Estado de la cuestión
La pandemia de COVID-19 es una situación
extraordinaria que compromete la subsistencia de individuos,
familias, comunidades, servicios de salud y economías a nivel
universal. Exige definir el estado de situación y establecer las
necesidades de recursos humanos, tecnológicos, legales y éticos
necesarios para responder al desafío.
La presente intenta aportar a las soluciones que
progresivamente se adaptan a los nuevos escenarios. La
dinámica es enorme. Urge sostener a los profesionales de la salud
que siendo el eje de la atención hacen real el derecho a la salud
y el respeto a la vida de las personas.
La incertidumbre es la constante. Se conoce el
agente etiológico, pero se carece de información suficiente sobre
su naturaleza, las partes antigénicas, el desarrollo, el curso de
la enfermedad y la magnitud de respuesta, que puede variar. Hay
pacientes infectados sin síntomas, causa de la difusión de la
enfermedad, amplia y rápida. La infectividad es alta. Hay
pacientes con fiebre y tos. Otros con fiebre que no cede. Otros
con síntomas gástricos. Hay Covid19 en las heces, en el
miocardio, en el árbol bronquial. Todavía faltan datos para un
consenso. El exceso de información no certificada, deviene en
infoxicación y la difusión de propuestas carentes de aval científico
crea falsas expectativas y alimenta angustias.
Los profesionales Médicos
El equipo de salud es el grupo poblacional de
mayor exposición al contagio. Es el primer paso de contención y
debe ser protegido. Deben estar descansados y saberse
respaldados. Ellos salvan vidas. Su salud debe ser vigilada. El
entrenamiento actualizado frecuentemente de todo el equipo evita
la distracción y el contagio.
Hace falta material de testeo para portadores y
recuperados.
La posibilidad de aerosolización de secreciones y
las superficies contaminadas requieren desinfección efectiva y
elementos de protección que incluyen barbijo quirúrgico, guantes,
antiparras, camisolín estándar o hidrorrepelente, barbijo con
válvula y filtro N-95.
Es necesario prever medidas de alta seguridad en
el descarte de materiales contaminados. Se requiere un especial
transporte de muestras y su manipulación dentro del hospital,
hasta quema de material contaminado. La disposición fuera del
hospital debe estandarizarse y quedar bajo control subsidiario
estatal.
Cada centro de salud debe tener personal de
desinfección afectado a todas las áreas y debidamente instruido.
La mayoría de las instituciones públicas y
privadas carecen de material suficiente, no ofrecen opciones
válidas, exponen al personal y a los pacientes en forma indebida.
Hay que proveer los insumos y reemplazarlos. Hay que aceptar que
la población colabore si es necesario. La dinámica no puede
detenerse. Los más jóvenes y/o los más inexpertos y merecen mayor
cuidado. Todos deben ser reentrenados periódicamente
Deben elaborarse guías y protocolos unificados,
objetivos, neutrales, verificables, racionales y fundados,
generados por personas o grupos con autoridad y conocimiento
reconocidos. Es preciso reunir las mejores conductas para prevenir,
asistir, rehabilitar o curar.
Es necesario proveer de consulta ética y bioética
para subsanar las dificultades que van surgiendo. En una
emergencia las reglas cambian, el mayor bien para la mayoría y el
criterio practico.
Sobre como comunicar la muerte, como entregar un
cuerpo, aun a costa de, por emergencia trascender las diferencias
culturales. La ética respeta diferencias y la multiculturalidad,
pero la necesidad de proteger a los deudos, requerirá la
excepción. La sobrecarga emocional también enferma. Conviene que
la comunicación difícil la realice un asistente social o persona
preparada. Siempre el mismo, que no haya conocido al paciente.
Optar entre los requerimientos individuales y las
necesidades comunitarias excede la obligación del profesional. La
escasez de recursos puede plantear dilemas morales. Las
instituciones deben contar con Comités de Ética, y Seguridad del
paciente activos que puedan asistir a los médicos. En esta tarea
el CAEEM ofrece asistencia y opinión, toda vez que sea requerida
(secretariacaeem@hotmail.com).
En su defecto deben reunir a intensivistas,
clínicos, emergentólogos, epidemiólogos, psicólogos, eticistas y
legistas en Comités de Crisis que estén encargados de establecer
niveles de cuidado acordes con las necesidades y las
posibilidades institucionales ante la aparición de dilemas. Y
elaborar consenso para su resolución. Se sugiere aplicar
discriminaciones positivas para personal de salud, policía,
bomberos y otras profesiones de apoyo y descartar discriminaciones
negativas por edad, comorbilidades y supuesto valor social del
paciente.
Rol del Estado
La responsabilidad de las acciones exige
retribución justa y debido cuidado de la seguridad. Las leyes
argentinas que rigen el ejercicio profesional mencionan escasos
derechos, lo que no significa que las prerrogativas no
explicitadas no tengan vigor. Los profesionales de la salud deben
contar con cobertura social y legal, ART, subsidio por lucro
cesante, seguro de vida, jubilación o pensión adecuadas en caso
de invalidez o muerte causados por el COVID. La emergencia
implica una exigencia y un riesgo aumentados. El rechazo de
vecinos, las amenazas y situaciones de violencia se suman al
padecimiento.
Afianzar la justicia, proveer a la defensa común,
promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la
libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los
hombres del mundo, son promesas que la Constitución nacional
convierte en mandatos. Cuidar a los cuidadores forma parte de las
obligaciones sociales. Para actuar debidamente, el cuidado del
recurso humano es prioritario: la disminución por enfermedad o
muerte de los agentes disminuye la posibilidad de atender las
necesidades y multiplica daños.
El Estado debe proveer los medios que las
entidades científicas estimen necesario, normativizar y vigilar
el buen uso de los recursos y brindar seguridad e higiene en las
instituciones.
No hacerlo es maleficente e injusto. Los
pacientes, quienes los cuidan y la población toda, no lo merecen.
Reglas claras honran la dignidad de todos,
fortalecen el respeto y alimentan la confianza. Unidos,
organizados y esclarecidos, todos juntos, saldremos adelante.
17 de abril de 2020
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