En Jerusalén, san Modesto, obispo, el cual, después de que la Santa Ciudad fuese conquistada y devastada por los árabes, reconstruyó monasterios y los llenó de monjes, y con mucho trabajo rehizo los santuarios destruidos por el incendio.
En Eleuterópolis, de Palestina, pasión de los santos soldados, que, en número de cincuenta, y en tiempo del emperador Heraclio, a causa de su fe en Cristo fueron muertos por los sarracenos que asediaban Gaza. Entre ellos se cuentan los santos Juan, Pablo, otro Juan, otro Pablo, Fotino, Zitas, Eugenio, Muselio, Juan, Esteban, Teodoro, Juan, otro Teodoro, hijo del precedente, Jorge, Teopento, otro Jorge, Sergio, otro Jorge, otro Teodoro, Ciriaco, otro Juan, Zitas, Filoxeno, otro Jorge, otro Juan y otro Jorge, todos de la cohorte de los Escitas; Teodosio, Epifanio, Juan, Teodoro, Sergio, Jorge, Tomás, Esteban, Conón, otro Teodoro, Pablo, otro Juan, otro Jorge, otro Juan, otro Juan, Paulino, Cayumas, Abramio, Marmises y Marino, todos de la cohorte de los Voluntarios.
En la Bretaña Menor, san Judicael, que procuró con gran esmero la concordia entre los bretones y los francos, y, tras abdicar de su realeza, se dice que vivió en el monasterio de Saint-Méen.
En Andenne, de Brabante, santa Bega, viuda, la cual, después del asesinato de su marido, fundó el monasterio de la Bienaventurada Virgen María, bajo la Regla de san Columbano y san Benito.
En el monasterio de Fulda, en Austrasia, san Sturmo, abad, discípulo de san Bonifacio, que evangelizó la Sajonia y, por mandato del maestro, edificó este célebre monasterio, que gobernó como primer abad.
En las estribaciones del monte Mercurio, en la Lucania, san Cristóbal de Collesano, monje, que junto con toda su familia trabajó para extender la vida monástica.
Cerca de Bruselas, en Brabante, de la Lotaringia, santa Vivina, primera abadesa del monasterio de la beata María de Grand-Bigard.
En Roma, en el monte Celio, san Juan de Mata, presbítero, que, francés de origen, fundó la Orden de la Santísima Trinidad, para la redención de los cautivos.
En Barcelona, en España, san José Manyanet y Vives, presbítero, que fundó las Congregaciones de Hijos e Hijas de la Sagrada Familia, para que, a ejemplo de la santa Familia de Nazaret, Jesús, Maria y José, todas las familias se orientaran hacia la perfección.
En Don Benito, localidad cercana a Badajoz, en España, beata Matilde del Sagrado Corazón Téllez Robles, virgen, que, contemplando en el prójimo la imagen de Cristo, se consagró con afable diligencia al auxilio espiritual y, sobre todo, material de los pobres, y fundó la Congregación de Hijas de María, Madre de la Iglesia.
En Roma, en Santa Sabina del Aventino, beato Jacinto (Enrique) Cormier, presbítero, el cual, siendo maestro general, gobernó prudentemente la Orden de Predicadores, fomentando los estudios teológicos y espirituales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario