Conmemoración de san Teófilo, obispo de Cesarea de Palestina, que bajo el emperador Septimio Severo brilló por su sabiduría e integridad de vida.
En Panfilia, san Conón, mártir, hortelano de profesión, que en tiempo del emperador Decio fue obligado a correr ante un carro con los pies atravesados por clavos y, cayendo de rodillas, entregó el espíritu mientras oraba.
En Roma, en la vía Apia, en el cementerio de Calixto, sepultura de san Lucio, papa, sucesor de Cornelio, que sufrió el exilio por la fe de Cristo y, en tiempos angustiosos, fue eximio confesor de la fe, actuando con moderación y prudencia.
En Sinope, en el Ponto, san Foca, mártir, labrador de oficio, que sufrió muchas injurias por el nombre del Redentor.
En Cesarea de Palestina, san Adriano, mártir, que en la persecución desencadenada bajo el emperador Diocleciano, en el día en que solían celebrarse los festejos de la Fortuna, por orden del procurador Firmiliano, y por su fe en Cristo, fue arrojado ante un león y después degollado a espada.
En Palestina, en la ribera del Jordán, san Gerásimo, anacoreta, que en tiempo del emperador Zenón, convertido a la fe ortodoxa por obra de san Eutimio, se entregó a grandes penitencias, y ofreció a todos los que bajo su dirección se ejercitaban en la vida monástica la norma de una integérrima disciplina y el modo de sustentarse.
En Sahigir, en la región de Ossory, en Hibernia, san Kierano, obispo y abad.
En Arlés, en la Provenza, san Virgilio, obispo, que recibió como huéspedes a san Agustín y a sus monjes cuando estos viajaban hacia Inglaterra por encargo del papa san Gregorio Magno.
En Vigevano, en Lombardía, beato Cristóbal Macassoli, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, insigne por su predicación y su caridad para con los pobres.
En Nápoles, de la Campania, beato Jeremías (Juan) Kostistik de Valacchia, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que, con caridad y alegría, asistió incesantemente a los enfermos durante cuarenta años.
También en Nápoles, san Juan José de la Cruz (Carlos Cayetano) Calosirto, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, que, siguiendo las huellas de san Pedro de Alcántara, restableció la disciplina de la Regla en muchos conventos de la región napolitana.
En Tirana, Albania, beato Lazër Shantoja, presbítero de la arquidiócesis de Shkodrë-Pult y mártir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario