San Pablo I, papa
fecha: 28 de junio
†: 767 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
†: 767 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: En Roma, san Pablo I, papa, quien,
afable y misericordioso, de noche visitaba en silencio las viviendas de los
enfermos pobres y les prestaba ayuda. Defensor de la fe ortodoxa, escribió a
los emperadores Constantino y León para que restituyeran el culto a las
sagradas imágenes. Muy devoto de los santos, trasladó entre himnos y cánticos
los cuerpos de los mártires desde los cementerios en ruinas a los diversos
títulos y monasterios del interior de la ciudad, y promovió su culto.
El sucesor del papa Esteban III en el
trono de San Pedro, fue Pablo, su hermano menor. Los dos habían recibido al
mismo tiempo su educación en la escuela de Letrán, juntos fueron elevados a la
dignidad de diáconos por el papa san Zacarías, y Pablo siempre estuvo
estrechamente unido a Esteban, a quien cuidó con ternura en su última
enfermedad. No es de extrañar que, al ascender al papado, conservase
estrictamente la política de su hermano. Un contemporáneo, cuyos escritos
figuran en el Liber Pontificalis, rinde elocuentes tributos al carácter
personal del papa Pablo y hace resaltar su bondad, su clemencia y su
magnanimidad. Siempre estaba dispuesto a ayudar a los necesitados y jamás devolvió
mal por mal. A menudo, aprovechaba las sombras de la noche para escurrirse en
las prisiones a redimir a los deudores pobres encarcelados; en ocasiones,
consiguió devolver la libertad a reos condenados a muerte. Si acaso llegaba a
fallar en la justicia, era por exceso de misericordia.
El pontificado de Pablo, que tuvo diez
años de duración, gozó de una paz relativa en el extranjero, debido a sus
buenas relaciones con el rey Pipino, y una completa tranquilidad en su propia
sede, debido a su firme gobierno; no deberíamos decir «firme», porque es una
palabra que sugiere la dureza, pero así fue: la firmeza de la administración de
Pablo I ofrece un marcado contraste con la bondad y dulzura de carácter del que
habla el Liber Pontificalis. Al mismo tiempo, los registros de su pontificado,
constituyen un largo relato de diplomacia política; en las palabras de Mons.
Mann: «Por medio de un incesante esfuerzo de diplomacia, Pablo I evitó que los
lombardos por una parte y los griegos por la otra, hiciesen o intentasen hacer
algo en contra de los recién adquiridos poderes temporales del Sumo Pontífice;
con brillante destreza, consiguió que los grandes y graves acontecimientos
quedasen sólo a punto de suceder». Se mantuvo siempre en los mejores términos
con el rey Pipino, a quien enviaba cartas extremadamente corteses, regalos
(incluso un órgano) y reliquias de los mártires.
En Roma propiamente dicha, las actividades
del Papa tomaron una forma más concreta todavía. Como las catacumbas habían
quedado reducidas a escombros por la carcoma del tiempo y el paso de los
bárbaros, el Papa se dedicó a trasladar las reliquias de muchos santos y
mártires a las iglesias de la ciudad. Entre los restos qué recuperó, figuran
los de santa Petronila,
la supuesta hija de san Pedro, que fueron sepultados en un mausoleo recién
restaurado que, con el tiempo, llegó a conocerse como Capilla de los Reyes de
Francia. El santo Pontífice construyó o reconstruyó una iglesia de San Pedro y
San Pablo y también erigió un oratorio en honor de Nuestra Señora dentro de su
propia iglesia de San Pedro. En la mansión familiar, que convirtió en
monasterio dedicado a los papas San Esteban I y San Silvestre, instaló a los
monjes griegos que habían escapado de la persecución iconoclasta. La iglesia
adjunta, reconstruida por el Papa y puesta al servicio de los religiosos
refugiados, tomó el nombre de San Silvestre in Capite, porque ahí se guardó una
cabeza que los griegos trajeron del Oriente y que era, según se afirmaba, la de
san Juan Bautista. Once siglos más tarde, la misma iglesia, nuevamente
reconstruida, fue entregada para el culto de los católicos ingleses, por el
Papa León XIII. El Papa Pablo I se hallaba en san Pablo Extramuros, a donde había
ido para escapar al agobiante verano de Roma, cuando fue atacado por una fiebre
que resultó fatal. Murió el 28 de junio del 767.
El Liber Pontificalis en la edición de
Duchesne (vol. I, pp. 463-467), es la fuente más digna de confianza para una
estimación del carácter personal del Papa. Las cartas de Pablo I, se encuentran
en MGH., Epistolae, vol. III, edición de Gundlach.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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