martes, 25 de junio de 2019

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Día 8: Pureza de cuerpo y alma (25 de junio)

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Día 8: Pureza de cuerpo y alma

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Mientras están en sus hogares, cada día, son millones de personas las que invocan la ayuda de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

 
La imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es un ícono pintado en madera, y parece haberse originado alrededor del siglo XIII. Tradicionalmente, la imagen también se conoce como "Madre del Perpetuo Socorro".

El ícono (aproximadamente 54 x 41.5 centímetros) representa a nuestra Santísima Madre María, bajo el título "Madre de Dios", sosteniendo al Niño Jesús. Los Arcángeles Miguel y Gabriel, que asoman en las esquinas superiores, sostienen los instrumentos de la Pasión. San Miguel (en la esquina izquierda) sostiene la lanza, la esponja empapada en vino y la corona de espinas, y San Gabriel (en la esquina derecha) sostiene la cruz y los clavos.

La intención del artista era retratar al Niño Jesús contemplando la visión de su Pasión futura. Sin embargo, el icono también transmite el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte, simbolizado por el fondo dorado (un signo de la gloria de la resurrección) y la manera en que los ángeles sostienen los instrumentos, es decir, como trofeos recogidos del Calvario en la mañana de Pascua.

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

A continuación, te presentamos la novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Busca un lugar silencioso y toma 5 minutos de respiración lentamente antes e iniciarla

1.- Señal de la Cruz

Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

2.- Oración inicial.

Oh María, Madre del Perpetuo Socorro, te saludo con devoción filial. Renuevo la consagración de mí mismo, y todo lo que tengo para ti. Te agradezco por tu protección maternal y por las muchas bendiciones que he recibido a través de tu maravillosa misericordia y de la más poderosa intercesión.

En todas mis necesidades, recurro a ti con una confianza ilimitada, oh Auxiliadora, oh Madre de misericordia.

Te suplico ahora que escuches mi oración y que obtengas de tu divino Hijo el favor que pido en esta novena.

- Menciona aquí tu petición -

Alcánzame también para mí, querida Madre del Perpetuo Socorro, la gracia de poder imitarte y llegar a ser más como tú en la práctica de las virtudes de la humildad, la pureza, la sumisión a la voluntad de Dios y la caridad.

Sé mi protectora en la vida, guárdame y guíame en los peligros, dirígeme en las dificultades, guíame en el camino de la perfección, y ayúdame en la hora de mi muerte, para que pueda ir a ver a Jesús y disfrutarlo, bendecirlo y amarlo eternamente en el cielo.

Amén.

3.- Oración Día 8: Pureza de cuerpo y alma.

Oh Madre del Perpetuo Socorro, lirio de los valles y espejo de la pureza, bendito sea Dios, cuya infinita bondad nos ha dado un medio tan poderoso de liberación de la esclavitud de ese vicio mortal que, más que ningún otro, causa las ruinas eternas de las almas.

¡Cuántas tienes, oh Virgen purísima, preservada en inocencia a través de la vida!

¡Cuántas, después de haber sido durante mucho tiempo esclavas de sus vergonzosas pasiones, han recuperado a través de ti toda su libertad!

Te suplico entonces, protégeme y a todos los que me pertenecen, de los continuos ataques de este vicio.

Alcánzame, Madre María, por la santa virginidad y por tu Inmaculada Concepción, que sea puro en cuerpo y alma.

Tú siempre defiendes a todos los que confían en tu Perpetuo Socorro, y que te invocan en la hora del peligro: concédeme que en ningún día pueda omitir honrarte e invocarte.

Que pueda yo siempre tenerte en cuenta, especialmente cuando el enemigo de mi salvación me asalta. Esta es la gracia que yo te pido, y siempre deseo preguntarte: consíguela para mí y así permaneceré seguro.

Por tu santa virginidad y tu Inmaculada Concepción alcánzame, oh Madre del Perpetuo Socorro, pureza de cuerpo y alma. 

Madre del Perpetuo Socorro, no me olvides.

Amén.

- Recitar 3 Avemarías

Jaculatoria: "Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, ruega por nosotros"

4.- Acto de consagración a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Santísima Virgen María, que para inspirarme con la más plena confianza, has estado dispuesta a tomar el dulce nombre de Madre del Perpetuo Socorro.

Reconozco que mis pecados me hacen indigno de ser admitido entre el número de tus privilegiados hijos. Sin embargo, deseoso de disfrutar de tu misericordioso favor, me arrodillo a tus pies y humildemente postrado ante ti, yo (mencionar tu nombre) te consagro mi entendimiento, para que siempre pueda pensar en consagrarte mi corazón para que, después de Dios, pueda amarte sobre todas las cosas.

Oh mi Soberana Señora, sdígnate en recibirme entre el número de tus hijos favorecidos, tómame bajo tu protección, ayúdame en todos mis deseos espirituales y temporales, pero especialmente a la hora de mi muerte.

Oh, Madre del Perpetuo Socorro, sé que me amas más de lo que puedo amarme a mí, confío todos mis intereses a tu cuidado: dispón de mí y de todo lo que me pertenece según tu agrado.

Oh Madre, bendíceme, y por tu poderosa intercesión, apoyame en la debilidad, de manera que, después de haberte sido fiel en el servicio durante esta vida, pueda alabarte durante, amarte y agradecerte eternamente en la próxima.

Amén.

5.- Oración final.

Oh Santa Virgen María, que para infundirnos una confianza ilimitada, has estado complacida de tomar el dulce nombre de Madre del Perpetuo Socorro, yo (Mencionar tu nombre) te imploro que vengas en mi ayuda siempre y en todas partes; en mis tentaciones; después de mis caídas; en mis dificultades; en todas las miserias de la vida, y sobre todo, en la hora de mi muerte.

Dame, amorosa madre, el deseo, y del mismo modo, el hábito de tener siempre recursos para ti. Me siento seguro de que si te invoco con fidelidad serás fiel y vendrás en mi ayuda.

Alcánzame la gracia de orar a ti sin cesar, y con la confianza de un niño, para que en virtud de esta fiel oración pueda garantizar tu Perpetuo Socorro y mi perseverancia final.

Bendíceme, Madre amorosa y siempre servicial, y reza por mí ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

Oh Dios, que has querido que la Madre de tu Hijo unigénito sea la Señora del Perpetuo Socorro de todos los cristianos en la tierra, concédenos la gracia de invocarla con confianza en todas nuestras necesidades de alma y cuerpo, para que, salvadas a través de su protección y ayuda, podamos ser llevados a la visión eterna de Tu Gloria en el cielo: a través de Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

 

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