, al que visitaba y socorría en su cueva. Era un leproso conocido por sus pecados públicos, su odio contra Dios, al que consideraba su castigador. La leyenda piadosa dice que unos canónigos, escandalizados con este peligro al que se sometía el obispo, planearon llevarse al leproso bien lejos para que Adolfo no lo encontrase. Y así lo hicieron, pero esa misma noche, los ángeles le trasladaron a su primera cueva, donde Adolfo siguió visitándole hasta que el enfermo murió reconciliado con Dios.
Adolfo falleció lleno de virtudes y del amor de su pueblo el 30 de junio de 1224. En 1632 se le dedica un altar en la catedral de Osnabrück, y en 1651 se elevaron las reliquias, lo cual equivale a una beatificación. Nunca ha sido canonizado, pero ni lo ha necesitado, pues la devoción a su memoria ha sido constante.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 30 de junio además se celebra a San León de Patara, mártir.
La tradición le hace descendiente de la importante familia de los condes de Tecklenburg, los cuales mediante sus influencias lograron que siendo adolescente fuera nombrado canónigo de la catedral de Colonia, con vistas a ser presbítero y obispo. Pero el joven Adolfo, ansiando una vida religiosa auténtica y no por privilegios, marchó al monasterio de Altenkamp, de la Orden del Císter. Entre 1215 y 1217 el obispo San Gerardo de Osnabrück (3 de abril) es trasladado a la diócesis de Bremen y el joven Adolfo fue elegido para ocupar su sitio en la sede de Osnabrück. Habían triunfado las influencias familiares igualmente, pero hay que decir que para bien, pues el joven obispo se ganó prontamente a sus fieles, por s intensa actividad apostólica, su celo por el culto, su devoción y caridad. Austero para sí mismo y esplendoroso para el culto. Con mano estrecha para sí mismo y ancha para socorrer a los necesitados.
Especialmente fue solícito con los leprosos a los que nadie socorría, ni los mismos cristianos. El santo obispo dio ejemplo atendiéndoles personalmente dándoles auxilio material y espiritual. Incluso su iconografía recoge este hecho, representándole rodeado de leprosos. Y de entre todos aquellos desamparados hizo hasta un amigo personal, al que visitaba y socorría en su cueva. Era un leproso conocido por sus pecados públicos, su odio contra Dios, al que consideraba su castigador. La leyenda piadosa dice que unos canónigos, escandalizados con este peligro al que se sometía el obispo, planearon llevarse al leproso bien lejos para que Adolfo no lo encontrase. Y así lo hicieron, pero esa misma noche, los ángeles le trasladaron a su primera cueva, donde Adolfo siguió visitándole hasta que el enfermo murió reconciliado con Dios.
Adolfo falleció lleno de virtudes y del amor de su pueblo el 30 de junio de 1224. En 1632 se le dedica un altar en la catedral de Osnabrück, y en 1651 se elevaron las reliquias, lo cual equivale a una beatificación. Nunca ha sido canonizado, pero ni lo ha necesitado, pues la devoción a su memoria ha sido constante.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 30 de junio además se celebra a San León de Patara, mártir.
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