domingo, 4 de agosto de 2019

Santos del día 4 de agosto

Santos del día 4 de agosto
Pridie Nonas augusti
   San Juan María Vianney, presbítero (2 coms.) - Memoria litúrgica   
No se celebra hoy, porque hay una celebración de mayor rango (XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, solemnidad)
Memoria de san Juan María Vianney, presbítero, que durante más de cuarenta años se entregó de una manera admirable al servicio de la parroquia que le fue encomendada en la aldea de Ars, cerca de Belley, en Francia, con asidua predicación, oración y ejemplos de penitencia. Diariamente catequizaba a niños y adultos, reconciliaba a los arrepentidos y con su ardiente caridad, alimentada en la fuente de la santa Eucaristía, brilló de tal modo que difundió sus consejos a lo largo y a lo ancho de toda Europa, y con su sabiduría llevó a Dios a muchísimas almas.
Conmemoración de san Aristarco de Tesalónica, que fue discípulo del apóstol san Pablo, fiel compañero en sus viajes y prisionero junto a él en Roma.
En Roma, en la vía Tiburtina, santos Justino y Crescencio, mártires.
En Tarsia, de Bitinia, san Eleuterio, mártir.
En Persia, santa Ia, mártir durante el reinado de Sapor II.
En Tours, de Neustria, conmemoración de san Eufronio, obispo, que participó en varios concilios, restauró muchas iglesias en la ciudad, erigió parroquias en las aldeas y promovió con gran esmero la veneración de la Santa Cruz.
En los bosques de Panaia, cerca de Catanzaro, en la Calabria, san Onofre, eremita, insigne por sus ayunos y por la austeridad de vida.
En Spalato (hoy Split), en Dalmacia, san Rainero, obispo y mártir, que en primer lugar fue monje, después sobrellevó grandes padecimientos por defender los derechos de la Iglesia en la sede episcopal de Cagli y posteriormente murió apedreado en la de Split.
En Bolonia, en la Emilia, beata Cecilia, virgen, que recibió el hábito de religiosa de manos de santo Domingo, de cuya vida y de cuyo espíritu fue testimonio fidelísima.
En Londres, en Inglaterra, beato Guillermo Horne, mártir, monje en la Cartuja de esta ciudad, en la que nunca se apartó del cumplimiento de la Regla. Debilitado por una larga permanencia en la cárcel durante el reinado de Enrique VIII, y sometido finalmente al suplicio en el patíbulo de Tyburn, emigró a la diestra de Cristo.
En Montreal, en la región de Quebec, en Canadá, beato Federico Janssoone, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, el cual, para el progreso de la fe, difundió notablemente las peregrinaciones a Tierra Santa.
En Madrid, capital de España, beato Gonzalo Gonzalo, religioso de la Orden de San Juan de Dios y mártir, que, en el furor de la persecución contra la fe, confirmó con su sangre su testimonio de Cristo.
En Barcelona, también de España, beatos mártires José Batalla Parramón, presbítero, José Rabasa Bentanachs y Egidio Gil Rodicio, religiosos de la Sociedad de San Francisco de Sales, que durante la misma persecución alcanzaron la vida eterna con la defensa de la fe.
En el campo de concentración de Dachau, cerca de Munich, en Alemania, beato Enrique Krzysztofik, presbítero y mártir, el cual, deportado, en tiempo de guerra, desde Polonia a una cárcel extranjera por haberse profesado cristiano, consumó entre suplicios su martirio.
En Punta de los Llanos, La Rioja, República Argentina, beato Enrique Angelelli, obispo de La Rioja y mártir, que entregó su ministerio al servicio de la paz y la justicia en favor de los más necesitados, y fue muerto en un accidente de coche provocado para acallar su acción pastoral.

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