Evangelio del día: Debes preparar tu corazón para la venida del
Señor
Evangelio del día. AUDIO. Mateo 25,1-13 - XXI semana tiempo
ordinario: Jesús nos pide es que estemos preparados al encuentro
Evangelio del día: Mateo 25,1-13
Evangelio del día: (La
parábola de las vírgenes prudentes): En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola
a sus discípulos: Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes
que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias
y cinco, prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de
aceite, mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de
aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y
se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: "Ya viene el
esposo, salgan a su encuentro". Entonces las jóvenes se despertaron y
prepararon sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: "¿Podrían
darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?" Pero estas
les respondieron: "No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a
comprarlo al mercado". Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban
preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. Después
llegaron las otras jóvenes y dijeron: "Señor, señor, ábrenos", pero
él respondió: "Les aseguro que no las conozco". Estén prevenidos,
porque no saben el día ni la hora" Palabra
del Señor
Reflexión del Papa Francisco
Existe este tiempo inmediato entre la primera venida de Cristo y
la última, que es precisamente el tiempo que estamos viviendo.
En este contexto del tiempo inmediato se sitúa la parábola de
las diez vírgenes. Se trata de diez jóvenes que esperan la llegada del Esposo,
pero él tarda y ellas se duermen.
Ante el anuncio improviso de que el Esposo está llegando todas
se preparan a recibirle, pero mientras cinco de ellas, prudentes, tienen aceite
para alimentar sus lámparas; las otras, necias, se quedan con las lámparas
apagadas porque no tienen aceite; y mientras lo buscan, llega el Esposo y las
vírgenes necias encuentran cerrada la puerta que introduce en la fiesta
nupcial. Llaman con insistencia, pero ya es demasiado tarde; el Esposo
responde: no las conozco.
El Esposo es el Señor y el tiempo de espera de su llegada es el
tiempo que Él nos da, a todos nosotros, con misericordia y paciencia, antes de
su venida final; es un tiempo de vigilancia; tiempo en el que debemos tener
encendidas las lámparas de la fe, de la esperanza y de la caridad; tiempo de
tener abierto el corazón al bien, a la belleza y a la verdad; tiempo para vivir
según Dios, pues no sabemos ni el día ni la hora del retorno de Cristo.
Lo que Jesús nos pide es que estemos preparados al encuentro
-preparados para un encuentro, un encuentro bello, el encuentro con Jesús-, que
significa saber ver los signos de su presencia, tener viva nuestra fe, con la
oración, con los Sacramentos, estar vigilantes para no adormecernos, para no
olvidarnos de Dios.
La vida de los cristianos dormidos es una vida triste, no es una
vida feliz. El cristiano debe ser feliz, la alegría de Jesús. ¡No nos
durmamos!. (Audiencia general, 24 de abril de 2013)
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