Evangelio del día: Consagrarse en la verdad es sumergirse en el
amor de Dios
Evangelio del día 🎧 AUDIO. Juan 17,11b-19 - VII miércoles
de Pascua: Ellos no son del mundo, como tampoco Yo. Conságralos en la verdad
Evangelio del día: Juan 17,11b-19
Evangelio del día (Jesús
consagra sus discípulos al Padre): En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al
cielo dijo: "Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo
vuelvo a ti. Padre santo, cuídalos en tu Nombre, el Nombre que Tú me diste,
para que sean uno, como nosotros. Mientras estaba con ellos, yo los cuidaba en
tu Nombre, el Nombre que Tú me diste, yo los protegía y no se perdió ninguno de
ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero
ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de
ellos y su gozo sea perfecto. Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió
porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que
los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del
mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es
verdad. Así como Tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Por
ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad". Palabra del Señor
Reflexión del Papa Benedicto XVI
El Señor oró por sus discípulos reunidos en torno a Él...
En la plegaria por los discípulos de todos los tiempos, Él nos
ha visto también a nosotros y ha
rezado por nosotros. Escuchemos lo que pide para los Doce y
para los que estamos aquí reunidos:
"Conságralos
en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío
yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren
ellos en la verdad" (17,17ss)
El Señor pide nuestra santificación, la santificación en la
verdad. Y nos envía para continuar su misma misión.
Éste es el acto sacerdotal en el que Jesús, el hombre Jesús, que
es una cosa sola con el Hijo de Dios, se entrega al Padre por nosotros. Es la
expresión de que Él es
al mismo tiempo sacerdote y víctima.
"Me consagro, me sacrifico": esta palabra abismal, que
nos permite asomarnos a lo íntimo del corazón de Jesucristo, debería ser una y
otra vez objeto de nuestra reflexión. En ella se encierra todo el misterio de
nuestra redención. Y ella contiene también el origen del sacerdocio de la Iglesia.
Consagrados en la Verdad, en la Palabra de Dios, para poder
desarrollar el servicio sacerdotal
- ¿Cómo están las cosas en nuestra vida?
- ¿Estamos realmente impregnados por la palabra de Dios?
- ¿Es ella en verdad el alimento del que vivimos, más que
lo que pueda ser el pan y las cosas de este mundo?
- ¿La conocemos verdaderamente?
- ¿La amamos?
- ¿Nos ocupamos interiormente de esta palabra hasta el
punto de que realmente deja una impronta en nuestra vida y forma nuestro
pensamiento?¿O no es más bien nuestro pensamiento el que se amolda una y
otra vez a todo lo que se dice y se hace?
- ¿Acaso no son con frecuencia las opiniones
predominantes los criterios que marcan nuestros pasos?
- ¿Acaso no nos quedamos, a fin de cuentas, en la
superficialidad de todo lo que frecuentemente se impone al hombre de hoy?
- ¿Nos dejamos realmente purificar en nuestro interior
por la palabra de Dios?
Estar inmersos en la verdad y, así, en la santidad de Dios,
también significa para nosotros aceptar el carácter exigente de la verdad;
contraponerse tanto en las cosas grandes como en las pequeñas a la mentira que
hay en el mundo en tantas formas diferentes; aceptar la fatiga de la verdad,
porque su alegría más profunda está presente en nosotros.
Cuando hablamos del ser consagrados en la verdad, tampoco hemos
de olvidar que, en Jesucristo, verdad y amor son una misma cosa. Estar inmersos
en Él significa ahondar en su bondad, en el amor verdadero.
El amor verdadero no
cuesta poco, puede ser
también muy exigente. Opone resistencia al mal, para llevar el verdadero
bien al hombre.
Si nos hacemos uno con Cristo, aprendemos a reconocerlo
precisamente en los que sufren, en los pobres, en los pequeños de este mundo;
entonces nos convertimos en personas que sirven, que reconocen a sus hermanos y
hermanas, y en ellos encuentran a Él mismo. (09 de abril de 2009)
No hay comentarios:
Publicar un comentario