San Pedro de Alcántara, presbítero de la Orden de Hermanos Menores, que, adornado con el don de consejo y de vida penitente y austera, reformó la disciplina regular en los conventos de la Orden en España, y fue consejero de santa Teresa de Jesús en su obra reformadora de la Orden Carmelitana. Falleció en la villa de Arenas, en la región española de Castilla, el día 18 de octubre.
Santos mártires Juan de Brébeuf e Isaac Jogues, presbíteros y compañeros de la Orden de la Compañía de Jesús, en el día en que san Juan de la Lande, religioso, fue asesinado por los paganos en el lugar llamado Ossernenon, entonces en territorio del Canadá, el mismo lugar donde algunos años antes había conseguido la corona del martirio san Renato Goupil. Son venerados conjuntamente sus santos compañeros Gabriel Lalemant, Antonio Daniel, Carlos Garnier y Natal Chabanel, que, en la región canadiense, en días distintos, después de muchas fatigas en la misión del pueblo de los hurones para anunciar el evangelio de Cristo a aquellas gentes, terminaron muriendo mártires.
San Pablo de la Cruz, presbítero, que desde su juventud destacó por su vida penitente, su celo ardiente y su singular caridad hacia Cristo crucificado, al que veía en los pobres y enfermos. Fundó la Congregación de Clérigos Regulares de la Cruz y de la Pasión de Jesucristo, y pasó a la gloria en Roma, el día dieciocho de octubre.
Conmemoración de san Joel, profeta, que anunció el día grande del Señor y el misterio de la efusión del Espíritu sobre toda criatura, lo que Dios tuvo a bien hacer llegar a su pleno cumplimiento en la persona de Cristo, el día de Pentecostés.
En Roma, conmemoración de los santos Ptolomeo, Lucio y otro compañero, que, tal como relata san Justino, siendo cristianos honestos, por haber reprendido las costumbres licenciosas y la injusticia en las sentencias, fueron condenados a muerte en tiempo del emperador Antonino Pío y el prefecto Lolo Urbico.
En Ostia Tiberina, san Asterio, mártir.
Cerca de Sens, en la Galia Lugdunense, conmemoración de los santos Sabiniano y Potenciano, considerados como los dos primeros pastores de esa ciudad que completaron su confesión de fe con el martirio.
En tierras de Egipto, san Varo, soldado, que bajo el emperador Maximiano, al visitar y ayudar a seis santos eremitas encarcelados, sabiendo que un séptimo había muerto en el desierto, se ofreció a ocupar su lugar, y junto a ellos, después de varios y crueles tormentos, adquirió la palma del martirio.
En Oléron, junto a los Pirineos, en Aquitania, conmemoración de san Grato, obispo, que en tiempo de Alarico, rey arriano de los godos, participó en el Concilio de Agde, para restaurar la Iglesia en esa región de la Galia.
En Bretaña Menor, san Etbino, monje, que llevó vida solitaria.
En Caivallon, en la Provenza, san Verano, obispo, que gozaba de gran autoridad, sobre todo por la curación de enfermos.
En Evreux, también en la Galia, san Aquilino, obispo, quien, según la tradición, era soldado y practicaba buenas obras; con el consentimiento de su esposa, hizo voto de continencia y fue elegido obispo.
En Oxford, en Inglaterra, santa Frideswida, virgen, que, siendo de estirpe regia, fue elegida abadesa de un monasterio doble de monjes y de monjas.
En Biville, cerca de Cherbourg, en Normandía, beato Tomás Hélye, presbítero, que pasaba los días en el ejercicio de su ministerio y dedicaba las noches a la oración y a la penitencia.
En Londres, en Inglaterra, san Felipe Howard, mártir, que, siendo conde de Arundel y padre de familia, perdió gracia ante la reina Isabel I por haber abrazado la religión católica, a causa de lo cual fue encarcelado, y llevó una vida de oración y penitencia, en la pobreza y en las pruebas, hasta alcanzar la corona del martirio.
En Nagasaki, de Japón, santos mártires Lucas Alfonso Gorda, presbítero, y Mateo Kohioye, religioso, los dos de la Orden de Predicadores. El primero trabajó antes en las Islas Filipinas y pasó después al Japón, donde fue ardiente ministro del Evangelio durante diez años, y el segundo, de dieciocho años de edad, fue su compañero en propagar y testimoniar la fe cristiana (1634).
En Langeac, junto al río Allier, en Francia, beata Inés de Jesús Galand, virgen de la Orden de Predicadores, que, siendo priora de su monasterio, se distinguió por su ardiente amor hacia Jesucristo y su preocupación por el bien de la Iglesia, ofreciendo continuas oraciones y penitencias por sus pastores.
En la aldea de Ossenenon, entonces en el territorio de Canadá, martirio de san Juan de la Lande, religioso de la Compañía de Jesús, asesinado por los paganos; su memoria se celebra hoy mismo en conjunto con ´san Juan de Brébeuf y los mártires de la evangelización del Canadá.
En Wloclawek, Polonia, beato Jorge Popieluszko, sacerdote de la diócesis de Varsovia y mártir
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