San Casimiro, hijo del rey de Polonia, que, siendo príncipe, destacó por el celo en la fe, por la castidad y la penitencia, la benignidad hacia los pobres y la devota veneración a la Eucaristía y a la Bienaventurada Virgen María, y, aún joven, consumido por la tuberculosis, descansó piadosamente en la ciudad de Grodno, cerca de Vilna, en Lituania.
En Nicomedia, en Bitinia, los santos Focio, Arquelao, Quirino y otros diecisiete, mártires.
En Tréveris, de Renania, en Austrasia, san Basino, obispo, de la familia de los duques del reino de Austrasia, que primero fue monje, después abad de San Máximo de Tréveris, y elevado finalmente a la sede episcopal de la ciudad, aprobó la fundación del monasterio de Echternach, realizada por santa Irmina.
En Comacchio, en la provincia de Flaminia, san Apiano, monje, que, enviado desde el monasterio de Pavía, llevó en esta ciudad vida eremítica.
En el monasterio de Cava dei Tirreni, en la Campania, san Pedro, que, habiendo seguido desde su juventud vida eremítica, fue elegido obispo de Policastro, pero cansado del clamor de la vida mundana, regresó al monasterio, donde, constituido abad, restableció admirablemente la disciplina.
En Chambery, en Saboya, beato Humberto, tercer conde de Saboya, que habiendo sido coaccionado a dejar el claustro para ocuparse del gobierno, volvió más tarde a la vida monástica, viviendo con fidelidad.
En Londres, en Inglaterra, beatos Cristóbal Bales, presbítero, Alejandro Blake y Nicolás Horner, mártires, que en la persecución llevada a cabo bajo el reinado de Isabel I, recibieron, al mismo tiempo, la corona de la gloria.
En el cenobio de Saint-Sauveur-le-Vicomte, en Normandía, región de Francia, beata Plácida (Eulalia) Viel, virgen, que brilló por su celo y humildad dirigiendo la Congregación de Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia.
En Vicenza, ciudad de Italia, san Juan Antonio Farina, obispo, cuyo trabajo en el campo de la pastoral fue intenso. Fundó el Instituto de Hermanas Maestras de Santa Dorotea Hijas de los Sagrados Corazones, para la formación de las jóvenes pobres y de todas las personas afligidas por la marginación.
En Vannes, Morbihan, beata María Luisa Isabel De Lamoignon, Madre San-Luis, viuda, fundadora de las Hermanas de la Caridad de San Luis de Vannes.
En la villa de Berezwecz, cerca de la ciudad de Głębokie, en Polonia, beatos Miecislao Bohatkiewick, Ladislao Mackowiak y Estanislao Pyrtek, presbíteros y mártires, que en tiempo de guerra fueron encarcelados por la fe de Cristo y fusilados.
En Shkodrë, Albania, beatos Gjon [Giovanni] Fausti y Daniel Dajani presbíteros profesos de la Compañía de Jesús, Kolë Shllaku (Gjon) presbítero profeso de los Franciscanos Minoritas, Mark Çuni, seminarista de la arquidiócesis de Shkodrë-Pult, y Qerim Sadiku y Gjelosh Lulashi, laicos de la misma arquidiócesis, todos ellos mártires.
En Kistarcsa, Hungría, beato Zoltan Lajos Meszlenyi, obispo auxiliar de Esztergom, y mártir de un régimen contrario a Dios.
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