Santa María Faustina Kowalska, virgen
fecha: 5 de octubre
n.: 1905 - †: 1938 - país: Polonia
canonización: B: Juan Pablo II 18 abr 1993 - C: Juan Pablo II 30 abr 2000
hagiografía: Vaticano
n.: 1905 - †: 1938 - país: Polonia
canonización: B: Juan Pablo II 18 abr 1993 - C: Juan Pablo II 30 abr 2000
hagiografía: Vaticano
Elogio: En Cracovia, en Polonia, santa María
Faustina (Elena) Kowalska, virgen de la Congregación de Hermanas de Nuestra
Señora de la Misericordia, que anunció solícita el misterio de la divina
misericordia.
Nació el 25 de agosto de 1905 como la
tercera hija entre diez hermanos en la familia de Mariana y Estanislao
Kowalski, campesinos de la aldea de G»ogowiec. En el santo bautizo, celebrado
en la iglesia parroquial de Ðwinice Warckie, se le impuso el nombre de Elena.
Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, la laboriosidad, la
obediencia y una gran sensibilidad ante la pobreza humana. A los 9 años recibió
la Primera Comunión. La vivió muy profundamente, consciente de la presencia del
Huésped Divino en su alma. Su educación escolar duró apenas tres años. Al
cumplir 16 años abandonó la casa familiar para, trabajando de empleada
doméstica en casas de familias acomodadas de Aleksandrów, ºódï y Ostrówek,
mantenerse a sí misma y ayudar a los padres.
Ya desde los 7 años sentía en su alma la
llamada a la vida religiosa, pero ante la negativa de los padres para su
entrada en el convento, intentó apagar dentro de sí la voz de la vocación
divina. Sin embargo, apresurada por la visión de Cristo sufriente fue a Varsovia
y allí, el 1 de agosto de 1925 entró en la Congregación de las Hermanas de la
Madre de Dios de la Misericordia donde, como sor María Faustina, vivió trece
años. Trabajó en distintas casas de la Congregación. Pasó los períodos más
largos en Cracovia, P»ock y Vilna cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera
y portera.
Para quien la observara desde fuera nada
hubiera delatado su singular intensa vida mística. Cumplía sus deberes con
fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, era recogida y
callada, pero a la vez natural, llena de amor benévolo y desinteresado al
prójimo. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por
la extraordinaria profundidad de su unión con Dios.
Su espiritualidad se basa en el misterio
de la Divina Misericordia, que ella meditaba en la Palabra de Dios y
contemplaba en lo cotidiano de su vida. El conocimiento y la contemplación del
misterio de la Divina Misericordia desarrollaban en ella una actitud de
confianza de niño hacia Dios y la caridad hacia el prójimo. Oh Jesús mío
—escribió— cada uno de tus santos refleja en sí una de tus virtudes, yo deseo
reflejar tu Corazón compasivo y lleno de misericordia, deseo glorificarlo. Que
tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un
sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra. (Diario 1242).
Sor Faustina era una fiel hija de la Iglesia a la que amaba como a Madre y como
el Cuerpo Místico de Jesucristo. Consciente de su papel en la Iglesia, colaboró
con la Divina Misericordia en la obra de salvar a las almas perdidas. Con este
propósito se ofreció como víctima cumpliendo el deseo del Señor Jesús y
siguiendo su ejemplo. Su vida espiritual se caracterizó por el amor a la
Eucaristía y por una profunda devoción a la Madre de la Divina Misericordia.
Los años de su vida en el convento
abundaron en gracias extraordinarias: revelaciones, visiones, estigmas ocultos,
la participación en la Pasión del Señor, el don de bilocación, los dones de
leer en las almas humanas, de profecía y de desposorios místicos. Un contacto
vivo con Dios, con la Santísima Madre, con ángeles, santos y almas del
purgatorio: todo el mundo extraordinario no era para ella menos real que el
mundo que percibía a través de los sentidos. Colmada de tantas gracias
extraordinarias sabía, sin embargo, que no son éstas las que determinan la
santidad. En el Diario escribió:Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni
ningún otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comunión interior
de mi alma con Dios. Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no
constituyen ni la sustancia ni la perfección. Mi santidad y perfección
consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios (Diario
1107).
El Señor Jesús escogió a sor Faustina por secretaria
y apóstol de su misericordia para, a través de ella, transmitir al mundo sugran
mensaje. En el Antiguo Testamento —le dijo— enviaba alos profetas con truenos a
mi pueblo. Hoy te envío a ti a todala humanidad con mi misericordia. No quiero
castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla con mi
Corazón misericordioso (Diario 1588).
La misión de sor Faustina consiste en 3
tareas:
– Acercar y proclamar al mundo la verdad
revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada
persona.
– Alcanzar la misericordia de Dios para el
mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la
práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas
por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción:
Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo
después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y
la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas
de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor
Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar
el amor activo hacia el prójimo.
– La tercera tarea es inspirar un
movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar
la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana
siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la
actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y
la postura de caridad hacia el prójimo. Actualmente este movimiento dentro de
la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones
religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas
comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas
que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor
María Faustina.
Sor María Faustina manifestó su misión en
el Diario que escribió por mandato del Señor Jesús y de los confesores.
Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los
encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi más profundo misterio —dijo el Señor
Jesús a sor María Faustina— tu misión es la de escribir todo lo que te hago
conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos
escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a
mí (Diario 1693). Esta obra acerca de modo extraordinario el misterio de la
misericordia Divina. Atrae no solamente a la gente sencilla sino también a
científicos que descubren en ella un frente más para sus investigaciones. El
Diario ha sido traducido a muchos idiomas,por citar algunos: inglés, alemán,
italiano, español, francés, portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.
Sor María Faustina extenuada físicamente
por la enfermedad y los sufrimientos que ofrecía como sacrificio voluntario por
los pecadores, plenamente adulta de espíritu y unida místicamente con Dios
murió en Cracovia el 5 de octubre de 1938, con apenas 33 años. La fama de la
santidad de su vida iba creciendo junto con la propagación de la devoción a la
Divina Misericordia y a medida de las gracias alcanzadas por su intercesión.
Entre los años 1965-67 en Cracovia fue llevado a cabo el proceso informativo
sobre su vida y sus virtudes y en 1968 se abrió en Roma el proceso de
beatificación, concluido en diciembre de 1992. El 18 de abril de 1993, en la
Plaza de San Pedro de Roma, el Santo Padre Juan Pablo II beatificó a Sor María
Faustina. Sus reliquias yacen en el santuario de la Divina Misericordia de
Cracovia-ºagiewniki.
fuente: Vaticano
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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