Santos Ponciano e Hipólito, mártires
fecha: 13 de agosto
fecha en el calendario anterior: 19 de noviembre
†: c. 236 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fecha en el calendario anterior: 19 de noviembre
†: c. 236 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Elogio: Santos mártires Ponciano, papa, e Hipólito, presbítero, que,
deportados al mismo tiempo a Cerdeña, ambos afrontaron allí una condena común y
fueron ceñidos, según la tradición, con una única corona. Sus cuerpos,
finalmente, fueron trasladados a Roma, el primero al cementerio de Calixto, y
el segundo al cementerio de la vía Tiburtina.
refieren a este santo: San Calixto I, San Ceferino, San Cornelio, San Urbano I

El mártir que la Iglesia conmemora en este
día junto con el papa san Ponciano, era un sacerdote romano -quizás de origen
griego- llamado Hipólito, que vivió a principios del siglo III. Era un hombre
muy erudito y el más destacado de los escritores teológicos de los primeros
tiempos de la Iglesia de Roma. La lengua que usaba en sus escritos era el
griego. Tal vez había sido discípulo de san Ireneo, y San Jerónimo le calificó
de «varón muy santo y elocuente». Hipólito acusó al papa san Ceferino de
haberse mostrado negligente en descubrir y denunciar la herejía. Cuando san Calixto I fue
elegido papa, Hipólito se retiró de la comunión con la Iglesia romana y se
opuso al Sumo Pontífice. Un núcleo reducido pero influyente de cristianos
romanos lo eligieron obispo, por lo que resultó ser el primer antipapa de la
historia. El cisma de Hipólito continuó durante los pontificados de Urbano I y
de Ponciano.
Durante la persecución de Maximino, fue
desterrado a Cerdeña junto con el papa san Ponciano, el año 235 y consta que
allí Ponciano renunció a su episcopado para que los romanos pudieran elegir
sucesor. Presumiblemente Hipólito hizo lo mismo; lo cierto es que en el exilio
se reconcilió con la Iglesia y murió mártir en aquella isla insalubre a causa
de los malos tratos que recibió. Su cuerpo fue, más tarde, transladado al
cementerio de la Vía Tiburtina.
Prudencio, basándose en una interpretación
equivocada de la inscripción del papa san Dámaso, confunde a san Hipólito con
otro mártir del mismo nombre y afirma que murió descoyuntado por un tiro de
caballos salvajes en la desembocadura del Tíber. En un himno refiere que
siempre había sido curado de sus enfermedades de cuerpo y alma cuando había ido
a pedir auxilio a la tumba de san Hipólito y agradece a Cristo las gracias que
le ha concedido por la intercesión del mártir. El mismo autor asegura que la
tumba de san Hipólito era un sitio de peregrinación, frecuentado no sólo por
los habitantes de Roma, sino por los cristianos de sitios muy remotos, sobre
todo el día de la fiesta del mártir: «La gente se precipita desde la madrugada
al santuario. Toda la juventud pasa por ahí. La multitud va y viene hasta la
caída del sol, besando las letras resplandecientes de la inscripción,
derramando especias y regando la tumba con sus lágrimas. Y cuando llega la
fiesta del santo, al año siguiente, la multitud acude de nuevo celosamente ...
y los anchos campos apenas pueden contener el gozo del pueblo». Otra prueba de
la gran veneración en que los fieles tenían a san Hipólito, es que su nombre
figura en el canon de la misa ambrosiana de Milán.
En 1551, se descubrió en el cementerio de
san Hipólito, en el camino de Tívoli, una estatua de mármol del siglo III que
representa al santo sentado en una cátedra; las tablas para calcular la Pascua
y la lista de las obras de san Hipólito están grabadas en ambos lados de la
cátedra. La estatua se halla actualmente en el Museo de Letrán.
De san Ponciano sabemos mucho menos que de
su compañero de martirio. Era probablemente romano, y sucedió a san Urbano I en
la sede de Roma hacia el año 230. Convocó en Roma el sínodo que confirmó la
condenación pronunciada en Alejandría de ciertas doctrinas que se atribuían a
Orígenes. Cuando estalló la persecución de Maximino, el papa fue desterrado a
la isla de Cerdeña, calificada de «insalubre», probablemente por razón de las
minas que había en ella. Allí renunció al pontificado; pero no sabemos si vivió
aún mucho tiempo, ni cómo murió. Según la tradición, pereció apaleado.
Algunos años más tarde, el papa san Fabián
trasladó los restos de Ponciano al cementerio de san Calixto, en Roma, donde se
descubrió su epitafio original, en 1909. En la Depositio Martyrum, del siglo
IV, se asocia el nombre de san Ponciano con el de san Hipólito y se designa el
13 de agosto como día de la conmemoración: «Idas Aug. Ypoliti in Tiburtina et
Pontiani in Callisti.»
Artículos del Butler-Guinea
correspondientes a san Hipólito (13 de agosto) y san Ponciano (19 de noviembre
en el antiguo calendario), unidos y modificados. Los estudios sobre san
Hipólito, desde el descubrimiento en 1851 de los «Philosophoumena», han
avanzado de década en década; puede verse un resumen biográfico esencialmente
coincidente con el que dimos, en Quasten, Patrología I, pero lo
más simportante allí es recorrer las obras que se le atribuyen y que se
conservan.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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