sábado, 22 de junio de 2019

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Día 5: Hazme amar más a Jesús (22 de junio)

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Día 5: Hazme amar más a Jesús

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Hoy en día, acompañados de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, todos los cristianos podemos soportar muchas dificultades de la vida.

 
Las Escrituras nos dicen que el primer milagro de Jesús fue realizado para los recién casados ​​desesperados en la recepción de Boda. Quizás antes de que el agua se transformara vino, podriamos pensar el primer milagro fue que esta pareja eligió invitar a María y a Jesús al comienzo de sus vidas juntos.

Nuestra Madre del Perpetuo Socorro ofrece esperanza constante para todos y María es especialista en convertir la esperanza en realidad.

La esperanza de María proviene de su confianza en Dios. En cierto sentido, el mensaje del Ángel Gabriel a María fue un baño de gracia para ella. Todo lo que María tuvo fueron dos verdades angélicas: no tenía que temer ("¡No temas, María!"), Y la promesa de Dios estaría con ella ("¡el Espíritu Santo te cubrirá con su sombra!").

Comprometida con este consuelo, María podría soportar muchas dificultades, y hoy en día, acompañados de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, también nosotros podemos hacerlo.

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

A continuación, te presentamos la novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Busca un lugar silencioso y toma 5 minutos de respiración lentamente antes e iniciarla

1.- Señal de la Cruz

Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

2.- Oración inicial.

Oh María, Madre del Perpetuo Socorro, te saludo con devoción filial. Renuevo la consagración de mí mismo, y todo lo que tengo para ti. Te agradezco por tu protección maternal y por las muchas bendiciones que he recibido a través de tu maravillosa misericordia y de la más poderosa intercesión.

En todas mis necesidades, recurro a ti con una confianza ilimitada, oh Auxiliadora, oh Madre de misericordia.

Te suplico ahora que escuches mi oración y que obtengas de tu divino Hijo el favor que pido en esta novena.

- Menciona aquí tu petición -

Alcánzame también para mí, querida Madre del Perpetuo Socorro, la gracia de poder imitarte y llegar a ser más como tú en la práctica de las virtudes de la humildad, la pureza, la sumisión a la voluntad de Dios y la caridad.

Sé mi protectora en la vida, guárdame y guíame en los peligros, dirígeme en las dificultades, guíame en el camino de la perfección, y ayúdame en la hora de mi muerte, para que pueda ir a ver a Jesús y disfrutarlo, bendecirlo y amarlo eternamente en el cielo.

Amén.

3.- Oración Día 5: Hazme amar más a Jesús.

Oh, María, madre de todas las criaturas, la más noble, la más sublime, la más pura, la más hermosa, la más santa, eres amada preminentemente por todos los elegidos y por Dios mismo que tiene más amor por ti sola que por todos los hombres y ángeles juntos.

Pero yo desearía ver a toda la humanidad amarte y amarte en extremo. Alcánzame este amor que tanto deseo por los demás y que es una señal segura de la predestinación.

Pero, sobre todo, alcánzame la gracia de amar a Jesucristo, tu Divino Hijo, a quien, por encima de todo, estoy tan obligado a amar, infinitamente afable en Sí mismo, que tanto me ha amado, y a quien tan ardientemente deseas ver amado por todos. Esta es la gracia que busco más y más que cualquier otro bien.

Tú puedes obtenerlo para mí, oh Madre del Perpetuo Socorro, y no dejes de orar hasta que veas un gran amor por Jesús enardecido en mi alma, o mejor dicho, no dejes de orar hasta que me veas unido a ti amándolo a Él con una pureza e infinito amor en el Paraíso.

Madre del Perpetuo Socorro, no me olvides.

Amén.

- Recitar 3 Avemarías

Jaculatoria: "Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, ruega por nosotros"

4.- Acto de consagración a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Santísima Virgen María, que para inspirarme con la más plena confianza, has estado dispuesta a tomar el dulce nombre de Madre del Perpetuo Socorro.

Reconozco que mis pecados me hacen indigno de ser admitido entre el número de tus privilegiados hijos. Sin embargo, deseoso de disfrutar de tu misericordioso favor, me arrodillo a tus pies y humildemente postrado ante ti, yo (mencionar tu nombre) te consagro mi entendimiento, para que siempre pueda pensar en consagrarte mi corazón para que, después de Dios, pueda amarte sobre todas las cosas.

Oh mi Soberana Señora, sdígnate en recibirme entre el número de tus hijos favorecidos, tómame bajo tu protección, ayúdame en todos mis deseos espirituales y temporales, pero especialmente a la hora de mi muerte.

Oh, Madre del Perpetuo Socorro, sé que me amas más de lo que puedo amarme a mí, confío todos mis intereses a tu cuidado: dispón de mí y de todo lo que me pertenece según tu agrado.

Oh Madre, bendíceme, y por tu poderosa intercesión, apoyame en la debilidad, de manera que, después de haberte sido fiel en el servicio durante esta vida, pueda alabarte durante, amarte y agradecerte eternamente en la próxima.

Amén.

5.- Oración final.

Oh Santa Virgen María, que para infundirnos una confianza ilimitada, has estado complacida de tomar el dulce nombre de Madre del Perpetuo Socorro, yo (Mencionar tu nombre) te imploro que vengas en mi ayuda siempre y en todas partes; en mis tentaciones; después de mis caídas; en mis dificultades; en todas las miserias de la vida, y sobre todo, en la hora de mi muerte.

Dame, amorosa madre, el deseo, y del mismo modo, el hábito de tener siempre recursos para ti. Me siento seguro de que si te invoco con fidelidad serás fiel y vendrás en mi ayuda.

Alcánzame la gracia de orar a ti sin cesar, y con la confianza de un niño, para que en virtud de esta fiel oración pueda garantizar tu Perpetuo Socorro y mi perseverancia final.

Bendíceme, Madre amorosa y siempre servicial, y reza por mí ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

Oh Dios, que has querido que la Madre de tu Hijo unigénito sea la Señora del Perpetuo Socorro de todos los cristianos en la tierra, concédenos la gracia de invocarla con confianza en todas nuestras necesidades de alma y cuerpo, para que, salvadas a través de su protección y ayuda, podamos ser llevados a la visión eterna de Tu Gloria en el cielo: a través de Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

 

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