Santa Catalina, mártir, que, según la tradición, fue una virgen de Alejandría dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo. Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte Sinaí.
En Cesarea de Capadocia, san Mercurio, mártir.
En Roma, conmemoración de san Moisés, presbítero y mártir, que en la persecución desencadenada bajo el emperador Decio, al ser martirizado el papa san Fabián, cuidó, junto con el colegio de presbíteros, de los hermanos en la Iglesia, y determinó que debía otorgarse la reconciliación a los lapsos que estuviesen enfermos y moribundos, a quienes consolaba frecuentemente con las cartas de san Cipriano de Cartago durante el largo tiempo que estuvo retenido en la cárcel. Fue coronado, finalmente, con un martirio glorioso y admirable.
En Alejandría de Egipto, san Pedro, obispo y mártir, que, dotado de todas las virtudes, al ser decapitado por mandato del emperador Galerio Maximiano, fue la última víctima de la gran persecución y como el sello de los mártires. Con él se conmemoran tres obispos egipcios, a saber, Hesiquio, Pacomio y Teodoro, junto con otros muchos que, también en Alejandría, sufrieron en la misma persecución y subieron al cielo por medio de cruel espada.
En Numidia, san Márculo, obispo, que, según la tradición, murió mártir en tiempo del emperador Constante, despeñado desde una roca por un tal Macario.
En la región de Agen, en Aquitania, san Maurino, mártir, que, dedicado a la evangelización de la gente del campo, fue despiadadamente destrozado por los paganos, según dicen las crónicas.
En el territorio de Valence, en la Galia, beata Beatriz de Ornacieux, virgen de la Orden Cartuja, insigne por el amor a la Cruz, que vivió y murió con pobreza extrema en el monasterio de Eymeu, fundado por ella misma.
En Reute, de Suabia, en Germania, beata Isabel Achler, por sobrenombre «Buena», virgen, que, viviendo como recluida de la Tercera Orden Regular de San Francisco, cultivó en grado admirable la humildad, la pobreza y la mortificación corporal.
En Seúl, en Corea, san Pedro Yi Ho-yong, mártir, que, siendo catequista, fue hecho prisionero por unos sicarios, juntamente con su hermana santa Agueda Yi So-sa, y por permanecer firme en la confesión de la fe, después de quebrarle por tres veces los huesos, le mantuvieron cuatro años en la cárcel, donde finalmente murió. Fue el primero del glorioso escuadrón de mártires de ese país.
En Puebla de Híjar, población cercana a Teruel, en España, beato Jacinto Ignacio Serrano López, de la Orden de Predicadores y mártir, que fue fusilado en la persecución contra la Iglesia. Junto a él se hace conmemoración del beato mártir Santiago Meseguer Burillo, presbítero de la misma Orden, que por Cristo realizó su glorioso combate en Barcelona, no se sabe exactamente en qué fecha.
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