Evangelio del día: Apego a la riqueza y vanidad, todo esto nos
aleja de Dios
Evangelio del día. AUDIO. Mateo 19,23-30 - XX semana tiempo
ordinario: Los primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros
Evangelio del día: Mateo 19,23-30
Evangelio del día: (La
recompensa para los que siguen a Jesús): "Jesús dijo entonces a sus
discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de
los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una
aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos". Los discípulos
quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá
salvarse?" Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los
hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible" Pedro, tomando
la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?" Jesús les respondió: "Les
aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente
en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce
tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre
deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien
veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna. Muchos de los primeros serán
los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros Palabra del Señor
Reflexión del Papa Francisco
Cuando un cristiano está apegado a los bienes, hace el mal papel
de un cristiano que quiere tener dos cosas: el cielo y la tierra. Y el punto de
confrontación es precisamente lo que dice Jesús: la cruz, las persecuciones,
quiere decir negarse a sí mismo, sufrir la cruz cada día.
Por su parte, los discípulos tenían esta tentación: seguir a
Jesús, ¿pero cuál será el final de este buen negocio?. Y pensemos en la madre
de Santiago y Juan cuando pidió a Jesús un sitio para sus hijos: "Ah, a
este nómbralo primer ministro y a este ministro de economía".
Era el interés mundano en el seguimiento de Jesús: pero luego el
corazón de estos discípulos fue purificado, purificado, purificado hasta
Pentecostés, cuando lo comprendieron todo.
[...] Cuando se quiere estar con Jesús y con el mundo, con la pobreza
y con la riqueza, surge un cristianismo a medias, que busca la ganancia
material: es el espíritu
de la mundanidad. Y ese cristiano, decía el profeta Elías,
"cojea con ambas piernas", pues no sabe lo que quiere.
Así, la clave para comprender este discurso de Jesús -cien veces
más, pero con la cruz- es la última expresión: "Muchos primeros serán
últimos, y muchos últimos serán primeros". Y esto es lo que dice del
servicio:
"Quien se cree
o quien es el más grande entre vosotros, que sea servidor: el más
pequeño".
No por casualidad, al decir estas palabras Jesús tomó un niño y
lo mostró.
Seguir a Jesús desde el punto de vista humano no es un buen
negocio: se trata de servir...
Son tres cosas, tres escalones, los que nos alejan de Jesús: las
riquezas, la vanidad y el orgullo. Por ello las riquezas son tan peligrosas: te
llevan inmediatamente a la vanidad y te crees importante; pero cuando te crees
importante, se te sube a la cabeza y te pierdes.
Es por ello que Jesús nos recuerda el camino:
"Muchos
primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros, y quien es el primero
entre vosotros que sea el servidor de todos".
Es un camino de abajamiento, el mismo camino recorrido por Él. (Homilía en Santa
Marta, 26 de mayo de 2015)
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