Evangelio del día: La oración es la llave que abre el corazón y
la puerta a la fe
Evangelio del día. AUDIO. Mateo 23,13-22 - XXI semana tiempo
ordinario: El que no ora es un soberbio, es un orgulloso, No es nada humilde
Evangelio del día: Mateo 23,13-22
Evangelio del día: (Hay
algunos que ni entran ni dejan pasar): "En aquel tiempo, Jesús dijo a los
escribas y fariseos: «¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque
les cierran a los hombres el Reino de los cielos! Ni entran ustedes ni dejan
pasar a los que quieren entrar. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas,
que recorren mar y tierra para ganar un adepto y, cuando lo consiguen, lo hacen
todavía más digno de condenación que ustedes mismos! ¡Ay de ustedes, guías
ciegos, que enseñan que jurar por el templo no obliga, pero que jurar por el
oro del templo, sí obliga! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro
o el templo, que santifica al oro? También enseñan ustedes que jurar por el
altar no obliga, pero que jurar por la ofrenda que está sobre él, sí obliga.
¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar, que santifica a la
ofrenda? Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está
sobre él. Quien jura por el templo, jura por él y por aquel que lo habita. Y
quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que está sentado
en él". Palabra del
Señor
Reflexión del Papa Francisco
¡Ay de ustedes, maestros de la ley, que han suprimido la llave
del conocimiento! Cuando vamos por la calle y nos encontramos delante de una
iglesia cerrada, sentimos algo extraño, porque una iglesia cerrada no se
entiende.
A veces, se nos dan explicaciones que no son tales: son
pretextos, son justificaciones, pero la realidad es que la iglesia está cerrada
y la gente que pasa por delante no puede entrar. Y, peor aún, el Señor que está
dentro no puede salir.
Esta imagen de la clausura es la imagen de aquellos cristianos
que tienen la llave, pero se la llevan, no abren la puerta. Peor aún, se paran
frente a la puerta y no dejan entrar, y al hacerlo ni siquiera ellos entran.
La falta de testimonio cristiano es lo que hace esto y cuando
ese cristiano es un sacerdote, un obispo o un Papa es aún peor.
Pero, ¿cómo es que un cristiano cae en esta actitud de puerta
cerrada con la llave en el bolsillo? La fe pasa, por así decirlo, a través de
un alambique y se convierte en ideología.
Y la ideología no convoca. En las ideologías no está Jesús: ni
su ternura, su amor y mansedumbre. Y las ideologías son rígidas, siempre. De
cada signo: rigidez.
Cuando un cristiano se convierte en un discípulo de la
ideología, ha perdido la fe: ya no es un discípulo de Jesús, es discípulo de
este tipo de pensamiento... Y por eso Jesús les dice: "Ustedes se han
llevado la llave del conocimiento".
El conocimiento de Jesús se transforma en un conocimiento
ideológico e incluso moralista, porque estos cerraron la puerta con una gran
cantidad de reglas.
La fe se convierte en ideología y la ideología asusta, la
ideología expulsa lejos a la gente, aleja a la gente y aleja a la Iglesia de la
gente. Pero se trata de una enfermedad grave esto de los cristianos
ideologizados.
Es una enfermedad, pero no es nueva, ¿no? Incluso el apóstol
Juan, en su primera Carta, habló de esto. Los cristianos que han perdido su fe
y prefieren las ideologías. Su actitud es: volverse rígidos, moralistas,
especialistas en ética, pero sin bondad.
La pregunta podría ser esta, ¿no?: ¿Por qué un cristiano puede
llegar a ser así? ¿Qué sucede en el corazón de aquel cristiano, de ese
presbítero, de ese papa, que se vuelve así? Solo hay una explicación: aquel
cristiano no ora. Y si no hay oración, siempre cerrarás la puerta.
La llave que abre la puerta a la fe es la
oración. Cuando un cristiano no ora, sucede aquello. Y su testimonio es
un testimonio altivo. El que no ora es un soberbio, es un orgulloso, es un
seguro de sí mismo. No es humilde. Busca su propia promoción.
En cambio cuando un cristiano ora, no se aparta de la fe, habla
con Jesús. Además, cuando digo orar, no digo decir oraciones, porque estos
maestros de la ley decían muchas oraciones para dejarse ver.
En cambio, Jesús dice: "Cuando ores, entra en tu habitación
y ora al Padre en secreto, de corazón a corazón. Una cosa es orar y otra es decir
oraciones".
[...] Pidamos al Señor la gracia, primero: de no dejar de orar, para
no perder la fe, y de permanecer humildes. Y así no nos volveremos personas
cerradas, que cierran el camino hacia el Señor. (Homilía en Santa
Marta, 17 de octubre de 2013)
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