San Romualdo, abad
fecha: 19 de junio
fecha en el calendario anterior: 7 de febrero
n.: c. 952 - †: 1027 - país: Italia
canonización: C: Benedicto IX 1032
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 7 de febrero
n.: c. 952 - †: 1027 - país: Italia
canonización: C: Benedicto IX 1032
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: San Romualdo, anacoreta y padre de los monjes Camaldulenses, que,
habiendo nacido en Rávena, deseoso de la vida y disciplina eremítica, viajó por
Italia durante varios años, durante los cuales fundó pequeños monasterios y
promovió la vida evangélica entre los monjes, hasta que terminó su labor en el
monasterio de Val di Castro, en el Piceno.
refieren a este santo: Santos Benito,
Juan, Mateo, Isaac y Cristiano, San Bruno de
Querfurt
Oración: Oh Dios, que has renovado en tu
Iglesia la vida eremítica por medio del abad san Romualdo, haz que, negándonos
a nosotros mismos para seguir a Cristo, merezcamos llegar felizmente al reino
de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén
(oración litúrgica).
San Romualdo, de la familia de los Onesti,
duques de Ravena, probablemente nació en el año 950. La afirmación de su
biógrafo, san Pedro
Damiano, de que vivió hasta la edad de 120 años es ahora
rechazada universalmente. Aunque creció como un joven mundano, esclavo de sus
pasiones, algunas veces aspiró a ideales más elevados. Su padre, cuyo nombre
era Sergio, había determinado decidir en un duelo la disputa que tenía con un
pariente por una propiedad, y Romualdo fue espectador involuntario del
encuentro. Sergio mató a su adversario y Romualdo, horrorizado, huyó al
monasterio cercano de Sant' Apollinare-en-Classe. En esta casa pasó tres años
en tal fervor y austeridad, que su observancia se convirtió en un vivo reproche
para ciertos monjes relajados e infieles, que se exasperaron aun más cuando les
censuró su conducta. Entonces, con el consentimiento del abad, abandonó el
monasterio y se retiró a las inmediaciones de Venecia, en donde se sometió a la
dirección de un ermitaño llamado Marino. Con él, Romualdo hizo grandes
progresos en el camino de la perfección. Se dice que Romualdo y Marino tuvieron
algo que ver con el retiro del dux de Venecia, san Pedro
Orseolo, a Cuxa, y que allí vivieron por un tiempo como
ermitaños. El ejemplo de san Romualdo tuvo tal influjo sobre su padre Sergio,
que éste entró al monasterio de San Severo, cerca de Ravena, para reparar sus
pecados. Después de algún tiempo tuvo la tentación de regresar al mundo, por lo
que su hijo fue allá para disuadirlo de romper su propósito. Lo consiguió, y
Sergio permaneció en el monasterio hasta el fin de su vida.
Parece que Romualdo pasó los siguientes
treinta años fundando ermitas y monasterios por toda Italia. Permaneció tres
años en una celda cercana a la casa que había fundado en Parenzo. Allí trabajó
por un tiempo, experimentando gran sequedad espiritual, pero un día, de pronto,
cuando estaba recitando las palabras del Salmista, «Te daré entendimiento y te
instruiré», Dios lo visitó con una luz extraordinaria y un espíritu de
compunción que desde entonces nunca le abandonó. Escribió una exposición de los
Salmos llena de pensamientos admirables. Con frecuencia pronosticó cosas
futuras, y daba consejos a todos los que iban a consultarle, inspirado por una
sabiduría celestial. Siempre había anhelado el martirio, y por fin obtuvo
licencia del Papa para predicar el Evangelio en Hungría; pero fue atacado por
una grave enfermedad tan pronto como puso los pies en el país, y como el mal
volvía cada vez que intentaba actuar, sacó como conclusión que esto era una
clara indicación de la voluntad de Dios de que no lo quería ahí. Muy conforme,
retornó a Italia, aunque algunos de sus compañeros fueron a predicar la fe a
los magiares.
Posteriormente permaneció por bastante
tiempo en Monte di Sitrio, pero allí fue acusado de un crimen escandaloso por
un joven noble a quien había censurado por su vida disipada. Aunque parezca
extraordinario, los monjes creyeron el embuste, le impusieron severa
penitencia, le prohibieron que celebrase misa, y lo incomunicaron. Todo lo
soportó en silencio por seis meses, pero entonces Dios lo amonestó para que no
se sometiera más a sentencia tan injusta, pronunciada sin autoridad y sin
sombra de fundamento. Pasó seis años en Sitrio guardando silencio estricto y
aumentando sus austeridades en lugar de relajarlas, no obstante su ancianidad.
Romualdo tuvo alguna influencia en las misiones a los eslavos y prusianos a
través del monasterio de Querfurt en Pereum, cerca de Ravena, que Otto III
fundó para él y san Bruno, en 1001. Un hijo del duque Boleslao I de Polonia era
monje en este monasterio, y en nombre de su padre le obsequió a Romualdo un
magnífico caballo. Él lo cambió por un asno, y declaró que se sentía más unido
a Jesucristo, montado sobre tal cabalgadura.
El monasterio más famoso de todos los de
san Romualdo es el de Camáldoli, cerca de Arezzo, en la Toscana, fundado por él
alrededor del año 1012. Se halla más allá de una montaña, la cual desciende en
su parte más alejada en un precipicio escarpado que mira a un agradable valle,
que entonces pertenecía a un castellano llamado Maldolo, quien lo cedió al
santo; de ahí le viene el nombre de Camáldoli (campo de Máldoli). San Romualdo
edificó en este sitio un monasterio, y por las varias observancias que agregó a
la regla de San Benito dio principio a una nueva congregación llamada
Camaldulense, en la cual unió la vida cenobítica con la eremítica. Después de
que su bienhechor había visto en sueños elevarse una escala desde la tierra al
cielo, por la que subían religiosos vestidos de blanco, Romualdo cambió el
hábito de negro a blanco. La ermita dista poco más de dos kilómetros del
monasterio. Está en la ladera de la montaña, sombreada por un obscuro bosque de
abetos. En ella hay siete manantiales de agua clara. La sola vista de esta
soledad en medio de la floresta ayuda a llenar la mente de compunción y de amor
a la contemplación. En el lado izquierdo de la iglesia está la celda en la cual
san Romualdo vivió cuando reunió por primera vez a estos ermitaños. Sus celdas,
construidas de piedra, cuentan cada una con un pequeño jardín rodeado de muros,
y con una capilla en la cual el ocupante puede celebrar la misa.
Después de algunos años en Camáldoli,
Romualdo retornó a sus viajes, y andando el tiempo murió, solo en su celda, en
el monasterio de Val-di-Castro, el 19 de junio de 1027. Un cuarto de siglo
antes había profetizado que le llegaría la muerte en dicho sitio y de esa
manera. Su cuerpo incorrupto fue trasladó a Fabriano el 7 de febrero de 1481, y
el Papa Clemente VIII añadió su nombre al calendario general en 1595,
celebrándose su memoria en esa fecha de 7 de febrero, hasta la última reforma
del Martirologio en que se cambió -como en la mayor parte de los casos en que
fue posible hacerlo- por la de la fecha de su muerte, es decir, del nacimiento
en el cielo.
La principal fuente de informes sobre la
vida de San Romualdo es la biografía escrita por san Pedro Damiano, que se
encuentra en el Acta Sanctorum, febrero, vol. II, y en muchas otras
colecciones.
Imagen: fresco de Fra Angelico en el convento de San Marcos de Florencia, 1441/2.
Imagen: fresco de Fra Angelico en el convento de San Marcos de Florencia, 1441/2.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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