Me dicen que no. Que no es
eso. Que no me entero.
NCA es el
Nuevo
Contexto de
Aprendizaje. En vertical...
NCA es
el Nuevo Contexto de Aprendizaje.
En horizontal...
Precisamente por esto y este
NCA, he decidido empezar a aprender estas siete primeras tareas. Una para cada
día de la semana:
- Aprender a respirar (sobre todo cuando no hay aire)
- Aprender a escribir (sobre todo cuando no hay letras ni lápices)
- Aprender a hablar (sobre todo cuando no hay silencio)
- Aprender a andar (sobre todo cuando no hay caminos)
- Aprender a leer (sobre todo cuando no hay libros ni ojos)
- Aprender a contar (sobre todo cuando no hay números ni dedos)
- Aprender a amar (sobre todo cuando no hay personas)
Y trataré de empezar pronto
estas tareas, por si se me olvidan antes de comenzarlas.
Esto lo haré en alguno de los
domingos de este nuevo mes de septiembre.
Trataré de no olvidarme de
comer, como digo en el Comentario del relato de Lucas.
Trataré de no dejarme corroer
por esa 'pasta gansa', como se apunta en el texto del Evangelio de Mateo que
comento, todavía letra a letra.
Este par de comentarios los
puedes leer, LEYENTE, a continuación. Y también en el archivo adjunto.
Domingo 22º del T.O. Ciclo C (01.09.2019): Lucas 14,1.
7-14.
¡Comer así será comulgar! Lo medito y escribo CONTIGO;
¿Por qué Lucas
13,31-35 no se nos leerá nunca en las asambleas del pueblo en las liturgias que
se nos ofrecen como los encuentros con su Dios? No perderé un segundo en
investigar por qué esos liturgistas usan sus tijeras manipuladoras. Me
alimentaré de este mensaje de Lucas y seguiré leyendo su relato....
¡COMPLETO! Lucas 14,1-14.
¡Que no deje de
leerse Lucas 14,2-6! Creo
que alguien debe de pensar que si se leen estos versículos más de uno
identificará el ‘sábado judío’ con el ‘domingo católico’. Y si estas cosas son
así, más de uno acabará dejando de lado ‘el domingo católico’ de la misma
manera que el galileo Jesús invitó a dejar de lado a ‘su sábado judío’.
“Jesús preguntó a
los Expertos en la Ley y a los Fariseos: ¿Se puede sanar en sábado, o no? Ellos
se quedaron callados” (Lc
14,3-4). Este es el asunto del texto que no se nos leerá.
“Un sábado entró
Jesús a comer en casa de uno de los Jefes de los fariseos. Ellos lo acechaban” (Lucas 14,1).
Así abre su mensaje la narración que se escuchará en septiembre en las
eucaristías católicas. Leído despacio el mensaje no me lo acabo de entender.
Era sábado, dice este Evangelista. Habrá que suponer que Jesús estaba invitado
a esa casa y a esa comida. Aunque el arranque de la narración parece decir otra
cosa muy distinta: Jesús entró a comer. ¿Entró solo o entraron
también con él sus seguidores y las mujeres, Mª. Magdalena (Lc 8,1-3)?
Todos hemos leído
textualmente que ‘ellos acechaban a Jesús’ y, por esta razón, habían colocado
frente a Jesús a un enfermo. ¿Esto sucedía en la puerta de entrada de la casa
del Jefe fariseo o ya dentro, donde se celebraba la comida? Siguiendo con
atención al narrador, también Jesús observa cuanto sucede en aquella casa desde
el comienzo. Observar no es acechar. ¿O también?
Me quedaré con el
dato de que este Jesús es un ‘muy’ peculiar contemplativo: “Al observar
cómo los invitados elegían los mejores puestos, les hizo esta recomendación.
Cuando alguien te invite a una boda... Y al que le había invitado le dijo.
Cuando des una comida...” (Lucas 14,7-14). Las recomendaciones que el
Evangelista coloca en labios de su Jesús de Nazaret están dirigidas, primero,
al invitado a una boda (14,8-11). Y en segundo lugar, a la persona que invita
(14,12-14). Y en ambos casos, estas recomendaciones acaban con un
‘recuerdo-sentencia’: el que se abaja será levantado... ¡Dichoso tú, si no
pueden pagarte!
Ambas sentencias me
sorprenden. Mucho. No es propio de la cultura de los valores que se cotizan en
las bolsas de nuestras sociedades políticas, económicas, religiosas,
educativas: Si te humillas y te callas, desapareces y dejas de existir. Si das
y das y no te pagan acabarás pelado.
Y voy a acabar este
párrafo final del comentario con el recuerdo simplista de saber que estamos
leyendo a Lucas en el capítulo decimocuarto de su Evangelio. Y en nada nos va a
llegar la lectura de “Lucas quince”, que así es como yo me lo recuerdo. Todo
este capítulo de Lucas se comprende desde estas claves elementales, o no tanto,
del comer. Qué, cómo, con quién...
Carmelo Bueno Heras
Domingo 40º de Mateo (01.09.2019): Mateo 22,15-22.
“Todo cuanto deseas que te hagan, házselo a los
demás” (Mateo
7,12)
“Entonces”, escribe el
Evangelista en Mt 22,15. Y este ‘entonces’ nos indica que seguimos imaginando a
Jesús de Nazaret en su segundo día dentro del Templo de Jerusalén. Parece que
ha acabado de hablar con ‘las autoridades religiosas’. Éstas, según nos da a
entender Mateo, han decidido acabar con ‘la presencia y la voz’ de Jesús. Éste
sigue ‘evangelizando’. Ahí.
La autoridad
religiosa farisea del Templo decide en estos momentos enviar una delegación de
fariseos y
herodianos para espiar el hacer y decir de este laico y galileo que anda por el
Templo (Mt 22,17). Luego se le acercarán otros oyentes y videntes de la
evangelización de Jesús (Mt 22,23). Y luego otros, representantes de otro
colectivo, (Mt 22,34). Podríamos considerar a todo este acontecimiento del
pasado como un encuentro de ‘redes sociales’ del presente.
Nos dice aquí este
Evangelista que los fariseos de la Ley y los herodianos de Herodes van juntos a
tratar con Jesús de un asunto que les preocupa de la misma manera, aunque se
trate de dos colectivos abiertamente enfrentados. Cuando los extremos se unen
algo funciona mal.
Este asunto que les
une es el dinero.
La economía, aunque no sea exactamente lo mismo. La pasta, que diría la gente
de a pie por estas tierras en las que vivo. Al parecer, ante el asunto del
‘poder tener’ o el ‘tener poder’ no hay religión ni opción política ni plan
social que valga.
¿Será cierto que el
único Dios que cuenta para los humanos es el dinero, se sea del color que se
sea o se piense como se quiera pensar? Además quiero recordar que este mismo
asunto ya les traía a mal traer a los propios seguidores de Jesús, según nos lo
dejó apuntado este Evangelista en Mt 17,24-27.
¿Pagamos o no
pagamos a Roma? Nosotros, que somos todos judíos, ¿somos o no somos pueblo del
Imperio? Esta es la cuestión que se vuelve a poner ante la persona de Jesús de
Nazaret. Y la finalidad de estos fariseos y herodianos es sorprender a Jesús de
manera tramposa. La respuesta de este judío y laico de Galilea que es Jesús no
pude ser más directamente acusadora y desenmascaradora del proceder de aquellos
interlocutores interesados.
Todos sabían en
aquellas épocas del siglo primero que el dinero contante y sonante que
circulaba por el Imperio no era otro que el acuñado por Roma. ¿A esta manera de
proceder en la vida no se le ha llamado ‘moral farisea’? ‘La moneda que vale’
es la moneda de Roma. Y esta es la moneda que se ansía, se almacena, se
codicia, se intercambia, se atesora... ¡hasta en el mismo tesoro del Templo de
Jerusalén’! El dios del fariseo y herodiano es el dinero de Roma. Y el mercado
más próspero de este dinero es el Templo del dios Yavé de Israel (Mt 21,12-17).
Los fariseos y
herodianos de entonces ‘se maravillaron’ de la sabiduría del laico sabio Jesús
de Nazaret, pero siguieron a lo suyo y en cuanto pudieron le taparon la boca y
le ataron las manos. Tal vez pensaban que ‘callada la voz’ el negocio pudiera
continuar. Así pensaban aquellos fariseos y herodianos y así siguen los eternos
mercaderes nuevos de toda religión.
Carmelo Bueno Heras
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