Santa Áurea de París, abadesa.
De Siria a Francia, del palacio al monasterio.
Santa Áurea de París, abadesa. 4 de octubre.
Quien da referencias a esta santa, tenida por legendaria por los Bollandistas, es San Ouen de Rouen (24 de agosto) en su "Vita S. Eligii". Según él, Áurea era hija de Maurin, funcionario del rey San Dagoberto I (19 de enero) y su madre se llamaba Quiria. Cuando el rey y San Eloi (1 de diciembre) fundaron un monasterio femenino en París, siguiendo la regla de Santa Cesárea de Arlés (11 y 12 de enero) Áurea fue la primera en profesar y fue nombrada abadesa.
Y esto es todo lo que podríamos decir de Áurea, si una estrafalaria leyenda posterior no hubiera hecho acto de presencia. Según esta, Áurea era una princesa siria que buscando al gran obispo Eloy, llegó a París acompañada de 300 doncellas. El santo obispo les construyó un monasterio, de donde fue nombrada abadesa. Cuéntase que estando en el campo, supo que la monja administradora había muerto, regresó al monasterio y la halló muerta. Era tan celosa de su cargo la religiosa, que tenía la llave de la despensa agarrada con tal fuerza que nadie podía quitársela. Áurea le dijo que, en virtud de la obediencia le devolviera las llaves y la monja revivió, soltó las llaves y volvió a morir. En otra ocasión, sin quedaron pan para hornear, pero Áurea lo puso al rojo vivo, se metió en él y recogió las cenizas al rojo vivo. En ese momento, milagrosamente, todas las campanas del convento comenzaron a sonar y las monjas entonaron un "Te Deum", y cuando Áurea salió del horno, viva por supuesto, este estaba lleno de panes horneados. Igualmente se nos dice que tiró de la estola del diácono durante el oficio divino porque el clérigo cantaba fuera de tono, pero se le apareció un ángel que le reprochó su gesto, y por ello hizo penitencia a pan y agua durante siete años, encerrada en una celda.
Áurea murió en paz en 666, muy anciana y sus reliquias fueron veneradas desde el inicio, lográndose muchísimos milagros a la vera de su sepulcro. Sus reliquias se veneran en la iglesia de San Eloi de París. La leyenda cuenta que una princesa siria (otra) que había nacido ciega, tuvo una revelación acerca de que si podía tocar las reliquias de Santa Áurea se curaría. Convenció a su obispo y se fueron a París, donde la princesa sanó al ser tocada con la reliquia de Áurea. Y tanto insistieron, que el clero de París accedió a cortar un brazo a la santa, del que manó muchísima sangre que fue recogida en ampollas. La princesa y el obispo regresaron a Siria con la reliquia del brazo y allí fundaron un monasterio donde la joven tomó el hábito monástico.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo XI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 4 de octubre además se celebra a San Salomón I de Bretaña, rey.
Quien da referencias a esta santa, tenida por legendaria por los Bollandistas, es San Ouen de Rouen (24 de agosto) en su "Vita S. Eligii". Según él, Áurea era hija de Maurin, funcionario del rey San Dagoberto I (19 de enero) y su madre se llamaba Quiria. Cuando el rey y San Eloi (1 de diciembre) fundaron un monasterio femenino en París, siguiendo la regla de Santa Cesárea de Arlés (11 y 12 de enero) Áurea fue la primera en profesar y fue nombrada abadesa.
Y esto es todo lo que podríamos decir de Áurea, si una estrafalaria leyenda posterior no hubiera hecho acto de presencia. Según esta, Áurea era una princesa siria que buscando al gran obispo Eloy, llegó a París acompañada de 300 doncellas. El santo obispo les construyó un monasterio, de donde fue nombrada abadesa. Cuéntase que estando en el campo, supo que la monja administradora había muerto, regresó al monasterio y la halló muerta. Era tan celosa de su cargo la religiosa, que tenía la llave de la despensa agarrada con tal fuerza que nadie podía quitársela. Áurea le dijo que, en virtud de la obediencia le devolviera las llaves y la monja revivió, soltó las llaves y volvió a morir. En otra ocasión, sin quedaron pan para hornear, pero Áurea lo puso al rojo vivo, se metió en él y recogió las cenizas al rojo vivo. En ese momento, milagrosamente, todas las campanas del convento comenzaron a sonar y las monjas entonaron un "Te Deum", y cuando Áurea salió del horno, viva por supuesto, este estaba lleno de panes horneados. Igualmente se nos dice que tiró de la estola del diácono durante el oficio divino porque el clérigo cantaba fuera de tono, pero se le apareció un ángel que le reprochó su gesto, y por ello hizo penitencia a pan y agua durante siete años, encerrada en una celda.
Áurea murió en paz en 666, muy anciana y sus reliquias fueron veneradas desde el inicio, lográndose muchísimos milagros a la vera de su sepulcro. Sus reliquias se veneran en la iglesia de San Eloi de París. La leyenda cuenta que una princesa siria (otra) que había nacido ciega, tuvo una revelación acerca de que si podía tocar las reliquias de Santa Áurea se curaría. Convenció a su obispo y se fueron a París, donde la princesa sanó al ser tocada con la reliquia de Áurea. Y tanto insistieron, que el clero de París accedió a cortar un brazo a la santa, del que manó muchísima sangre que fue recogida en ampollas. La princesa y el obispo regresaron a Siria con la reliquia del brazo y allí fundaron un monasterio donde la joven tomó el hábito monástico.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo XI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 4 de octubre además se celebra a San Salomón I de Bretaña, rey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario