Beato Luis María Monti, fundador
fecha: 1 de octubre
n.: 1825 - †: 1900 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 9 nov 2003
hagiografía: Vaticano
n.: 1825 - †: 1900 - país: Italia
canonización: B: Juan Pablo II 9 nov 2003
hagiografía: Vaticano
Elogio: En Saronno, cerca de Varese, en la
Lombardía, región de Italia, beato Luis María Monti, religioso, quien, a pesar
de mantener su condición laical, instituyó los Hijos de María Inmaculada,
congregación que dirigió con espíritu de caridad hacia los pobres y los
necesitados, ocupándose especialmente de los enfermos y huérfanos, y trabajando
en favor de la formación de los jóvenes.
Luigi Monti, religioso laico, a quien sus
discípulos veneraban llamándole «padre» debido a su irrebatible paternidad
espiritual, nació en Bovisio, el 24 de julio de 1825, octavo de una familia con
once hijos. Huérfano de padre a los 12 años, se hizo carpintero para ayudar a
su madre y a sus hermanos pequeños. Joven apasionado, reunió en su taller a
muchos artesanos de su edad así como a campesinos para dar vida a un oratorio
vespertino. El grupo se denominó la Compañía del Sagrado Corazón de Jesús, pero
el pueblo de Bovisio no tardó en apodarlo «La Compañía de los Hermanos».
Dicha compañía se caracterizaba por la austeridad
de vida, la dedicación al enfermo y al pobre, y el tesón para evangelizar a los
que se hallaban alejados del camino. Luigi capitaneaba el grupo. En 1846, a los
21 años de edad, se consagró a Dios y emitió votos de castidad y obediencia en
manos de su padre espiritual. Fue un fiel laico consagrado a la Iglesia de
Dios, sin convento y sin hábito. Sin embargo, no todo el mundo supo acoger el
don que el Espíritu había infundido en él. De hecho, algunas personas del
pueblo, junto al párroco, se opusieron de forma rastrera e implacable, lo cual
desembocó en una denuncia calumniosa en la que se le acusaba de conspiración
politica contra la autoridad austríaca de ocupación. En 1851, Luigi Monti y sus
compañeros fueron encarcelados en Desio (Milán) y fueron puestos en libertad
gracias a un proceso verbal que, sin embargo, no se celebró hasta pasados 72
días de cárcel.
Dócil con su padre espiritual, el
sacerdote Luigi Dossi, entró con él en la congregación de los Hijos de María
Inmaculada que el beato Ludovico Pavoni había
fundado hacía cinco años. Se quedó seis años de novicio. Este tiempo supuso
para Luigi Monti un periodo de transición, en el que se enamoró de las
constituciones de Pavoni, se ejercitó como educador, y aprendió la teoría y la
práctica de la profesión de enfermero, que puso al servicio de la comunidad y
de los afectados por el cólera durante la epidemia de 1885, encerrándose
voluntariamente en la leprosería local.
A los 32 años, Luigi Monti todavía estaba
buscando la realización concreta de su vocación. En una carta con fecha de
1896, cuatro años antes de fallecer, evocó la noche del espíritu, vivida en
este periodo: «Transcurría horas ante Jesús Sacramentado. Y, sin embargo, eran
horas sin pizca de rocío celestial. Mi corazón permanecía árido, frío,
insensible. Estaba a punto de abandonarlo todo cuando, de repente, mientras me
hallaba en mi celda, sentí una voz en mi fuero interno, clara y comprensible,
que me decía: 'Luigi, dirígete al sagrario de la iglesia y expónle tus
tribulaciones de nuevo a Jesús Sacramentado'. Así que haciendo caso de la
inspiración, me voy para allá, me arrodillo, y al cabo de poco ¡maravilla! veo
a dos personajes con forma humana. Los conozco. Son Jesús y su Madre Santísima.
Se me acercan y me dicen en voz alta: 'Luigi, te queda mucho que sufrir
todavía, te quedan luchas mayores que librar. Sé fuerte. Saldrás vencedor de
todo. Nuestra ayuda poderosa no te faltará nunca. Sigue el camino que
empezaste'. Así dijeron, y desaparecieron.»
Inspirado en el testimonio de caridad
de santa María
Crucificada de Rosa, el sacerdote Luigi Dossi planteó a Monti la
idea de crear una congregación para el servicio de los enfermos, en Roma. Luigi
Monti aceptó y sugirió llamarla «Congregación de los Hijos de la Inmaculada
Concepción». Varios amigos suyos de la época de la «Compañía» compartieron
dicha idea y, además, se sumó un joven enfermero experto y muy apasionado,
llamado Cipriano Pezzini.
Una fundación en la Roma de Pío IX no era
cosa sencilla y menos todavía en uno de los hospitales más famosos de Europa,
el hospital de Santo Spirito. Mientras tanto, los capellanes capuchinos, en el
seno de dicho hospital iniciaron una asociación de terceros de San Francisco
para la asistencia corporal a los enfermos. Cuando Luigi Monti llegó a Roma, en
1858, halló una realidad distinta a la que se imaginaban tanto él como su amigo
Pezzini, quien le precedió para entablar las negociaciones que eran menester
con el Comendador, máxima autoridad del hospital.
Comprendió que Dios, en ese momento, lo
quería sencillamente como el «Hermano Luigi de Milán», enfermero del hospital
Santo Spirito. De manera que solicitó humildemente formar parte del grupo
organizado por los PP. Capuchinos. Al principio, se encargó de todos los
servicios reservados en la actualidad al personal sanitario asistente, y
posteriormente la tarea de flebotomiano (sangrador), tal y como consta en el
diploma que le concedió la Università La Sapienza di Roma.
En 1877, por designación unánime de sus
congregantes, Pío IX le encomendó capitanear su propia Congregación y así
siguió hasta su muerte. Pío IX prefirió desde un primer momento la Congregación
de los Hijos de la Inmaculada Concepción tanto por su gran anhelo de ver bien
asistidos a los enfermos de los hospitales romanos como por el hecho de que
llevaba el nombre de la Inmaculada. Convertido en Superior general, Luigi Monti
preparó para la Congregación un código de vida que reflejaba las experiencias
para las que el Espíritu de Dios le había conducido. Los Hermanos, nutriéndose
con la Eucaristía y la meditación del privilegio de la Completamente Pura, se
dedicaron a la asistencia de forma heroica. En los hospicios en masa por
epidemias de malaria, de tifus o tras episodios bélicos, los Hermanos no
dudaban en prestar su propio colchón. Se declaraban todos ellos dispuestos a
asistir a los enfermos de todas las formas de enfermedad, se les enviase a
donde se les enviase. Luigi Monti constituyó otras pequeñas comunidades en la
zona norte de la región del Lacio, en donde él mismo había trabajado
anteriormente brindando servicios médicos de todo tipo asó como en calidad de
enfermero itinerante por los caseríos desperdigados en el campo de Orte, en la
provincia de Viterbo.
En 1882, recibió en Santo Spirito la
visita de un monje cartujo que declaró haber recibido de la Virgen Inmaculada
la inspiración para presentarse ante él. Venía de Desio. El cartujo le presentó
un caso límite: se trataba de cuatro sobrinillos suyos, huérfanos de padre y
madre. Era una señal del Espíritu de Dios y Luigi Monti amplió su obra
asistencial a los menores totalmente huérfanos. Para ellos inauguró una casa de
acogida en Saronno. Su principio pedagógico básico se basaba en la paternidad
del educador. La comunidad de los religiosos acoge al huérfano como en familia,
para «vivir juntos el día», para crear juntos las perspectivas de inserción en
la sociedad con una formación humana y cristiana que sea la base para todas las
vocaciones: a la vida civil, a la familia y al estado de consagración especial.
La muerte le halló en Saronno, exánime,
casi ciego, con 75 años de edad, en 1900. Su proyecto no había recibido todavía
la aprobación eclesiástica. La obtuvo en 1904 de san Pío X, quién aprobó el
nuevo modelo de comunidad previsto por el fundador, concediendo el sacerdocio
ministerial como complemento esencial para desempeñar una misión apostólica
dirigida a todos los hombres, tanto en el servicio de los enfermos como en la
acogida de la juventud marginada. Fue beatificado por SS Juan Pablo II en 2003.
fuente: Vaticano
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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