Evangelio del día: La presencia del Espíritu Santo hace que tu
corazón tenga paz
Evangelio del día 🎧 AUDIO. Juan 20,19-23 - Domingo de
Pentecostés: Como el Padre me envió, yo los envío. Reciban el Espíritu Santo
Evangelio del día: Juan 20,19-23
Evangelio del día (El
Espíritu Santo trae el amor y el perdón): Al atardecer de ese mismo día, el
primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se
encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en
medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!" Mientras decía
esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría
cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con
ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes". Al
decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo, a
quienes les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se los
retengan, les quedarán retenidos". Palabra
del Señor
Reflexión del Papa Francisco
El protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu Santo.
Él es el protagonista... Jesús resucitado hizo el gesto de soplar sobre ellos,
diciendo:
"Reciban al
Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen,
y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".
Jesús, transfigurado en su cuerpo, ahora es el hombre nuevo, que
ofrece los dones de Pascua fruto de su muerte y resurrección: ¿y cuáles son
estos dones? La paz, la alegría, el perdón de los pecados, la misión, pero
sobre todo dona al Espíritu
Santo que todo esto es la fuente. Del Espíritu Santo vienen
todos estos dones.
El aliento de Jesús, acompañado de las palabras con las que
comunica el Espíritu,
indica la transmisión de la vida, la nueva vida regenerada por el perdón.
Pero antes de hacer el gesto de soplar y donar el Espíritu,
Jesús muestra sus heridas en sus manos y el costado: estas heridas representan
el precio de nuestra salvación.
El Espíritu Santo nos
trae el perdón de Dios "pasando por "las llagas de Jesús.
Jesús da a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados. ¿Pero
cómo es esto? Porque es un poco difícil entender como un hombre puede perdonar
los pecados.
Jesús da el poder. La Iglesia es depositaria del poder de las
llaves: para abrir,
cerrar, para perdonar.
Dios perdona a cada hombre en su misericordia soberana, pero Él
mismo quiso que los que pertenezcan a Cristo y a su Iglesia, reciban el perdón
a través de los ministros de la Comunidad.
A través del ministerio apostólico la misericordia de Dios me
alcanza, mis pecados son perdonados y se me da la alegría. (Catequesis, Plaza
de San Pedro, 20 de noviembre de 2013)
El Espíritu Santo y la paz
Jesús también da la paz. La paz de Jesús es una Persona, es el Espíritu Santo.
Su saludo inicial es: "La paz esté con ustedes. Reciban al Espíritu
Santo". Ésta es la paz de Jesús: es una Persona, es un regalo grande.
Y cuando el Espíritu Santo está en nuestro corazón, nadie puede
arrebatarnos la paz,nadie. Es una paz definitiva ¿Cuál es nuestro trabajo?
Custodiar esta paz, custodiarla. Es una paz grande, una paz que
no es mía, es de otra Persona que me la regala, de otra Persona que está dentro
de mi corazón y que me acompaña toda la vida. Me la dio el Señor"
Esta paz se debe recibir como un niño recibe un regalo, sin
condiciones con el corazón abierto.
Esta paz es la presencia del Espíritu Santo, gran regalo de
Dios, y quien debemos recurrir en toda circunstancia.
Si ustedes tienen esta paz del Espíritu, si tienen al Espíritu
dentro de ustedes y tienen conciencia de esto, que no se turbe el corazón de
ustedes. Estén seguros.
Pablo nos decía que para entrar en el Reino de los Cielos es
necesario pasar por tantas tribulaciones. Pero todos, todos nosotros, tenemos
tantas, todos. Más pequeñas... más grandes... Pero que no se turbe el corazón
de ustedes: y ésa es la paz de Jesús.
La presencia del Espíritu
Santo hace que nuestro corazón esté en paz. No anestesiado, no.
Consciente, en paz: con esa paz que sólo da la presencia de Dios. (Homilía en Santa
Marta, 20 de mayo de 2014)
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