Evangelio del día: Acumular riquezas no asegura la salvación
Evangelio del día. AUDIO. Lucas 12,13-21 - XXVIII semana tiempo
ordinario: El que acumula riquezas para sí, no es rico a los ojos de Dios
Evangelio del día: Lucas 12,13-21
Evangelio del día: (El
peligro de acumular riquezas): En aquel tiempo, uno de la multitud le dijo a
Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia".
Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre
ustedes?" Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aun en
medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus
riquezas". Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas
tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: "¿Qué voy a
hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha". Después pensó: "Voy a
hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré
allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes
almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida".
Pero Dios le dijo: "Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién
será lo que has amontonado?" Esto es lo que sucede al que acumula riquezas
para sí, y no es rico a los ojos de Dios". Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco
Acumular es precisamente una cualidad del hombre, y que hacer
las cosas y dominar el
mundo también es una misión. Y ésta es la lucha de cada día:
cómo administrar las riquezas de la tierra bien, para que estén orientadas al
Cielo y se conviertan en riquezas del Cielo.
Hay una cosa que es verdadera, cuando el Señor bendice a una
persona con las riquezas: lo hace administrador de aquellas riquezas para el
bien común y para el bien de todos, no para el propio bien.
Y no es
fácil convertirse en un administrador honrado, porque existe
siempre la tentación de la avidez, de ser importante.
El mundo te enseña esto y nos lleva por este camino. Pensar en
los demás, pensar que lo que yo tengo está al servicio de los demás y que nada
de lo que tengo me lo podré llevar conmigo.
Pero si yo uso lo que el Señor me ha dado para el bien común,
como administrador, esto me santifica, me hará santo.
Nosotros oímos con frecuencia las tantas excusas de las personas que pasan la vida
acumulando riquezas. Por nuestra parte todos los días debemos
preguntarnos: "¿Dónde está tu tesoro? ¿En las riquezas o en esta
administración, en este servicio para el bien común?"
Es difícil, es como jugar con el fuego. Tantos tranquilizan su
propia conciencia con la limosna y dan lo que les sobra a ellos. Ese no es
administrador: el administrador toma para sí de lo que sobre y, como servicio,
da todo a los demás.
Administrar la riqueza es un despojarse continuamente del propio
interés y no pensar que estas riquezas nos darán la salvación.
Acumular sí, está bien; tesoros sí, está bien, pero aquellos que
tienen precio, digámoslo así, en la bolsa del Cielo. ¡Allí, acumular allí!. (Homilía en Santa
Marta. 19 de junio de 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario