miércoles, 26 de junio de 2019

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Día 9: Concédeme una muerte santa (26 de junio)

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Día 9: Concédeme una muerte santa

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Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, siempre está dispuesta a venir en nuestro auxilio, porque ella nos ama como sus hijos universales

 
En esta novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorrorendimos homenaje a la Santísima Virgen María al pedirle su ayuda e intercesión. La imagen de la Santísima Madre con su Divino Hijo le ha ayudado a proporcionar fuerza, consuelo e incluso milagros a los fieles de la Iglesia durante siglos.

En esta imagen, se nota cómo Jesús, mientras está acurrucado en los brazos de su madre, mira ansiosamente a San Gabriel el Arcángel, quien sostiene la cruz y los clavos para Su crucifixión. San Miguel Arcángel, a la izquierda, sostiene la lanza, la lanza, la vasija de vinagre y hiel para la Pasión de nuestro Señor también.

La Santísima Madre nos mira solemnemente a todos nosotros,como contemplando el futuro de la Pasión y muerte de su amado Hijo para nuestra salvación.

Recuerda que, cuando rezamos esta novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, no estamos eligiendo adorarla sobre su Hijo Divino. Ella es "nuestra Madre en el orden de la gracia", según un documento del Vaticano II, y todas las gracias que María nos da vienen directamente de nuestro Señor. Ella siempre está lista para interceder con Él en nuestro nombre, pero nunca por nada en contra de los deseos de su Hijo.

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

A continuación, te presentamos la novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Busca un lugar silencioso y toma 5 minutos de respiración lentamente antes e iniciarla

1.- Señal de la Cruz

Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

2.- Oración inicial.

Oh María, Madre del Perpetuo Socorro, te saludo con devoción filial. Renuevo la consagración de mí mismo, y todo lo que tengo para ti. Te agradezco por tu protección maternal y por las muchas bendiciones que he recibido a través de tu maravillosa misericordia y de la más poderosa intercesión.

En todas mis necesidades, recurro a ti con una confianza ilimitada, oh Auxiliadora, oh Madre de misericordia.

Te suplico ahora que escuches mi oración y que obtengas de tu divino Hijo el favor que pido en esta novena.

- Menciona aquí tu petición -

Alcánzame también para mí, querida Madre del Perpetuo Socorro, la gracia de poder imitarte y llegar a ser más como tú en la práctica de las virtudes de la humildad, la pureza, la sumisión a la voluntad de Dios y la caridad.

Sé mi protectora en la vida, guárdame y guíame en los peligros, dirígeme en las dificultades, guíame en el camino de la perfección, y ayúdame en la hora de mi muerte, para que pueda ir a ver a Jesús y disfrutarlo, bendecirlo y amarlo eternamente en el cielo.

Amén.

3.- Oración Día 9: Concédeme una muerte santa.

Oh, María, si - como dice San Pedro - la muerte es terrible incluso para los justos, cuánto más será para un pecador que muchas veces ha merecido el infierno. Así que, cuando pienso en ese momento por el cual depende mi pérdida de la eternidad, comienzo a temer y a temblar...

Oh Madre del Perpetuo Socorro, en ti solamente está mi esperanza, porque tú eres la abogada de los pecadores y patrona de los moribundos.

Me coloco de ahora en adelante en tus manos benditas, a ti encomiendo el cuidado de mi alma pecadora: dispón de mí, haz conmigo lo que te plazca, pero libérame de una muerte maligna.

Rechaza, si quieres, todas mis otras oraciones, siempre que escuches ésta para una buena muerte; o que una muerte santa y pacífica sea la respuesta suprema a todas las oraciones que te dirijo desde ahora hasta el final de mis días.

Y que, cuando venga mi última hora, concédeme, oh mi buena Madre del Perpetuo Socorro, que pueda recibir dignamente todas las ayudas que la Santa Iglesia brinda a los moribundos: y alégrate de venir en mi ayuda para animarme, consolarme y defenderme de los asaltos de Satanás, y de que tu nombre, junto al de Jesús, sea mi último pensamiento y mi último suspiro, para que pueda ir al Cielo a cantar tus misericordias.

Ven, oh Señora del Perpetuo Socorro, y ayúdame en la hora de mi muerte.

Madre del Perpetuo Socorro, no me olvides.

Amén.

- Recitar 3 Avemarías

Jaculatoria: "Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, ruega por nosotros"

4.- Acto de consagración a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Santísima Virgen María, que para inspirarme con la más plena confianza, has estado dispuesta a tomar el dulce nombre de Madre del Perpetuo Socorro.

Reconozco que mis pecados me hacen indigno de ser admitido entre el número de tus privilegiados hijos. Sin embargo, deseoso de disfrutar de tu misericordioso favor, me arrodillo a tus pies y humildemente postrado ante ti, yo (mencionar tu nombre) te consagro mi entendimiento, para que siempre pueda pensar en consagrarte mi corazón para que, después de Dios, pueda amarte sobre todas las cosas.

Oh mi Soberana Señora, sdígnate en recibirme entre el número de tus hijos favorecidos, tómame bajo tu protección, ayúdame en todos mis deseos espirituales y temporales, pero especialmente a la hora de mi muerte.

Oh, Madre del Perpetuo Socorro, sé que me amas más de lo que puedo amarme a mí, confío todos mis intereses a tu cuidado: dispón de mí y de todo lo que me pertenece según tu agrado.

Oh Madre, bendíceme, y por tu poderosa intercesión, apoyame en la debilidad, de manera que, después de haberte sido fiel en el servicio durante esta vida, pueda alabarte durante, amarte y agradecerte eternamente en la próxima.

Amén.

5.- Oración final.

Oh Santa Virgen María, que para infundirnos una confianza ilimitada, has estado complacida de tomar el dulce nombre de Madre del Perpetuo Socorro, yo (Mencionar tu nombre) te imploro que vengas en mi ayuda siempre y en todas partes; en mis tentaciones; después de mis caídas; en mis dificultades; en todas las miserias de la vida, y sobre todo, en la hora de mi muerte.

Dame, amorosa madre, el deseo, y del mismo modo, el hábito de tener siempre recursos para ti. Me siento seguro de que si te invoco con fidelidad serás fiel y vendrás en mi ayuda.

Alcánzame la gracia de orar a ti sin cesar, y con la confianza de un niño, para que en virtud de esta fiel oración pueda garantizar tu Perpetuo Socorro y mi perseverancia final.

Bendíceme, Madre amorosa y siempre servicial, y reza por mí ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

Oh Dios, que has querido que la Madre de tu Hijo unigénito sea la Señora del Perpetuo Socorro de todos los cristianos en la tierra, concédenos la gracia de invocarla con confianza en todas nuestras necesidades de alma y cuerpo, para que, salvadas a través de su protección y ayuda, podamos ser llevados a la visión eterna de Tu Gloria en el cielo: a través de Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

 
 

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