Beata María Beltrame Quattrocchi, madre de familia
fecha: 26 de agosto
n.: 1884 - †: 1965 - país: Italia
otras formas del nombre: María Corsini
canonización: B: Juan Pablo II 21 oct 2001
hagiografía: Vaticano
n.: 1884 - †: 1965 - país: Italia
otras formas del nombre: María Corsini
canonización: B: Juan Pablo II 21 oct 2001
hagiografía: Vaticano
Elogio: En Roma, beata María Beltrame
Quattrocchi, que, madre de familia, vivió ejemplarmente su vida matrimonial,
mostrando su comunión de fe y de caridad hacia el prójimo e iluminando con la
luz de Cristo la familia y la sociedad.
Aunque quedan inscriptos en el
Martirologio, como es práctica, cada uno en su fecha de «nacimiento a la vida
eterna» correspondiente, verdaderamente la beatificación de Luis y y su viuda
María fue ocasión -al igual que con los padres de Santa Teresa de Lisieux, los
beatos Beatos Celia Guérin y
Luis Martin-, para que SS Juan Pablo II no sólo exaltara las
virtudes del matrimonio cristiano, sino que además mostrara que en el caso de
estos beatos, fue el matrimonio como tal el camino privilegiado de su
santificación. No sólo han sido beatificados juntos marido y mujer, sino que
deben evocarse juntos. Reproducimos un fragmento de la homilía de SS Juan Pablo
II en la misa de beatificación de este matrimonio, el Domingo 21 de octubre de
2001, remitiendo a la página del Vaticano para quien desee leer el texto completo.
No podía haber ocasión más feliz y más
significativa que ésta [es decir: la beatificación del matrimonio
Beltrame-Corsini] para celebrar el vigésimo aniversario de la exhortación
apostólica "Familiaris consortio". Este documento, que sigue siendo
de gran actualidad, además de ilustrar el valor del matrimonio y las tareas de
la familia, impulsa a un compromiso particular en el camino de santidad al que
los esposos están llamados en virtud de la gracia sacramental, que "no se
agota en la celebración del sacramento del matrimonio, sino que acompaña a los
cónyuges a lo largo de toda su existencia" (Familiaris consortio, 56). La
belleza de este camino resplandece en el testimonio de los beatos Luis y María,
expresión ejemplar del pueblo italiano, que tanto debe al matrimonio y a la
familia fundada en él.
Estos esposos vivieron, a la luz del
Evangelio y con gran intensidad humana, el amor conyugal y el servicio a la
vida. Cumplieron con plena responsabilidad la tarea de colaborar con Dios en la
procreación, entregándose generosamente a sus hijos para educarlos, guiarlos y
orientarlos al descubrimiento de su designio de amor. En este terreno
espiritual tan fértil surgieron vocaciones al sacerdocio y a la vida
consagrada, que demuestran cómo el matrimonio y la virginidad, a partir de sus
raíces comunes en el amor esponsal del Señor, están íntimamente unidos y se
iluminan recíprocamente.
Los beatos esposos, inspirándose en la
palabra de Dios y en el testimonio de los santos, vivieron una vida ordinaria
de modo extraordinario. En medio de las alegrías y las preocupaciones de una
familia normal, supieron llevar una existencia extraordinariamente rica en
espiritualidad. En el centro, la Eucaristía diaria, a la que se añadían la
devoción filial a la Virgen María, invocada con el rosario que rezaban todos
los días por la tarde, y la referencia a sabios consejeros espirituales. Así
supieron acompañar a sus hijos en el discernimiento vocacional, entrenándolos
para valorarlo todo "de tejas para arriba", como simpáticamente
solían decir.
La riqueza de fe y amor de los esposos
Luis y María Beltrame Quattrocchi es una demostración viva de lo que el
concilio Vaticano II afirmó acerca de la llamada de todos los fieles a la
santidad, especificando que los cónyuges persiguen este objetivo "propriam
viam sequentes", "siguiendo su propio camino" (Lumen gentium,
41). Esta precisa indicación del Concilio se realiza plenamente hoy con la
primera beatificación de una pareja de esposos: practicaron la fidelidad al
Evangelio y el heroísmo de las virtudes a partir de su vivencia como esposos y
padres.
En su vida, como en la de tantos otros
matrimonios que cumplen cada día sus obligaciones de padres, se puede
contemplar la manifestación sacramental del amor de Cristo a la Iglesia. En
efecto, los esposos, "cumpliendo en virtud de este sacramento especial su
deber matrimonial y familiar, imbuidos del espíritu de Cristo, con el que toda
su vida está impregnada por la fe, la esperanza y la caridad, se acercan cada
vez más a su propia perfección y a su santificación mutua y, por tanto, a la
glorificación de Dios en común" (Gaudium et spes, 48).
Queridas familias, hoy tenemos una
singular confirmación de que el camino de santidad recorrido juntos, como
matrimonio, es posible, hermoso y extraordinariamente fecundo, y es fundamental
para el bien de la familia, de la Iglesia y de la sociedad.
Esto impulsa a invocar al Señor, para que
sean cada vez más numerosos los matrimonios capaces de reflejar, con la
santidad de su vida, el "misterio grande" del amor conyugal, que tiene
su origen en la creación y se realiza en la unión de Cristo con la Iglesia (cf.
Ef 5, 22-33).
fuente: Vaticano
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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