El origen de las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe
Las Mañanitas a la
Virgen de Guadalupe es una de las tradiciones más auténticas del pueblo
mexicano.
10 DICIEMBRE, 2018
Las Mañanitas a la Virgen de
Guadalupe es una de las tradiciones más auténticas del pueblo mexicano
que revela el profundo amor que se le tiene a la Reina de México, y una prueba
de ello es que del 9 al 12 de diciembre, gracias a la televisión, este evento
es visto por millones más de personas, tanto en México como en el extranjero.
La historia de este concierto popular
está estrechamente ligada a la historia de la televisión mexicana. Las
primeras Mañanitas se televisaron en 1951, pese a que entonces muy pocas
familias mexicanas tenían televisor.
A partir de 1952, se empezaron a hacer
tres controles remotos desde el Tepeyac. El primero a las 11 de la noche, del
11 de diciembre, y otro más a las 5 del día 12, con el grupo de artistas que
salía de los cabarets. Ellos se reunían para caminar rumbo a la Basílica sobre
la Calzada de Guadalupe, para cantarle a la Virgen.
“Todo era espontáneo, no había una
organización. Había un micrófono puesto en la Colegiata y cualquier artista o
trío cantaba cualquier canción, la que fuera, y luego se iba. Así llegaron
Ferrusquilla, y otros artistas, incluso, recuerdo a un señor que tocaba
melodías golpeando su serrucho y cantaba”, comentó, en entrevista con Desde
la fe, Carlos Salinas Saucedo, productor de “Las Mañanitas a la Virgen de
Guadalupe” de 1951 a 1997.
La última transmisión era a las 11 de la
mañana, también del 12 de diciembre, previo a la procesión de la Bendición de
las Rosas, la ceremonia más importante de la jornada.
Sin embargo, en 1955 todo cambió por un
accidente, recuerda Salinas Saucedo.
Fue Rafael Solana, quien estaba de
invitado en la transmisión, quien, por error, hizo el siguiente anuncio:
‘faltan 10 minutos para la media noche, cuando todo el pueblo de México le va a
cantar Las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe’.
“Nosotros estábamos en el camión de
Control Remoto. Teníamos una cámara arriba del camión y equipo de luz para
iluminar la fachada de la basílica. Entonces le dije a uno de los ingenieros:
“¿Cuánto te tardas en sacar un monitor y colocarlo arriba del camión?
-Nada, respondió.
“Entonces, un técnico subió el monitor y
la gente se aglomeró para verlo y entonces mandé poner un micrófono y le dijo a
Gustavo Olguín: súbete al techo del camión y organiza unas “Mañanitas”. Gustavo
era muy hábil para eso. Se quitó la cachucha y dijo a la gente: -Vamos a cantar
unas Mañanitas e hicieron un ensayito y contó uno, dos, tres… y todos
cantaron”.
Esas fueron las primeras Mañanitas,
improvisadas, a un costado del atrio de la recién inaugurada Plaza de las
Américas. Las Mañanitas fueron desde el exterior porque como aún no había
relaciones entre México y la Santa Sede, estaba prohibido transmitir desde el
interior.
Al siguiente año, en 1956,
monseñor Guillermo Schulemburg, entonces Abad de la Basílica de
Guadalupe, concedió el permiso para llevar a un grupo de artistas a cantar las
Mañanitas justo a la media noche. Entre ellos fueron invitados Lola Beltrán,
María Victoria, Juan Torres, Tomás Méndez y Amalia Mendoza ‘La Tariácuri’.
“Mi problema, luego, fue organizar a
todos los artistas que querían participar en Las Mañanitas a la Virgen de
Guadalupe por dos razones: porque querían cantar ante la Virgen y porque los
veía todo México. Luego llegaron cámaras de otros países” puntualizó.
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