Los santos mártires Macabeos, junto a su madre y Eleazar, escriba, santos
del AT
fecha: 1 de agosto
canonización: bíblico
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
canonización: bíblico
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: Conmemoración del triunfo de los
siete santos hermanos mártires, que en Antioquía de Siria, por su invencible
fidelidad en el cumplimiento de la ley del Señor, durante el reinado de Antioco
Epifanes sufrieron un fin cruel, al igual que su madre, que presenció con dolor
la muerte de cada uno de sus hijos, coronada de gloria en todos ellos, como se
nos refiere en el libro de los Macabeos.
Asimismo, conmemoración también de san Eleazar, uno de los escribas más destacados, varón de edad ya avanzada, que en la misma persecución se negó a comer carne prohibida para salvar su vida, aceptando una muerte gloriosísima antes que una vida ignominiosa, y se adelantó de buen grado al lugar del suplicio, mostrando un admirable ejemplo de virtud.
Asimismo, conmemoración también de san Eleazar, uno de los escribas más destacados, varón de edad ya avanzada, que en la misma persecución se negó a comer carne prohibida para salvar su vida, aceptando una muerte gloriosísima antes que una vida ignominiosa, y se adelantó de buen grado al lugar del suplicio, mostrando un admirable ejemplo de virtud.
Macabeo era el segundo nombre de Judas, el
tercer hijo de Matatías, que fue el primer jefe de los judíos en la rebelión
contra Antíoco IV Epifanes. Más tarde, se aplicó el nombre de Macabeos a todos
los familiares y descendientes de Matatías y a los que los siguieron en el
levantamiento contra el rey de Siria. Entre ellos se contaban los santos que
celebramos en este día. Los Macabeos son los únicos mártires del Antiguo
Testamento a quienes se conmemora en la Iglesia universal y también los únicos
que figuran en el calendario general de la Iglesia de Occidente, aunque en el
Martirologio Romano actual se han ido incorporando otros santos del Antiguo
Testamento.
Los judíos se rebelaron porque Antíoco
quería imponerles la religión griega, pero el pretexto para que estallase la
rebelión, fue la persecución que emprendió Antíoco contra los judíos, como un
desahogo de su furor ante su derrota por el Senado Romano en su segunda campaña
contra Egipto (168 a.C.). En efecto, Antíoco envió a Jerusalén al general
Apolonio al mando de veintidós mil hombres, con la orden de helenizar la
ciudad; en caso de que los judíos se resistiesen, debía matarlos sin piedad y
sustituirlos por extranjeros. El más famoso de los mártires judíos que
prefirieron morir antes que quebrantar la ley divina, fue Eleazar. Era un
anciano de venerable aspecto y uno de los principales escribas o doctores de la
Ley. Los perseguidores, pensando que el pueblo seguiría el ejemplo de Eleazar,
trataron de hacerle apostatar por medio de halagos, amenazas y violencias, pero
el anciano no cedió. Algunos de los que presenciaron la tortura, movidos de
compasión, aconsejaron que se diese a Eleazar un poco de carne de res, que no
estaba prohibida por la Ley a fin de que los judíos creyesen que había comido
carne de puerco, y el rey quedaría satisfecho. Pero Eleazar se negó a admitir
ese subterfugio, diciendo que los jóvenes se sentirían autorizados a violar la
Ley, puesto que él, a los noventa años de edad, había adoptado los ritos de los
gentiles. En seguida añadió que si cometía semejante crimen, no escaparía vivo
ni muerto de la mano vengadora del Todopoderoso. Trasladado al sitio de la
ejecución, Eleazar exclamó antes de morir en la flagelación: «El Señor, que
posee la ciencia santa, sabe bien que, pudiendo librarme de la muerte, soporto
flagelado en mi cuerpo recios dolores, pero en mi alma los sufro con gusto por
temor de él». Todo el episodio se narra en el segundo libro de los Macabeos,
capítulo 6.
En el siguiente capítulo, el libro nos
narra el martirio de otros siete hermanos, que sufrieron la tortura, uno tras
otro, con invencible valor, animados por su propia madre. La muerte del más
joven fue aún más cruel que la de sus hermanos, porque el tirano no cabía en sí
mismso del furor al ver la entereza y constancia de lso creyentes. La madre
animó así al más pequeño: «"Hijo, ten compasión de mí que te llevé en el
seno por nueve meses, te amamanté por tres años, te crié y te eduqué hasta la
edad que tienes. Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver
todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que
también el género humano ha llegado así a la existencia. No temas a este
verdugo, antes bien, mostrándote digno de tus hermanos, acepta la muerte, para
que vuelva yo a encontrarte con tus hermanos en la misericordia.» La madre,
después de haber ofrecido a Dios las vidas de sus hijos, sacrificó la suya
propia antes que quebrantar la Ley del Altísimo. Ignoramos el nombre de los
mártires y el sitio en que fueron sacrificados. El capítulo de los mártires
Macabeos es de gran importancia porque en él se expresa por primera vez con
completa claridad en los límites del Antiguo Testamento la fe en la
resurrección de los cuerpos, por ejemplo en estas palabras del cuarto mártir:
«Es preferible morir a manos de hombres con la esperanza que Dios otorga de ser
resucitados de nuevo por él; para ti, en cambio, no habrá resurrección a la
vida.» (2Mac 7,14)
El caso de los mártires Macabeos es
bastante límite, ya que, en tanto pertenecen al Antiguo Testamento, no son
propiamente mártires de Cristo, a no ser indirectamente, como testigos de la
verdad, la justicia, la ley divina. Sin embargo la tradición cristiana en
general los ha sentido no como mártires indirectos sino como mártires en
sentido propio. Quizás sea precisamente por esa explícita, y extraña al AT,
confesión de la resurrección de la carne. Como sea, la historia de los siete
hermanos mártires ha devenido además un arquetipo de la narración de martirios,
y ha ayudado a dar forma literaria a muchas pasiones de santos. Por ejemplo, el
10 de julio celebramos el martirio de siete compañeros (Félix, Felipe,
etc.) a los que, por "contagio" con la historia de
2Macabeos, la tradición oral terminó convirtiendo en siete hermanos. Lo mismo
ha pasado con otros gurpos de siete mártires.
El nombre de los mártires figura en los
Fasti de Polemio Silvio, en el calendario cartaginés y en el Hieronymianum. Es
curioso observar que en la iglesia de San Pedro ad Vincula hay un sarcófago
dividido en siete compartimentos, con una inscripción que afirma que ahí se
conservan los huesos y las cenizas de los siete Macabeos y de sus padres.
Añadamos que San León Magno, en un sermón que predicó el lº de agosto,
probablemente en dicha iglesia, menciona la doble celebración de la dedicación
del templo y del martirio de los Macabeos. San Jerónimo, que había visto las
reliquias de los Macabeos en Modin, se preguntaba cómo podían los antioquenses
afirmar que las tenían en su ciudad. Desde luego es muy poco probable que las
reliquias de los Macabeos se hayan conservado. Nota: Este artículo sigue, pro
no literalmente, al Butler-Guinea.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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ingreso o última modificación relevante: ant 2012
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